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EconomíaFrancia

El coñac, atrapado entre aranceles y cambio climático

Matilda Jordanova-Duda
15 de mayo de 2025

El coñac francés se considera el mejor aguardiente de uva del mundo. El 98 % de la producción se exporta a más de 150 países, pero los productores se enfrentan a aranceles, la caída en ventas y el cambio climático.

copa con una bebida sobre una barrica.
La industria francesa del coñac se enfrenta a cuantiosas pérdidas en sus exportaciones.Imagen: Shaiith/picture alliance

Viñedos hasta donde alcanza la vista. 24 hectáreas pertenecen a Alain Reboul, de 62 años, viticultor de séptima generación. Su bodega, Earl des Bois nobles, es una de las más pequeñas de la región francesa de Coñac y se encuentra a unos 100 kilómetros al norte de Burdeos. 4.350 viticultores viven en esta región estrictamente regulada. Sólo se pueden utilizar ciertas uvas de seis zonas de cultivo "crus" o alta calidad de variedades de vino blanco para la elaboración de coñac.

El mayor mercado para este excelente aguardiente es Estados Unidos, pero Trump amenazó con aranceles del 200 % a las bebidas espirituosas europeas. El segundo mercado más grande es China, y Xi Jinping ya subió los precios de importación en otoño de 2024, en represalia por los aranceles proteccionistas de la UE a los coches eléctricos chinos; tampoco se puede vender en tiendas libres de impuestos. Según el BNIC (Bureau National Interprofessional du Cognac), los envíos a China se han reducido a la mitad, lo que supone una pérdida de más de 50 millones de euros al mes. El BNIC insta al Gobierno francés a no olvidar los aproximadamente 70.000 empleos que dependen directa e indirectamente del coñac.

Las vides se plantan durante generaciones

El BNIC y el sindicato de viticultores recomendaron arrancar vides para ahorrar en maquinaria, fertilizantes y pesticidas. Reboul no quiere deshacerse de ninguna viña: "Se plantan para que duren 30 años, como mínimo".

Hace unos años, el lema era "¡plantar, plantar, plantar!". La sed de coñac parecía casi insaciable. En 2022, a pesar de la pandemia y la guerra en Ucrania, se vendieron casi 213 millones de botellas en todo el mundo: un año récord, según el BNIC.

El batacazo actual es la mayor conmoción desde la crisis del petróleo. Reboul conoce a colegas que han talado varias hectáreas de viñedos y, en su lugar, se ven plantaciones de olivos o trufas.

Política global y cambio climático

Además de los aranceles de China y Estados Unidos, la región de Cognac sufre el desplome temporal por la inflación y la pérdida del importante mercado ruso. El cambio climático también presiona a los vinicultores. La prolongada ola de calor hace que las uvas sean más azucaradas, y el coñac necesita cierta acidez. Las vides brotan antes, lo que aumenta el riesgo de pérdida de cosecha debido al granizo, las heladas tardías o las plagas.

Reboul gestiona la finca con la ayuda de familiares y temporeros. Vende toda su producción de vino a la bodega Hennessy, famosa por sus aguardientes añejos. La octava generación de vinicultores está en marcha.

Barricas de madera para coñac: trabajo manual y experiencia

Cassandra Allary también dirige un negocio familiar con su hermano, la tonelería Allary. Con 26 empleados, fabrican barricas y toneles de roble de todos los tamaños para vino y licores. Hay alrededor de 50 toneleros entre Coñac y Burdeos. Su artesanía ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad.

Las barricas requieren mucho trabajo manual y experiencia: la madera de roble se seca al aire libre durante muchos meses para que el viento y la lluvia mejoren la expresión de los taninos, explica la joven directora. Después, las barricas se humedecen, se calientan, se les colocan bases, tapas y anillos, se pulen y se desbarban.

"El grado de calentamiento determina los aromas que extraemos de la madera", revela Allary. "Lo hacemos según los deseos del cliente". Originalmente, Allary sólo abastecía a empresas de coñac, pero diversificó su cartera en los años 90. Este año, la pequeña empresa sigue teniendo actividad, pero hay menos pedidos.

El enólogo Alain Reboul entre sus viñas en Francia. Las uvas se destilarán para producir coñac.Imagen: M. Jordanova-Duda/DW

El coñac trajo prosperidad a la región

Casi todos los habitantes de la región producían o comercializaban vino, coñac, barriles, copas, botellas o etiquetas. La ciudad de Coñac, con una población de 20.000 habitantes y que lleva el mismo nombre que su famoso producto, se ha enriquecido gracias al aguardiente.

La destilación hace que las bebidas sean más duraderas, lo que permite su exportación por mar a tierras lejanas.

Consumidores tienen diferentes exigencias

La "Maison Bache Gabrielsen" fue fundada en 1905 y sigue siendo una empresa familiar que produce aproximadamente un millón de botellas al año con tan solo 23 empleados.

Jean-Philippe Bergier, el enólogo y "nariz" de la empresa, lleva 35 años mezclando y utilizando hasta 15 destilados de todos los "crus" de la región. Las variedades de uva que antes solo se añadían en pequeñas cantidades, vuelven a tener demanda porque aportan más acidez, explica: "Una reacción al cambio climático".

En cuanto al futuro del arguardiente, los jóvenes consumen menos alcohol que hace una generación, pero valoran más la calidad. Y como el coñac es un producto de calidad, Bergier cree firmemente en su futuro.

(rmr/rml)

 

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