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El acuerdo sobre presupuesto de la UE es un error político

Barbara Wesel
11 de diciembre de 2020

Angela Merkel logró que Polonia y Hungría levantaran su veto, salvando de esta manera el presupuesto de la UE. Puede que eso fuera necesario, pero, políticamente, es un error, opina Barbara Wesel.   

Imagen: Czarek Sokolowski/AP/dpa/picture alliance

En el último tramo de un difícil período en el que Alemania ha ocupado la presidencia rotativa del Consejo Europeo, Angela Merkel no ha querido permitir que la unidad europea saltara por los aires. Por regla general, el instinto de Merkel le lleva siempre a mantener el rebaño unido, incluyendo a las ovejas negras. Y esta vez lo ha logrado con un acuerdo típicamente europeo, que no es verdaderamente bueno, pero tampoco rematadamente malo. 

La UE, ¿autoservicio de dinero?

De ahí ha resultado una regulación que, por lo pronto, no será aplicable. La idea había sido que, después de años de amargas discusiones, el mecanismo que protege el Estado de derecho se convertiera en un arma auténtica en la lucha contra las derivas antidemocráticas de Gobiernos como el polaco y el húngaro.

El pasado verano, Holanda y otros países dieron su consentimiento a un endeudamiento común europeo en forma de "coronafondos" a cambio de que se cerrara el buffet libre de las ayudas para los antidemócratas. También ellos aprobaron ahora el compromiso, porque la UE sin un presupuesto en tiempos de pandemia hubiera quedado atada de pies y manos. Durante años, muchos se preguntaron por qué tenían que financiar con sus impuestos a la corrupta camarilla del presidente húngaro, Viktor Orban.

Con su veto, los autócratas han logrado poner a la nueva regulación un par de frenos legales que les garantizan la impunidad de forma temporal. Desde aquí se escuchan sus gritos de júbilo. Siempre estuvo claro que a Orban y a sus afines polacos del partido PiS solo les duele cuando se trata de dinero. El Tribunal de Justicia europeo ha fallado varias veces contra ellos, pero ignoran las sentencias. Realmente la única forma de frenarlos es retirarles el dinero de la UE. 

¿Por qué tenemos que tolerar a un Viktor Orban, con sus insultos, sus mentiras propagandísticas y su antisemitismo? Tanto él como la cada vez más autoritoria Poloniallevan a la UE a sus límites políticos. La ampliación de la UE con países del este en 2004 fue la apuesta por una evolución democrática prácticamente forzada en los nuevos miembros, pero solo ha funcionado en parte. Casi en todas partes hay problemas de transición, la corrupción está extendida y la lucha por una Justicia independiente aún no está ganada. Pero en Polonia y Hungría, la cosa es diferente, porque allí hay Gobiernos que están camino de convertirse en regímenes autocráticos que acaban con la libertad de prensa y la Justicia independiente, al mismo tiempo que limitan sistemáticamente los derechos civiles.

Barbara Wesel.

La UE no puede tolerar a esos países en sus filas y tampoco puede seguir mirando hacia otro lado, porque, de esa forma, los cimientos quedan dañados. La infección comienza en un sitio y se extiende hacia el resto de los miembros. Las democracias liberales atraviesan tiempos difíciles y no podemos permitir que se pudran desde dentro.

Falso espíritu de equipo

Tal vez en dos años habrá la posibilidad de quitar dinero a Orban y al partido de Kaczynski con el nuevo mecanismo. Bruselas podría haber aplicado medios ya existentes y haberles amenazado con la retirada de su derecho al voto. Pero la cobardía y un falso espíritu de equipo entre los jefes de Gobierno europeos lo han impedido. Ambos países han ganado tiempo para seguir impulsando todavía más el desmantelamiento de la democracia. Siempre reciben denuncias y apercibimientos, pero a ellos les da exactamente igual. Mientras la UE no los frene en serio, Orban y compañía continuarán imperturbables y la debacle política al final será casi imposible de manejar. Puede que fuera necesario el compromiso sobre el presupuesto de la UE, pero, por desgracia, políticamente es un error.

(ms/ers)