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El último round presupuestario

12 de septiembre de 2002

El parlamento alemán debatió este jueves el presupuesto fiscal para el año 2003, en el marco de las inminentes elecciones generales y de las cuantiosas secuelas dejadas por las inundaciones en el este del país.

Schröder escucha los reproches de la oposición durante el debate.Imagen: AP

El debate se convirtió, como era previsible, en el pretexto para que el gobierno y la oposición se lanzaran una vez más a la carga en la recta final de la campaña electoral. El hecho de que el presupuesto 2003 ya no podrá ser aprobado por esta legislatura, sino que se tendrá que esperar hasta después de las elecciones del 22 de setiembre, dio oportunidad a los representantes del gobierno y de la oposición conservadora de echar mano de sus respectivos programas en materia económica y a no escatimar en acusaciones mutuas.

La discusión se centró en la reducción del gasto público, la reforma fiscal y el déficit presupuestario alemán, cuya cifra podría estar acercándose demasiado al límite del 3 % del Producto Interno Bruto fijado por el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea.

La premisa es ahorrar

El Ministro federal de Finanzas, el socialdemócrata Hans Eichel, subrayó que, en caso de una victoria electoral de su partido, mantendrá su rigurosa política de austeridad, así como la prevista reducción del nuevo endeudamiento fiscal. También apuesta por conseguir hasta el 2006 un presupuesto equilibrado, es decir, sin déficit.

Eichel es el artífice de la reforma fiscal escalonada que prevé importantes descargas tributarias. El ministro destacó que la política fiscal del gobierno, “convirtió a la mediana empresa y a las familias alemanas en las ganadoras de la reforma fiscal y del sistema de jubilaciones.” El proyecto presupuestario de Eichel prevé una reducción de gastos para el año entrante del 0,5 por ciento hasta los 246 mil millones de euros, así como un retroceso del nuevo endeudamiento en 5 mil millones.

El costo de las riadas

La oposición conservadora, por su parte, acusó al gobierno de Schröder de echar mano de una subida solapada de los impuestos para costear situaciones inesperadas, como el incremento de los gastos de seguridad tras el 11 de setiembre o ahora, para financiar los gastos derivados de las inundaciones.

Esto en referencia a que, debido a la imprevisible devastación provocada por las riadas en varios estados federados alemanes, el gobierno de socialdemócratas y ecologistas optó por postegar la segunda fase de la rebaja tributaria en un año. Además, y en el mismo marco de las medidas económicas de emergencia, Eichel congeló todos los gastos extraordinarios contemplados en el presupuesto.

Efectos colaterales

Alemania, considerada la locomotora económica europea, ha resentido especialmente el debilitamiento de la economía mundial y la ralentización de la coyuntura estadounidense, dado que es ante todo una potencia exportadora. El crecimiento económico alemán avanza muy lentamente en lo que va de este año, a un ritmo de un 0,3 por ciento por trimestre, muy por debajo de las expectativas del gobierno de socialdemócratas y verdes. La confianza de los empresarios alemanes para con el gobierno ha registrado un retroceso, a la que se suma el alto índice de desempleo, que superó los cuatro millones de personas en agosto, y que constituye el gran problema de la economía alemana.

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