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El Bayern Múnich de Tuchel: ganar la Champions o el diluvio

1 de septiembre de 2023

A algunos entrenadores se les concede un “año de gracia” en el que las metas deportivas son negociables. Tal fue el caso de Julian Nagelsmann. Thomas Tuchel, su sucesor, no cuenta ya con ese privilegio.

Imagen cercana de Thomas Tuchel poniéndose auricular en la oreja izquierda, con rostro serio y vistiendo traje deportivo oscuro y gorra de adidas
Thomas Tuchel, entrenador del Bayern Múnich bajo presiónImagen: Anke Waelischmiller/Sven Simon/IMAGO

La cuenta regresiva ya comenzó. El Bayern de Múnich jugará la fase de grupos de Champions League contra Manchester United, FC Kopenhagen y el turco Galatasaray. Será apenas el inicio de lo que para el multicampeón alemán no es una opción, sino una obligación: ganar a toda costa el prestigiado torneo europeo de clubes.

Si corren suerte, a los entrenadores de clubes Top del Viejo Continente se les concede un "año de gracia” al comienzo de su gestión. Hinchas y, sobre todo, directivos, hacen acopio de paciencia cuando se trata de proyectos ambiciosos e incipientes.

Ese fue el caso de Julian Nagelsmann en el Bayern de Múnich. En su primer año, el antecesor de Thomas Tuchel sufrió con su equipo una ominosa eliminación frente al Villarreal cuando Samu Chukwueze fusiló a Manuel Neuer en el minuto 88 de la vuelta de cuartos de final. La derrota caló hondo y, sin embargo, la directiva mantuvo a Nagelsmann pues se consideró que había sido doloroso aprendizaje en un proceso que se proyectaba a largo plazo. Lo que luego sucedió, ya es conocido.

Harry Kane y el tabú histórico del Bayern

Thomas Tuchel no contará con ese año de gracia al frente del club bávaro. Si acaso, se le toleró la nueva eliminación del Bayern en la primavera de 2023 en vista de la emergencia con la que fue llamado a dirigir al conjunto. Otro factor, sin duda, es que Tuchel entrenaba a una plantilla que "no era suya”, sino la herencia de Nagelsmann y de los otros dos defenestrados, Oliver Kahn y Hasan Salihamidzic.

Harry Kane tiene ahora el número que durante años perteneció a Robert LewandowskiImagen: Ina Fassbender/AFP/Getty Images

Pero ese corto lapso ya no existe más. El Bayern, que con Kahn y Salihamidzic no quiso romper su tabú histórico de gastar 100 millones de dólares por un fichaje, ahora apostó a todo o nada ("all in”, dijo el nuevo presidente Jan-Christian Dreesen) no solo al contratar al británico Harry Kane, sino a cumplir muchos de los deseos de Tuchel.

Rojo profundo en el balance de fichajes

Los 100 millones de Kane solo son una parte de la inversión hecha por el Bayern este verano. Se trajo además al surcoreano Min-jae Kim, defensor procedente del Nápoles y cuya carta costó otros 50 millones. A ambos se sumó el arquero israelita Daniel Peretz, con 5 más.

Financiero al fin, Dreesen balanceó con ventas. Salieron del club Lucas Hernandez, Benjamin Pavard, Marcel Sabitzer, Ryan Gravenberch y Yann Sommer. Los ingresos totales son estimados en 173 millones de euros pero, sobre todo, el Bayern "liberó” de nómina al entonces jugador más caro de la Bundesliga: Sadio Mané, quien juega ahora en Arabia Saudita. El balance alcanza a librar la llínea de flotación, aunque el superávit no estaba contemplado: se planeaba gastar otros 40 millones para ocupar la posición más importante en el esquema de Tuchel, la media de contención, con el portugués Joao Palhinha, procedente del Fulham. El fichaje se frustró en el último segundo, así como el del internacional alemán Bella-Kotchap, que hubiera sumido más el balance en números rojos.

Dos opciones: ganar o ganar

El propio Dreesen describió hace tiempo la filosofía financiera del Bayern, ubicada dentro del grupo "ortodoxo” entre los clubes europeos. "Sacamos la cartera, pero sin cometer locuras”, dijo. La contradicción de sí mismo tiene una meta que ahora caerá pesada sobre los hombros de Tuchel: ganar la Champions con dos opciones: sí o sí. Sea cual sea el desenlace, la directiva tiene ya el argumento de que puso sobre la mesa todas las cartas a su disposición, y de manera muy excepcional.

Ahora le toca a Tuchel responder. "Sí o sí”. "All in”. Sin pretextos y sin consideraciones. Sin Bundesliga que baste, y lo más próximo posible al sextete histórico. O Thomas Tuchel alza la "orejona” en su primer año formal como técnico del Bayern, o le lloverán tempestades de hielo tanto o más intensas que la del 23 de marzo pasado, en el amargo adiós de Nagelsmann.

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