El grupo terrorista Estado Islámico (EI) recuperó hoy el control de tres pueblos que estaban en manos de facciones rebeldes islámicas en el norte de la provincia siria de Alepo, fronteriza con Turquía, según el OSDH.
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La ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) precisó que los yihadistas retomaron este lunes (2.5.2016) las localidades de Dudian, Tel Shair e Ikda, que grupos insurgentes sirios arrebataron al EI hace semanas.
Mientras, la batalla sigue abierta en esa zona y ambas partes se intercambian fuego de artillería. Los extremistas recuperaron hoy terreno frente a sus oponentes tras la llegada en los últimos días de 300 combatientes del EI de refuerzo procedentes de otros frentes en el sur de la provincia de Al Hasaka y en el norte de Al Raqa, ambas en el noreste sirio.
Entre esos refuerzos figura la Brigada Abu Ansari al Muhayir, la más fuerte del EI en Siria, que se ha dirigido junto al resto de milicianos radicales a la población de Dabiq, en el norte de Alepo, para defenderla del ataque de sus adversarios.
Dabiq es un pueblo de gran importancia para el EI por su simbolismo religioso y fue conquistado por los terroristas en agosto de 2014. Los yihadistas creen en una profecía supuestamente atribuida al profeta Mahoma según la cual la "gran batalla" entre los musulmanes y los "infieles" se desarrollará en Dabiq y el día del Juicio Final llegará con la victoria de los primeros.
Esta localidad ha protagonizado algunos de los vídeos del EI e incluso da nombre a la revista mensual en inglés del grupo.
CP (efe, rtr)
¿Qué queda de Palmira?
En 2015, el Estado Islámico impactó al mundo al destruir monumentos de la antigua ciudadela de Palmira. Una exposición en Colonia muestra dibujos que documentan el esplendor de esas maravillas de la humanidad.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Daniel Lohmann
Artista, arquitecto, arqueólogo
Como muchos de quienes viajaron hacia Oriente en el siglo XVIII, el artista francés Louis-François Cassas provenía de una familia de clase acomodada. Su padre era marqués y agrimensor real. En 1785, Louis-Francois estuvo dos meses en Palmira, haciendo croquis de prácticamente todas las ruinas de ese legendario centro cultural de la Antigüedad.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
Lo que quedó
Cassas encontró solo ruinas en Palmira. Sin embargo, en lugar de dibujar lo que veía, intentó reconstruir la ciudad y poner sobre el papel su antiguo esplendor. El museo Wallraf-Richartz de Colonia tiene 123 de esos dibujos en su colección. Algunos de ellos fueron restaurados para la exhibición "Palmira: ¿qué queda?", que también muestra la destrucción provocada por los terroristas en la región.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
Oasis para comerciantes
Palmira está ubicada a medio camino entre Damasco y la frontera con Irak. Erigida entre los siglos I y III d. C., los monumentales edificios se mantenían bien preservados, como mudos testigos de la magnificencia de la ciudad greco-romana. Caravanas de comerciantes trasladaban especias, gemas preciosas y ropas a la ciudad.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Daniel Lohmann
Diferentes estilos e influencias
Con el tiempo, Palmira fue mezclando su arquitectura greco-romana con estilos locales. El teatro romano semicircular tiene una fachada diseñada al estilo de un palacio oriental. En ese escenario se presentaban obras en arameo.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Marczok
Fascinación con la historia
Artistas y arquitectos han intentado desde fechas tan tempranas como el siglo XV revivir el espíritu de la antigua ciudad. Pero la perspectiva de Cassas era única: usando colores diferentes, distinguió la arquitectura existente de la imaginaria en sus dibujos. El negro representa a la realidad, el rojo señala sus reconstrucciones.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
El centro de la vida religiosa
El templo de Bel fue construido hacia fines del siglo II d. C. bajo dominio romano. Bel era el equivalente local para el dios griego Zeus. La arquitectura combina tradiciones arquitectónicas romanas y griegas, con la adición de ornamentaciones orientales.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
Perdido para siempre
El templo de Baalshamin, de aproximadamente dos mil años de antigüedad y una de las estructuras más completas halladas en Palmira, fue una de las maravillas destruidas por el Estado Islámico. Baalshamin, el "Señor del Cielo", era una de las deidades supremas de Palmira.
Imagen: Reuters/Stringer
Cuánto se perdió y cuánto queda
La Gran Columnata fue la principal avenida de la ciudad. Allí había tiendas a ambos lados de la calle, además del mercado del Ágora, un teatro y un complejo de baños romanos. Cuánto destruyeron los fanáticos del Estado Islámico y cuánto quedará para la posteridad es hoy un misterio. Habrá que esperar que las fuerzas del gobierno sirio terminen de expulsar a los insurgentes de la región.