Los alemanes no son considerados los más felices. Pero según el Atlas de la Felicidad, los alemanes están tan contentos como hace 30 años, desde la caída del Muro de Berlín. Schleswig-Holstein es el estado más feliz.
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Según el estudio, la felicidad se midió a través de una escala del 0 al 10. El índice de la felicidad alemana es de 7,14 puntos. El año anterior fue de 7,05. A 30 años de la caída del Muro de Berlín, los niveles de felicidad de Alemania Oriental incluso aumentaron desde 0,11 puntos hasta llegar a un máximo histórico de 7,0 puntos. La brecha entre el sureste y el suroeste se redujo en 0,17 puntos.
Según el economista Bernd Raffelhüschen, quien presentó este martes (5.11.2019) el estudio en Berlín, esto se debe principalmente a los buenos ingresos. "Somos los alemanes más ricos que han vivido en Alemania, las familias son más estables, y la tasa de divorcio está disminuyendo", dice Raffelhüschen, quien interpreta la felicidad conforme a la satisfacción.
Los más felices entre el mar del Norte y el mar Báltico
Los niveles de felicidad se deben, por ejemplo, a la baja tasa de desempleo, a los buenos salarios, y a la buena salud de la población, según los expertos.
Bernd Raffelhüschen, economista. Imagen: dapd
El primero y el último puesto no se han modificado en comparación con el estudio de 2018. Los alemanes más felices siguen viviendo en el estado más septentrional de Alemania, Schleswig-Holstein (7,44 puntos). Por primera vez, Hesse ocupa el segundo lugar con 7,31 puntos, seguido por Hamburgo con 7,27 puntos. El último puesto se lo lleva Brandeburgo (en el este del país) con 6,76 puntos.
El Atlas de la Felicidad de Alemania, por novena vez, fue producido por Deutsche Post. Para la elaboración de este estudio se recolectaron datos del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), y se realizaron más de mil encuestas.
(bt/jov)
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10 maravillas de Schleswig-Holstein
Es el estado federado que se ubica entre el Mar Báltico y el Mar del Norte, a lo que le debe su carácter marítimo omnipresente. Schlwesig-Holstein cautiva por sus playas, islas y puertos.
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Capital cultural del norte alemán
El encanto marítimo de Schleswig-Holstein impregna también a la ciudad hanseática de Lübeck, con su casco antiguo rodeado de agua. Con cerca de 1.800 edificaciones declaradas como monumentos, además de sus callejuelas históricas, Lübeck forma parte del Patrimonio de la Humanidad. La Holsentor, que aparece en la imagen, es el sello distintivo de la ciudad.
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¡Ahoi al barco!
Kiel, la capital del estado federado, se ubica en la costa del Mar Báltico. Acapara la actividad turística una vez por año en la competencia de veleros "Kieler Woche". El espectáculo atrae a cerca de tres millones de visitantes. El punto culminante es el desfile "Windjammerparade", en el que participan 100 navíos de vela.
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Sylt: una isla de fiesta
Es bohemia, maravillosa y, en verano, está completamente ocupada. La isla de Sylt, en el Mar del Norte, es una de las preferidas de los alemanes. De día, los turistas se amontonan en la playa de Westerland. De noche, los paseantes atiborran los clubes y bares. Es el lugar favorito de muchas celebridades de Alemania.
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A pie por el mar
Sylt está rodeada del Mar de Wadden, uno de los parajes con mayor biodiversidad en el mundo, que en 2009 fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Con marea alta, solo las islas se asoman entre las aguas. Con bajamar, el desierto de cieno parece extenderse hasta el horizonte. Durante las caminatas, los turistas pueden observar de cerca especies de cangrejos, y moluscos.
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Sillón de playa, mar, arena blanca
Del otro lado de Schleswig-Holstein, el Mar Báltico despliega su clima templado y sus numerosas playas. En la isla de Fehmarn hay 20: playas tranquilas para relajarse, o acantilados para los aventureros. Con cerca de 2.200 horas de sol al año, la isla es de las regiones más soleadas de Alemania.
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Alegría de pescadores
También en el interior del estado federado, el agua juega un papel importante. La llamada "Suiza de Holstein" incluye más de 200 lagos, rodeados de montañas y bosques. El paisaje es muy diverso, y en él se alojan especies muy singulares, como el águila marina. El agua es rica en oxígeno, por lo que la cantidad de peces es ingente. Todo un paraíso para los pescadores.
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Paz y descanso en el Schlei
Lo que se ve como un río, es en realidad un brazo de mar que se ha abierto paso 43 kilómetros tierra adentro. El fiordo Schlei ofrece reposo para quienes intenta descansar del bullicio citadino. Ahí se puede practicar el senderismo, andar en bicicleta, o navegar en lancha. El Schlei surgió durante la Era de Hielo, hace 115.000 años, y es considerado como uno de los paisajes más bellos de Alemania.
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Encuentro con los vikingos
A orillas del Schlei yace Haithabu, uno de los centros más importantes del comercio vikingo entre los siglos IX y XI. Fue también una de las primeras ciudades del norte de Europa. Ahí vivían en esa época cerca de 2.000 personas de diversas culturas: sajones, frisios, eslavos y escandinavos. La historia puede vivirse de nuevo en el Museo Haithabu.
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Viejo Oeste en Bad Segeberg
En Bad Segeberg, otro viaje a través del tiempo nos lleva, no a la época de los vikingos, sino a la del Viejo Oeste. Desde 1952, ahí se escenifican las aventuras del autor alemán Karl May.
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La sequedad frisia
Los habitantes de Flensburg tienen la fama de ser de pocas palabras. No sorprende, pues quien vive aquí debe lidiar con un clima poco amable. Pero éste también aumenta las ganas de una cerveza amarga. En Flensburg se destila la famosa "Flens", una de las cervezas tipo Pils más amargas de Alemania. Se caracterizan por el sonido del tapón al abrir la botella de la cerveza.