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El Bundestag recuerda a las víctimas del nazismo

27 de enero de 2021

Hace 25 años que Alemania recuerda oficialmente, cada 27 de enero, a las víctimas del nacionalsocialismo. Este 2021 la pregunta por el futuro de la vida judía en Alemania estuvo más presente que nunca.

Deutschland Holocaust Gedenktag Bundestag Berlin
Imagen: Michael Kappeler/dpa/picture alliance

"Estoy ante ustedes como una orgullosa alemana", dice Charlotte Knobloch. La muniquesa de 88 años ha asistido ya muchas veces como invitada de honor a los actos conmemorativos en el Bundestag.

Esta vez, es su turno al micrófono para pronunciar su discurso en memoria de los muchos millones de víctimas de los nazis. Desde sus primeras palabras, Knobloch se reconoce como una "alemana orgullosa". Y lo repite al final de su discurso. Los diputados la honran con aplausos sostenidos por varios minutos. Incluso los de la formación populista de derecha AfD aplauden.

Hace 25 años que el Parlamento alemán recuerda oficialmente a las víctimas del nazismo cada 27 de enero. Es el aniversario de la liberación del campo de concentración alemán de Auschwitz por el Ejército Rojo de la Unión Soviética. Parece que al país, a su parlamento, le tomó cinco décadas hallar la fuerza para hacerlo, una vez concluida la Segunda Guerra Mundial.

El expresidente federal Roman Herzog proclamó este día conmemorativo a principios de 1996. Unas tres semanas después fue el primero en hablar. Ante él, en el Parlamento, estaban sentados aún algunos diputados que habían pertenecido al partido nazi en su juventud o habían combatido en la Wehrmacht.

"Estoy ante ustedes como una orgullosa alemana", dice Charlotte Knobloch.Imagen: Markus Schreiber/AP/picture alliance

Emoción y advertencia

Año tras año, es una hora muy especial en el Reichstag. Conmovedores discursos de testigos de esa época, relatos terroríficos que cortan la respiración. Advertencias contra el racismo y el odio a los judíos. Quizás los interludios musicales ayuden a digerir la tensión de los discursos y el acto mismo. Este año es la primera vez que hablan dos mujeres. Dos mujeres que representan generaciones y destinos distintos, casi distintos siglos.

Knobloch, la gran dama de la comunidad judía en Alemania, habla de la presión de los años 30 y los horrores hasta 1945. De joven escapó de la persecución y la muerte, escondida por una familia campesina bajo un nombre falso: Lotte Hummel. Cuando recuerda el momento en que ve por última vez a su abuela, que luego muerió en el campo de concentración de Theresienstadt, tiene que contener las lágrimas. Una gran vida alemana, tan desgarrada como la propia historia alemana.

El trauma queda

Marina Weisband habla luego. La publicista de 33 años llegó a Alemania con su familia desde Kiev, Ucrania, en 1994. "Tenía miedo de un país desconocido", dice. Viajó con su familia judía sin ninguna tradición de vida judía a este país desconocido, Alemania. Y describe sus experiencias positivas, pero también sus miedos y preocupaciones. Nunca quiso "ser una experta en antisemitismo", pero ahora da conferencias sobre el tema y le piden declaraciones cuando ocurren ataques. "El trauma lo  hemos heredado de generación en generación", dice.

Joven, judía, alemana: Marina Weisband.Imagen: Michael Kappeler/dpa/picture alliance

Knobloch y Weisband dan discursos muy personales. Pero también políticos, como el del presidente del Bundestag, Wolfgang Schäuble, en su introducción. El político de la Unión Cristianodemócrata (CDU) lamenta el "extremismo de derecha violento y desenfrenado" y la "reinterpretación audaz, incluso la negación de la historia".

