Desde la mañana hasta la noche nos acompaña el teléfono celular. ¿Daña eso la salud? Alexander Markowetz, autor de un libro al respecto, piensa que sí. Y aboga por un cambio de hábitos.
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DW: Parece haber una simbiosis entre el teléfono móvil y el usuario. El celular nos acompaña todo el día, nos recuerda nuestras citas, nos avisa cuándo nos movemos demasiado poco, y por la noche es lo último que apagamos. ¿Cuán nocivo puede resultar tal comportamiento?
Alexander Markowetz: El móvil tiene muchas funciones que nos facilitan la vida. Sin mi agenda electrónica, también yo estaría perdido. Pero tenemos que aprender a usarlo. Telefoneamos 7 minutos al día, pero interactuamos dos horas y media diarias con el celular. (…) Es probable que solo el 10 por ciento de las operaciones las hagamos en forma consciente.
¿Es muy negativo pasar tanto tiempo al día en eso?
El problema no son las dos horas y media, sino la cantidad de interrupciones. Cada 18 minutos hacemos algo con el celular. A eso se suman otras interrupciones como las llamadas telefónicas, los mensajes de texto de los amigos, o la televisión. En suma, nos interrumpimos permanentemente. Vivimos una fragmentación de nuestra jornada. Pero los seres humanos no estamos hechos para hacer varias cosas simultáneamente. Dedicamos nuestra atención alternadamente a diversas actividades. Cuando nos aburrimos, cambiamos de actividad. Eso, a la larga, nos causa estrés. Perdemos en cuanto a productividad y sensación de felicidad.
¿Qué efectos tienen las permanentes distracciones?
Un ejemplo: en el yoga adoptamos una postura ortopédicamente correcta e intentamos focalizar nuestra conciencia. Si hacemos yoga media hora al día, al cabo de siete años seremos personas relajadas. En cambio, al usar el Smartphone, adoptamos una posición absurdamente incorrecta y nos dispersamos mentalmente. En consecuencia, hacemos una especie de anti-yoga dos horas y media al día. Nos estresamos, nos ponemos depresivos y nuestra concentración se disipa. Todavía no se ha estudiado científicamente qué efectos precisos tendrá ello en nuestra sociedad en los años venideros. Eso obedece a que los teléfonos inteligentes no están hace tanto tiempo en el mercado.
También nos hacen falta en la vida cotidiana las pausas forzadas, como la espera del autobús. Pero hemos acabado con esos tiempos muertos, que nos ayudaban a relajarnos. Esos momentos son claves para las terapias contra el estrés o las depresiones.
Son perspectivas sombrías. ¿Podemos hacer algo en contra?
Debemos evitar interrupciones. Tenemos que tomar conciencia de nuestros hábitos y reducir tales interrupciones. Nos ayudaría hacer una “dieta digital”… Por ejemplo, vale la pena mirar el reloj en lugar de encender el celular para ver la hora.
¿Qué más podemos hacer?
Las personas no pueden decidir con cuánta frecuencia son interrumpidas por formas de comunicación externas. Es un problema social y cultural. Debemos comenzar a ser más considerados.
De niños aprendimos a no llamar por teléfono a alguien después de cierta hora. O durante la hora del almuerzo. Esa etiqueta se ha perdido. Debemos volver a recuperarla.
Si los niños hacen diariamente dos horas y media de anti-yoga, se perfila una generación bastante depresiva e improductiva, con problemas de concentración. ¿Qué posibilidades tienen los padres de prevenir?
El problema central es que los más jóvenes no tienen experiencia offline. Si hoy en día un quinceañero se ve forzado a dejar de estar en línea, se le viene el mundo abajo. Siente que no puede perderse nada. Cree que cada 15 minutos deben pasar cosas importantes. Pero, si se da cuenta de que pasado ese lapso el mundo sigue existiendo, sería un avance.
Alexander Markowetz es docente de la Universidad de Bonn y autor del libro "Burnout digital".
10 pequeños inventos de origen alemán
Alemania es conocida por sus trascendentes inventos: desde el motor de combustión hasta las aspirinas, pasando por la fisión nuclear. Pero este país ha sido cuna de otros descubrimientos menos espectaculares.
