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El Aleph de Pablo Katchadjian

Diego González
24 de noviembre de 2016

Kodama, viuda y heredera del gran escritor argentino Jorge Luis Borges, demandó al autor de una obra que "interviene" el cuento El Aleph. El lunes se dictó el procesamiento del autor y estalló el debate ¿Arte o plagio?

Argentinischer Schriftsteller Jorge Luis Borges & Ehefrau Maria Kodama in Rom 1981
Imagen: Imago/Leemage

En 2009 Pablo Katchadjian publicó El Aleph engordado. Una obra - en rigor una intervención - en la que el autor "trabaja sobre" el emblemático cuento del escritor argentino Jorge Luis Borges. El objetivo es construir intencionalmente un terreno difuso, en el que no se pueda reconocer qué parte le corresponde a cuál de los autores. "Si bien no intenté ocultarme en el estilo de Borges, tampoco escribí con la idea de hacerme demasiado visible: los mejores momentos, me parece, son esos en los que no se puede saber con certeza qué es de quién”, dice Katchadjian en el final de la posdata. Pero a María Kodama, viuda y única heredera de las obras de Borges, el experimento no le gustó y presentó una querella penal por plagio. El lunes (22.11.2016) se abrió un proceso contra Katchadjian.

En esta "reescritura", el autor le agregó 5600 palabras a las 4000 del cuento de Borges. Son unas 50 páginas, publicadas por una editorial chica (Imprenta Argentina de Poesía) con una tirada de tan solo 200 ejemplares. El autor ya había jugado de este modo con otro clásico de la literatura argentina, el Martín Fierro de José Hernández. Agarró sus versos y los reordenó, esta vez de modo alfabético. Su objetivo era "abrir" al clásico, resignificarlo. Lo mismo que intentó con el Aleph.

Pero Kodama reaccionó en 2011 con virulencia e inició acciones legales contra el autor por defraudación de los derechos de propiedad. "Estamos defendiendo la obra de Borges. Nuestro objetivo es evitar que cualquiera pueda faltarle el respeto alterándola. Se trata de reivindicar la integridad material y moral de la obra", dijo en diálogo con la DW el abogado de Kodama, Fernando Soto.

La Justicia

Katchadjian fue sobreseído en primera instancia. Kodama apeló, y la Cámara confirmó el sobreseimiento con mayor firmeza que la primera vez. Kodama y su abogado decidieron entonces volver a apelar y esta vez la Cámara de Casación les dio la razón. Así, el juez decidió procesar al escritor por "defraudación". La decisión derivó en un embargo por 80 mil pesos (casi 5 mil euros). 

En agosto de 2015, la justicia ordenó realizar un peritaje de las obras. La conclusión fue clara: "Pablo Esteban Katchadjian defraudó los derechos de propiedad intelectual que le reconoce la legislación vigente a María Kodama en relación con la obra literaria El Aleph". Y agrega: "Surge en forma palmaria la alteración del texto de la obra de Borges por parte del evaluado, dejando caer por tierra el descargo intentado por este último, en cuanto pretende explicar que la publicación de El Aleph engordado obedece simplemente a una experimentación literaria".

Imagen: picture alliance/Effigie/Leemage

La Deutsche Welle se comunicó con el escritor pero dijo que prefería no hablar del tema.

Los escritores

El caso movilizó a los círculos literarios argentinos. En julio de 2015 se realizó un acto en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires - que dirigió el propio Borges entre 1955 y 1973 - y se recolectaron firmas en rechazo a la denuncia.

En ese contexto, florecieron columnas de opinión en los principales medios argentinos. Entre ellas, la del escritor Martín Kohan para el semanario Perfil. Dice: "(El Aleph engordado es) una gran interpretación de Borges, porque la apuesta borgeana consistía en contraer, compactar, reducir, resumir; pero también en pensar que en un punto de máxima concentración (concretamente, El Aleph) podía caber el universo entero. Y Katchadjian retomó El Aleph (El Aleph de Borges, ¿cuál otro?) para expandirlo: produjo en la escritura de Borges (¿dónde, si no?), por medio de la propia escritura (¿y cómo, si no?), una lectura borgeana de Borges".

Consultada por la DW, la escritora y periodista Sonia Budassi sostiene que Kodama "parece una policía de la obra y, en su excesivo resquemor, termina cercenándola en lugar de permitir que siga expandiéndose. El mismo Borges practicaba desde su literatura aquel concepto que sostiene que escribir es reescribir, de que reescribir es leer (recordemos el enorme cuento Pierre Menard, autor del Quijote en que un personaje borgiano que, justamente, reescribía El Quijote), y lo que hace Kodama parece ir muy en contra de aquellos preceptos".

 

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