A veces no aplaude nadie

Knobloch se dirige expresamente a los miembros del grupo parlamentario de la populista AfD: "Ustedes continuarán luchando por su Alemania y nosotros continuaremos luchando por nuestra Alemania. Ustedes perdieron su lucha hace 76 años". Entonces, solo los otros grupos parlamentarios aplauden. Así como aplauden a Marina Weisband cuando critica el "debate sobre un supuesto borrón y cuenta nueva" en torno al recuerdo de las atrocidades del nazismo.

Sin embargo, Weisband advierte también sobre nuevas narrativas conspirativas y se queja de que "ahora mismo" estarían siendo “inconsistentemente investigadas las estructuras extremistas de derecha en las Fuerzas Armadas y la Policía”. Entonces, nadie aplaude.

Knobloch, de 88 años, y Weisband, de 33: parece un relevo de generaciones. En esta hora se condensan los sentimientos de muchos judíos en Alemania, que dudan si deben quedarse o marcharse.

Un momento único

Esta conmemoración del Parlamento alemán no solo es especial por los discursos. Al final, hay un momento muy concreto y, sin embargo, muy simbólico, único en los aproximadamente 70 años de historia del Bundestag y del país. De manera simbólica y como padrinos, los representantes del país asumen la responsabilidad por el judaísmo en Alemania. El judaísmo, que cumplirá 1.700 años en Alemania este año, será festejado de formas variadas, a partir de febrero.

El rollo de la Torá de Amberg. Los dos rabinos en conversación con el presidente federal Frank-Walter Steinmeier (izq.), Wolfgang Schäuble y Charlotte Knobloch.Imagen: Odd Andersen/REUTERS

El presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, el presidente del Bundestag, Schäuble, el presidente del Bundesrat, Reiner Haselhoff, la canciller Angela Merkel y el presidente del Tribunal Constitucional Federal, Stephan Harbarth, salen de la sesión plenaria a la "sala de oración", a unos pasos de distancia. Allí, cumpliendo las restricciones por coronavirus, dos rabinos esperan a los invitados, mientras que los diputados siguen todo en pantallas gigantes desde el Parlamento.

El rabino Elias Dray, de Amberg, al este de Núremberg, y su colega Shaul Nekrich, de Kassel, esperan a los políticos con un rollo de la Torá. Probablemente sea el pergamino judío más antiguo que todavía existe en Alemania, o que ha vuelto.

Tuvo su origen en 1792 en la localidad de Sulzbach, cerca de Amberg, donde sobrevivió a un incendio de la ciudad 30 años después y, 140 años después, al incendio provocado por los nazis en Amberg. Entonces, el rollo de papel con los primeros cinco libros de la Biblia, finamente pintado en escritura hebrea, cayó en el olvido. Hasta su redescubrimiento accidental por el rabino Dray en 2015.

El rabino Shaul Nekrich escribe cuidadosamente las últimas letras hebreas en el pergamino del rollo de la Torá.Imagen: Odd Andersen/REUTERS

Políticos como padrinos

Seis años más tarde, en enero de 2021, el precioso documento ha sido restaurado y allí donde hubo daños por incendio, reescrito. Las últimas letras se escriben ahora en la sala de oración del Bundestag. Con gran cuidado. Al poner cada signo, hay una persona diferente junto al rabino calífrago, y sostiene el mango de madera del pergamino: Harbarth y Haselhoff, Schäuble, Merkel y Steinmeier, y representantes de la comunidad judía en Alemania, incluidas Knobloch y Weisband. Nada debe salir mal, según la tradición. Y luego un rabino comienza un canto. El trabajo está hecho, el rollo de la Torá se vuelve a inaugurar. En junio hallará sitio solemne en la sinagoga de Amberg.

Schäuble llamó al rollo de la Torá en la sesión conmemorativa una "señal de que 1.700 años de vida judía en Alemania no han terminado". Y, con el apadrinamiento, los políticos se comprometieron a "proteger la vida judía en Alemania de los ataques" y transmitir el recuerdo del Holocausto.

El rabino Dray aseguró luego a DW que tiene "una gran confianza" en estos representantes. Han demostrado una y otra vez que "la vida judía es importante para ellos".

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