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Peligros del aceite de palma

15 de junio de 2011

Nuevas directivas europeas para la importación de aceite de palma, ponen a discusión la bondad económica, medioambiental y social de las crecientes plantaciones. También en América Latina.

"De seguir a este ritmo, a más tardar en 20 años Indonesia no tendrá bosques".Imagen: AP

¿En qué se parecen su lápiz labial, las papas fritas, el detergente para la lavadora, el aceite de los tractores y el biocombustible de su auto? En que todos contienen aceite de palma, el aceite más consumido en este momento en el mundo.

Con sus entre 3,5 y 4 toneladas de aceite por hectárea, la palma africana es considerada en este momento la planta más productiva del mundo. Su producción requiere de una décima parte del terreno que requiere una plantación de soya.

Plantación en Malasia.Imagen: AP

“Es un factor de desarrollo; ha aportado a la reducción de la pobreza, la gente en las plantaciones vive mejor que en otros sectores rurales”, afirma Nagendran Bala Sundram, representante de Malasia ante la UE en una conferencia sobre la sostenbilidad del cultivo de palma africana, en el Parlamento Europeo en Bruselas.

Efectivamente, “no es un aceite malo”, afirma informa a DW Martina Fleckenstein, encargada de políticas agrícolas europeas en la organización ecologista WWF Pero, “si se produce con criterios de sostenibilidad”, añade. Y esto no es la regla general.

Con el 80 por ciento del volumen mundial, Malasia e Indonesia lideran la producción y su boom económico no se traduce en bajas emisiones o en respeto a la diversidad. “De seguir a ese ritmo, a más tardar en 20 años no habrá zonas boscosas en Indonesia”, confirma a DW Chris Malin, investigador del International Council on Clean Transportation.

Sólo para el aceite destinado a los biocombustibles existe regulación.Imagen: AP

El momento es ahora

Colombia y Ecuador producen, cada uno, alrededor de unas 500.000 toneladas al año; Brasil, Perú, Guatemala y Honduras también ven con buenos ojos un incremento de la producción de esta materia prima, más aún cuando su demanda para los biocombustibles va al alza. Los países latinoamericanos han doblado su producción en los últimos años”, explica Fleckenstein. Por eso mismo, “es más importante aún que los criterios de sostenibilidad sean adoptados ahora ”, urge Malin.

Criterios vinculantes

Los criterios definidos por la UE en diciembre de 2010 y que han empezado a ser vinculantes determinan que para crear nuevas plantaciones, desde el año 2008 no deben haber sido talados nuevos bosques, pastizales o manglares. La elaboración del aceite, además, debe cumplir con el objetivo de reducción de emisiones de la UE: un 25 por ciento hasta el 2013. El WWF echa en falta criterios sociales en la directiva.

“Los criterios obligatorios valen sólo para el biocombustible, que representa sólo el 5% de la importación de aceite de palma; el otro 95 por ciento entra en la industria alimentaria”, comenta Fleckenstein. Es decir, para la materia prima destinada a la industria alimentaria todavía todo vale y a la certificación de criterios de respeto al medio ambiente –que va unida a costos- es sólo voluntaria.

Tala para una plantación de aceite de palma.Imagen: CC/RAN/David Gilbert

¿América Latina sin criterios de producción?

“En general, podemos decir que el aceite de palma de América Latina no se usa para biocombustible. En el caso de Colombia, por ejemplo, todo su aceite de palma entra totalmente en la industria alimentaria”, explica la especialista. Es decir, es un capítulo aún no regulado.

Con todo, Colombia, que afrontó hace no mucho acusaciones por desplazamientos obligados de poblaciones para ganar campos de cultivo de palma africana y que según Wetlands International incrementó entre 1990 y 2008 en un 50 por ciento sus emisiones de CO2, es miembro de la organización Roundtable on Sustainable Palm Oil. Desde mayo, RESPO emite también su propio sello de calidad, que incluye criterios sociales. Sin embargo, ser miembro no significa cumplir con los criterios.

Malin pone más ejemplos: “En Guatemala, la rápida expansión de las plantaciones de palma se asocia con desplazamiento de comunidades y violencia. En América Latina, está documentado el peligro para la salud que representa que los trabajadores estén expuestos a químicos tóxicos”.

Pero podría resultar malo

Mientras el WWF detecta con optimismo que en Europa crece la tendencia a querer comprar aceite de palma certificado y los expertos hacen presión por que así sea, Malasia e Indonesia lideran la oposición a las directivas europeas de importación. Argumentan con las leyes del comercio libre y en vistas a su desarrollo acusan a la UE de proteccionismo.

Así, teniendo muy presente el ejemplo de los productores asiáticos, en relación con América Latina, Malin concluye: “Sin la aplicación de reglamentos como los del RSPO desde el comienzo, el cultivo de aceite de palma en América Latina puede resultar malo para el nivel de emisiones de carbono, malo para la biodiversidad, malo para los trabajadores y malo para el desarrollo”.

Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas

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