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El coronavirus no frena al mundo de la cultura

Torsten Landsberg | Sertan Sanderson
2 de abril de 2020

En muchos países se cancelan eventos culturales debido a la pandemia. En solidaridad con la población, varios teatros y salas de concierto prosiguen trasmitiendo por "streaming" su actividad en salas vacías de público.

Imagen: picture-alliance/dpa/R. Braum

Los músicos del cuarteto de cuerda Dafne salen al escenario del mítico Teatro La Fenice, en Venecia. No se oye un solo aplauso, ya que la sala, que cuenta con un aforo para más de 1.000 personas, está vacía. A pesar de ello, los músicos saludan en dirección al público antes de tomar asiento y dar inicio al concierto. La violinista Federica Barbali sonríe cuando vuelve a saludar hacia la mitad y al final de su actuación. El cuarteto Dafne interpreta el Cuarteto opus 18 n°4 en Do menor de Beethoven y  el Cuarteto n° 2 en Re Mayor de Alexander Boródin. La historia de La Fenice se remonta a su inauguración en 1792. Sufrió un devastador incendio en la década de los 90 y volvió a abrir sus puertas en 2003, después de ser reconstruído. El célebre compositor Giuseppe Verdi estrenó aquí en el siglo XIX muchas de sus óperas, entre ellas, La Traviata.

Declaración de principios por la cultura

Ahora, La Fenice escribe un nuevo capítulo en su historia con la trasmisión en vivo de conciertos en la sala sin público. En Twitter, la institución promociona su iniciativa con el hashtag #iorestoacasa (yo me quedo en casa). Se trata del hashtag que los italianos utilizan para hablar de su aislamiento y sus experiencias con el coronavirus. Es una señal de solidaridad con las personas infectadas. Los usuarios que asisten al concierto por streaming comentan la actuación. Uno de ellos llama la atención al resto para que guarde silencio, así imperan las mismas normas de conducta que cuando la sala está llena.

Conciertos como este son una especie de declaración en un momento en el que por todo el mundo se suspenden actuaciones, las instituciones culturales cierran sus puertas y el público se ve drásticamente reducido. Los músicos de la orquesta milanesa Giuseppe Verdi también actúan vía streaming impulsados por el lema: "Si la gente no puede venir, debe ir la música a la gente”. Los fragmentos de sus actuaciones se reúnen bajo el hashtag #Lamusicanonsiferma (La música no se cierra)

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La propagación del coronavirus obligó también a la Orquesta Sinfónica de Shangái a suspender sus actuaciones. Miembros de la formación china utilizan el tiempo libre para postear videos con lecciones de su instrumento, así como sus ensayos, en el servicio chino de mensajería instantánea WeChat. Además han programado listas de reproducción con piezas musicales para ayudar a la gente a sobrellevar el aburrimiento de la cuarentena. A finales de enero, las autoridades culturales chinas ordenaron a los museos compartir el contenido de sus exposiciones a través de las redes sociales. Además, se crearon muestras artísticas en línea con visitas virtuales. 

En Sofía, la capital de Bulgaria, se representó la obra "El tío Vania”, de Anton Chéjov, en el pequeño teatro de cámara Vazrazhdane, y fue trasmitida en video para búlgaros de todo todo el mundo. Algunos usuarios aseguraron incluso estar dispuestos a pagar por futuras trasmisiones. Un espectador virtual escribió: "Sé que no podéis oírme desde el salón de mi casa, pero acabo de aplaudir con mucha fuerza”.

Drásticas medidas

En Alemania también han cerrado sus puertas numerosos teatros y auditorios. La Orquesta Gürzenich de Colonia ha tenido que cancelar conciertos en los que se esperaba a más de 1.000 espectadores por consejo del minitro de Sanidad, Jens Spahn, que quiere atajar la propagación del virus en los grandes eventos. El violinista estadounidense Geoffry Wharton fue concertino de la Gürzenich durante más de 30 años. Según él, jamás vio aplicar medidas tan drásticas. "Por supuesto que en todos estos años hubo cancelaciones, pero nunca tantas. La situación me recuerda sobre todo a las experiencias vividas en EE.UU. cuando ocurrieron los atentados del 11 de septiembre de 2001. Entonces no sabía nadie cómo reaccionar de manera adecuada y lo que hicimos fue cambiar el programa del concierto de aquella tarde. Pero no fue cancelado”.

La Orquesta Gürzenich también ha decidido trasmitir conciertos en vivo como solución de emergencia. A Wharton le parece bien, pero no cree que en el próximo futuro solo haya actuaciones vía streaming: "La gente quiere ir a los auditorios a escuchar música, y si tiene que quedarse en casa, no creo que pueda mantenerse el modelo streaming durante muchos meses”, dice el violinista. "En ese sentido, me preocupan mis colegas y amigos que trabajan de forma autónoma. Nadie sabe qué puede suceder con ellos si dejan de celebrarse conciertos”. 

(ms/cp)

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