Imagen: picture-alliance/dpa/I. Langsdon
MP3
Tan invisible como omnipresente: el MP3 fue tan solo un deseo, hasta que Karlheinz Brandenburg convirtió en realidad la compresión de archivos de audio. Y aún más: el nuevo formato permitió el mejor almacenamiento y transferencia de música digitalizada. Fue el punto de partida de una nueva industria musical, con sitios como Napster.
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La perforadora
Solía ser la reina de los escritorios, pero la digitalización de documentos le restó mucha popularidad. El reinado, sin embargo, duró lo suficiente. Matthias Theel y Friedrich Sonnecken inventaron la perforadora e inscribieron la patente el 14 de noviembre de 1886. Desde entonces, el sonido de este accesorio marcó el ritmo de la actividad en millones de oficinas en todo el mundo.
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El taladro eléctrico
Poco a poco se ganó un lugar como símbolo de tareas tradicionalmente masculinas. La caja de herramientas no está completa sin uno de ellos. El taladro fue inventado en 1889 en Australia, pero fue en Alemania donde el empresario Wilhelm Emil Fein desarrolló la versión portátil. Sin este aparato, no hubiera sido posible realizar uno mismo tantas reparaciones domésticas.
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Fanta
Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos quería sancionar fuertemente a Alemania y, entre otras cosas, promovió un embargo de Coca-Cola. Pero el jefe de esta empresa en Alemania, Max Keith, decidió inventar otra bebida con ingredientes como pulpa de manzana. Fue el nacimiento de un refresco de culto.
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El filtro para café
En cada uno de nosotros se esconde un inventor. En 1908, Melitta Bentz, ama de casa, se preguntó por qué sabía tan amargo el café que bebía. Así que se puso a probar con un filtro experimental de papel, y obtuvo la recompensa de una bebida de muy balanceado sabor. Bentz patentó su idea. Hoy, ésta da empleo a 3.300 trabajadores en el consorcio Melitta Group KG.
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La cinta adhesiva
Como si haber inventado la crema Nivea y el lápiz labial humectante Labello fuera poco, el boticario Oscar Troplowitz desarrolló también la idea de la cinta adhesiva, que con el paso de las décadas ha demostrado ser un instrumento útil en un sinnúmero de situaciones. Además, también inventó las bandas adherentes con fines medicinales.
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El acordeón
Aunque el instrumento musical es asociado principalmente con la Chanson francesa, en realidad fue inventado en 1822 por Christian Friedrich Ludwig Buschmann. Al fabricante de instrumentos de Turingia se le atribuye además la invención de la armónica. Ambos instrumentos han conquistado el mundo, tanto en las calles como en las salas de concierto.
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El árbol de Navidad
Finlandia puede reclamar el origen de San Nicolás, pero el árbol de Navidad definitivamente viene de Alemania. Cerca del año 1800 se puso de moda poner un árbol navideño en los palacetes alemanes, pero al final del siglo XIX la tradición se generalizó. Antes, el árbol era decorado con frutas, nueves y velas. Hoy, la ornamentación navideña prácticamente no conoce límites.
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Botines con tacos atornillables
Si bien los botines de fútbol fueron inventados en Inglaterra, fue Adi Dassler, fundador del consorcio Adidas, quien en 1954 desarrolló la técnica de tacos intercambiables y atornillables en la suela. Seguramente eso contribuyó al primer título mundial de Alemania. El hermano mayor de Adi, Rudolf Dassler, que trabajaba para la competencia, montó en cólera, pues reclamaba para sí el invento.
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El taxímetro
O se le ama, o se le odia. El taxímetro fue inventado en 1891, en Berlín, por Friedrich Wilhelm Gustav Bruhn, por encargo del pionero del automóvil, Gottlieb Daimler. A algunos les puso los cabellos de punta. ¿Cambiará algo con el modelo de negocios de Uber? ¿Se acerca a su fin el taxímetro? No, si los sindicatos de taxistas se imponen a su nueva competencia.