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El Amazonas de Venezuela: ¿presa de los intereses políticos?

31 de agosto de 2019

Venezuela ha sido excluida de la cumbre convocada para coordinar acciones de cara a los incendios que azotan a la Amazonia, sobre todo en Brasil y Bolivia. ¿No tiene ese país nada que aportar a la lucha contra el fuego?

Indígena piaróa en el río Orinoco, frontera amazónica entre Venezuela y Colombia.
Indígena piaróa en el río Orinoco, frontera amazónica entre Venezuela y Colombia.Imagen: AFP/Getty Images/L. Ramirez

La cuenca del Amazonas abarca áreas extensas de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, la Guayana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Ese territorio de 7,4 millones de kilómetros cuadrados es golpeado con frecuencia por incendios de gran escala. Y los que actualmente lo azotan, sobre todo en Brasil y Bolivia, amenazan con superar la devastación causada por el gran fuego de 1998, que arrasó con 37.000 kilómetros cuadrados de sabanas en el estado brasileño de Roraima. Esto ha hecho sonar la alarma. El 23 de agosto, Bolivia instó a la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) a sesionar con carácter de urgencia.

El mismo día, cediendo a la presión internacional, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, les ordenó a las Fuerzas Armadas involucrarse de inmediato en las labores de extinción de los incendios forestales. El 25 de agosto, el mandatario boliviano, Evo Morales, se mostró dispuesto a aceptar ayuda externa para combatir el fuego en la Chiquitanía, una llanura ubicada en el sudeste de su país, fronteriza con Brasil. Dos días más tarde, los Gobiernos de Perú y Colombia anunciaron que convocarían a una cumbre regional con miras a coordinar las respuestas a esta catástrofe; una cuyas causas aún no han sido determinadas, por cierto.

Este miércoles (28.8.2019), Bolsonaro informó que todos los Estados sudamericanos menos Venezuela enviarían emisarios a un encuentro que tendrá lugar el 6 de septiembre en Leticia, Colombia, para diseñar una política común de cara a los incendios. La declaración del presidente brasileño pone en evidencia de nuevo el grado de aislamiento en que se encuentra el hombre fuerte de Caracas, Nicolás Maduro, descrito desde principios de 2019 como “mandatario en funciones” para distinguirlo del líder antichavista Juan Guaidó, reconocido por más de medio centenar de países como jefe de Estado interino de Venezuela.

El presidente de facto de Venezuela, Nicolás Maduro.Imagen: picture-alliance/AP Photo/L. Fernandez

Maduro, sin conflicto de intereses 

Pero esa exclusión de Venezuela también obliga a preguntar, ¿no tendría ese país algo importante que aportar a la lucha contra el fuego en Brasil y Bolivia? ¿Tendría Maduro la capacidad material y logística para sofocar grandes incendios si éstos amenazaran la Amazonia venezolana? Y, si no la tuviera, ¿aceptaría el régimen chavista la ayuda ofrecida por otros Estados? “En lo que respecta al Ejecutivo de Maduro, puede que no le falte capacidad técnica, sino voluntad”, sostiene Andrei Serbin Pont, director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), un think tank latinoamericano con sede en Buenos Aires.

“Las zonas de Venezuela que podrían verse afectadas por fuegos como los de Brasil y Bolivia son, en buena parte, aquellas donde priman los intereses corporativos de un segmento de la cúpula militar venezolana y de grupos paraestatales dedicados a la minería ilegal y al tráfico tanto de bienes como de personas”, explica el investigador, dejando entrever que, si Maduro apelara a equipos militares para apagar incendios en la Amazonia venezolana, lo haría solamente para proteger los intereses mencionados y no para preservar la valiosa región selvática. “A Maduro le importan muy poco las cuestiones medioambientales”, subraya.

Serbin Pont agrega que, en el caso hipotético de que se registren fuegos en el sur de Venezuela, a Maduro no le costaría nada intentar atribuir su propia inacción a las sanciones económicas que pesan sobre su Gobierno; desconocer por completo la problemática, “como lo ha hecho con la destrucción medioambiental generada por la explotación del Arco Minero del Orinoco, en el estado Bolívar”; o recurrir a una retórica nacionalista como la de Bolsonaro, quien aceptó que Chile enviara cuatro aviones para extinguir los incendios en Brasil, pero rechazó los 20.000 millones de dólares que el G7 le ofreció, sugiriendo que eran una afrenta a la soberanía de su país.

Juan Guaidó, reconocido por más de cincuenta países como jefe de Estado interino de Venezuela.Imagen: Getty Images/E. Uzcategui

Guaidó, hipotético S.O.S.

Ricardo Sucre, profesor de Estudios Políticos en la Universidad Central de Venezuela, no comparte las opiniones de Serbin Pont. “Aunque ningún escenario es descartable en el ámbito político, yo no creo que Maduro se inhibiría de enviar soldados a la selva amazónica para sofocar incendios si fuera necesario. ¿Por qué habría de hacerlo, si él envía equipos civiles y militares al extranjero cuando hay catástrofes naturales en otros países? ¿Por temor a que los uniformados deserten o a que los anillos de seguridad a su alrededor se debiliten, como comentan algunos analistas? No lo creo. Tampoco pienso que Maduro rechace la ayuda externa”, dice.

A juicio de Sucre, ante la eventualidad de que incendios muy grandes fustigaran a la selva amazónica venezolana, Maduro sólo se vería obligado a rechazar el socorro ofrecido por terceros si éste fuera instrumentalizado políticamente. “Como lo fue la ayuda humanitaria por mucho tiempo”, critica el politólogo. “Si Maduro percibiera que la ayuda para apagar incendios viene condicionada por su dimisión o envuelta en una narrativa que le es adversa, no la aceptaría. Por ejemplo, Guaidó podría pedir auxilio internacional para rescatar la selva amazónica venezolana y darle un impulso a su propia agenda política”, acota.

“Imaginemos por un momento que Guaidó hace una petición formal de ayuda para combatir las llamas en la Amazonia venezolana: tanto Brasil como Estados Unidos, que desconocen a Maduro y reconocen a Guaidó como presidente interino de Venezuela, reaccionarían positivamente a ese llamado. Ambos Estados podrían emprender una acción conjunta, probablemente camuflada con la esperanza de que Maduro y sus aliados no la percibieran como una incursión militar hostil en territorio venezolano. En política todo es posible. Eso sí, me reservo el pronóstico de lo que podría pasar si se consuma ese escenario en particular”, señala Sucre.

(jov)

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