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El coronavirus azuza la polarización en Alemania

Matthias von Hein
28 de enero de 2021

La crisis del coronavirus afecta a todos, pero de manera diferente. Crece la división en la sociedad, y la transformación que trae consigo la crisis aumenta la presión sobre la democracia y su grado de credibilidad.

Demonstration «Querdenken» in Leipzig
Imagen: Sebastian Kahnert/dpa/picture alliance

Coincidiendo con el inicio del Foro Económico Mundial, esta vez virtual debido a la crisis del coronavirus, un estudio de la Fundación Bertelsmann muestra lo poco preparados que están los países industrializados para enfrentarla.  Los datos de dicha investigación revelan que, ya antes de la pandemia, el crecimiento económico menguó en muchos de los 41 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Hubo retrocesos, no solo en cuanto al crecimiento, sino también con respecto a la sostenibilidad. El riesgo de caer en la pobreza aumentó, y la capacidad de reforma disminuyó, con la consecuencia de que las democracias están presionadas.

Como si fuese una prueba de ello, en estos días, cientos de personas causaron caos y destrucción en varias ciudades de los Países Bajos, protestando contra las restricciones por la pandemia, luego de que agrupaciones de extrema derecha los incitaran a la violencia.

El coronavirus desenmascara y acentúa las diferencias

El estudio de Bertelsmann está basado en el Indicador de Gobernanza Sustentable (SGI, por sus siglas en inglés), un estudio comparativo anual en que se analizan la sostenibilidad de los resultados de diversas medidas políticas, la solidez de los estándares democráticos, así como la calidad del liderazgo de gobierno. Muchos países industrializados no solo hicieron demasiado poco para reducir su endeudamiento, en cuanto a la transformación de sus economías hacia una mayor sostenibilidad, sino que tampoco construyeron sistemas de seguridad social más efectivos, constata Thorsten Hellmann, uno de los autores del documento.

En entrevista con DW, Hellmann señala las crecientes diferencias entre los países: "Es de temer que la pandemia vuelva a exponer sin piedad estas diferencias y, sobre todo, las exacerbe", advierte el economista.

La gran preocupación de Hellmann: si el coronavirus conduce a más pobreza, a mayores diferencias de ingresos, entonces la crisis del coronavirus podría convertirse en una crisis social: "Esto suele ser un caldo de cultivo para los populistas. Existe el riesgo de que los estándares democráticos se debiliten aún más". Por eso las fuerzas democráticas en los países ahora deben unirse, advierte Hellmann.

La investigación revela que la pandemia de coronavirus también acentuó las desigualdades en Alemania. Por ejemplo, indica claramente que no todos los alemanes cuentan con una conexión rápida y eficiente a internet, y tampoco con todos los equipos de computadoras necesarios para las clases escolares a distancia que impone la pandemia. Eso, sin mencionar las diferencias en las capacidades que tienen los progenitores de apoyar a sus hijas e hijos en las tareas y en las lecciones digitalizadas.

Thorsten Hellmann: "La crisis del coronavirus puede convertirse en una crisis sociopolítica":Imagen: Kai Uwe Oesterhelweg

Pérdida de confianza

Las consecuencias sociopolíticas y económicas del COVID-19 y el modo en que las personas en Alemania las enfrentan son investigados por un equipo de especialistas de la Universidad de Constanza.  En dos encuestas entrevistaron a cerca de 15.000 personas en la primavera y el otoño boreales, en el marco de un programa de gran magnitud. Marius Busemeyer dirigió el proyecto. Lo que sorprendió especialmente a los politólogos fueron las respuestas a la pregunta sobre la credibilidad de la información del Gobierno alemán acerca de la crisis del nuevo coronavirus. "Solo un 50 por ciento de la gente opina que el gobierno los ha informado de manera verdaderamente fiel a los hechos. Esa cifra realmente me dejó desconcertado, ya que significa que la mitad de las personas en Alemania tienen dudas acerca de eso”.

Una gran sorpresa, ya que, por lo general, las encuestas muestran que en Alemania la confianza en la política es relativamente alta. Y el equipo de Busemeyer tampoco notó, al menos hasta noviembre, que se hubiera producido una pérdida masiva de confianza. Al mismo tiempo, Busemeyer se refirió al "movimiento antimedidas” para frenar la pandemia, y dijo a DW que se trata de una minoría que abarca entre un 10 y un 15 por ciento de la población. "Lo que tenemos aquí es una polarización que, si bien no atraviesa el seno de la sociedad, sí abre una brecha entre esa minoría que se está radicalizando y el resto de la sociedad”.

Protestas "antimedidas" en la pandemia: El 4.10.2020 cientos de personas salieron a la calle en Constanza, Alemania.Imagen: Felix Kästle/dpa/picture-alliance

Los mundos paralelos de los "antimedidas”

En Constanza se realizó el 4 de octubre de 2020 una manifestación de personas que están en contra de las restricciones impuestas para frenar la pandemia. Una oportunidad para los investigadores de preguntar a los participantes acerca de sus motivos. Lo inferido de acuerdo con las respuestas hace que los resultados del estudio mencionado dejen de ser sorprendentes: tres de cada cuatro personas encuestadas en dicha protesta piensan que grupos de científicos están engañando a la opinión pública. Otros tantos niegan que la democracia en Alemania funcione correctamente. Y una profunda desconfianza apunta hacia los medios de prensa establecidos: nueve de cada diez personas se informa a través de investigaciones propias en internet, y cerca de la mitad, por medio de grupos de Whatsapp y Telegram.

Marius Busemeyer: "No hay una solución simple. Hay que verlo más bien como un proyecto a largo plazo en el que aún se deben ajustar muchas clavijas”.Imagen: Ines Njers

Es por eso que Marius Busemeyer considera que existe el peligro "de que se formen sociedades paralelas”, y que sea cada vez más difícil, sino imposible, llegar a esas personas. El investigador no descarta que en Alemania también puedan producirse protestas violentas contra las medidas de confinamiento y las restricciones antipandemia, como en Países Bajos.

Como medida para contrarrestar ese fenómeno, el politólogo recomienda reforzar ampliamente la formación política de los ciudadanos y poner a disposición ayudas concretas para los grupos más afectados por la crisis del coronavirus. "Sin embargo, no hay una solución simple. Hay que verlo más bien como un proyecto a largo plazo en el que aún se deben ajustar muchas clavijas”.

(cp/ers)

 

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