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"El Capital", un libro que quiso cambiar el mundo

14 de septiembre de 2017

Hace 150 años se publicó en Hamburgo el primer volumen del "Capital" de Karl Marx. Es uno de los libros más influyentes de la historia y su importancia se ha manifestado hasta nuestros días.

BdT - Ausstellung "Das Kapital" in Hamburg
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Wendt

Cuando en septiembre de 1867, se publicó el primer volumen de "El Capital – Crítica de la economía política", poco indicaba lo que este libro iba a significar para el curso de la humanidad. Es un texto incómodo y difícil de leer, tanto en cuanto a contenido como a estilo. La primera edición de 1000 copias tardó años en venderse.

Se publicó hace 150 años. Imagen: Otto-Meisner

Sin embargo, 150 años más tarde, "El Capital", cuyos segundo y tercer tomos se publicaron solo después de la muerte del autor, se considera uno de los libros más influyentes de la historia moderna, a pesar de que muchos de los que se remiten al libro seguramente nunca lo leyeron. En el apogeo de los movimientos socialistas y comunistas en los años setenta, los gobiernos de 60 estados de todo el mundo se basaron en las enseñanzas de Karl Marx. Para aproximadamente dos tercios de la población mundial, "El Capital'" fue casi un libro sagrado.

El filosofo espera la revolución

Marx era ajeno al culto a la persona. El mismo dijo una vez que no era "marxista". Su intención, sin embargo, sí era escribir "el libro de los libros". Como filósofo, Marx quería "comprender una época  y con ello terminar con ella", tal como su ídolo Georg Wilhelm Hegel, explica el filósofo croata y politólogo Zarko Puhovski. Para Marx, la burguesía representaba la última era de una  sociedad de clases. "Marx está convencido de que con la época burguesa la historia termina y que comienza una nueva era que termina en el comunismo, es decir, en una sociedad sin clases", dice Puhovski.

La última estatua de Karl Marx en Moscú. Imagen: DW/M. Mohseni

Marx intenta analizar el mecanismo de una economía capitalista con los conceptos de la economía política. El trabajador vende su trabajo al capitalista y recibe un salario. La diferencia entre el valor de lo que ha creado y su recompensa es la plusvalía. El capitalista trata de mantener los salarios lo más bajo posible para maximizar la plusvalía.  La constante e incontrolada generación de esa plusvalía y, por tanto, la explotación de los trabajadores es, según Marx, el principio central del capitalismo. Esta explotación, según su conclusión, será tan intolerable que los trabajadores se rebelarán y derocaran al capitalismo.

En lo que Marx se equivocó

Pero esta conclusión se basa sobre un error, concluye Bernd Ziesemer, ex redactor jefe del diario de  negocios y economía "Handelsblatt". "Marx consideraba que el trabajo era la única fuente de valor y pasaba por alto el hecho de que el capitalismo no funciona por la explotación de los trabajadores sino por el constante progreso tecnológico.  Marx subestimó las otras fuentes de riqueza, es decir, la innovación, el espíritu empresarial y el progreso tecnológico", dice Ziesemer.

De ese modo, algunas de las evoluciones social predichas por Marx no se cumplieron. La industrialización y la permanente tecnificación de los procesos de producción llevaron a la disminución de los costos de producción y  a la reducción de las horas de trabajo. Sin embargo, esto no fue acompañado por un empobrecimiento simultáneo de los trabajadores. El capitalismo demostró ser extremamente adaptable, subraya Puhovski. "De tal manera que hasta en nuestro tiempo libre surgió una industria del ocio. Algo impensable en los tiempos de Marx", dice el filósofo Puhovski.

En lo que Marx tenía razón

Marx no se equivocó en todo. Por ejemplo, su descripción del capitalismo como un proceso permanente, en el cual el dinero se acumula y reinvierte una y otra vez, es ahora más relevante que nunca. Esta dinámica llevó a la crisis financiera y económica global hace solo unos años.

¿Quién acabó con quién? Chocolate Karl Marx desde China. Imagen: DW/Z. Arbutina

También su descripción de la inevitable tendencia del capital hacia el monopolio resultó correcta. Según datos de la Oficina Federal de Estadística alemana de 2012, los grandes conglomerados en Alemania representaban solo el uno porciento de las empresas, pero generaron el 68 por ciento de las ventas totales. Al mismo tiempo, el 81 por ciento de todas las empresas eran microempresas, que en conjunto representaban sólo el 6 por ciento de las ventas.

El capital ha triunfado

Sin embargo, la revolución mundial no llegó. Y si hubo grandes revueltas revolucionarios, ocurrieron principalmente en países preindustriales o subdesarrollados. De todos modos, los revolucionarios de todo el mundo se basaron en Marx, sin preocuparse demasiado por las condiciones indispensables sobre las que se basa su teoría.

Esto también se aplica al papel de Marx en China, dice Ziesemer: "Creo que el marxismo chino se ha desarollado en gran parte sin un conocimiento exacto de la obra de Karl Marx". Y Marx tampoco debería ser considerado responsable de los crímenes del régimen estalinista: "El marxismo –leninismo se basa por supuesto en las ideas de Karl Marx, pero yo no dibujaría una línea recta desde Karl Marx hasta las ejecuciones masivas en la Unión Soviética en los años 30", dice Ziesemer 

El fracaso real de Karl Marx, sin embargo, no son los crímenes cometidos en su nombre, subraya el filosofo croata Zarko Puhovski. Marx estaba convencido de que el colapso del capitalismo sería inevitable y que sucedería pronto. Pero esto no ha sucedido. Incluso 150 años después de la publicación del primer volumen de "El Capital", sigue habiendo tensiones sociales, diferencias de clase y la explotación como base de las condiciones de producción. "El fracaso de Marx reside en el hecho de que todavía es tan actual", dice Puhovski.

Autor: Zora Arbutina (GG)

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