El coronavirus posterga fin de la crisis política en Bolivia
Nicole Frölich
1 de mayo de 2020
Los bolivianos estaban llamados este 3 de mayo a las urnas para poner fin a la crisis desencadenada por las tumultuosas elecciones generales del pasado octubre. Pero llegó el coronavirus y obligó a aplazar la fecha.
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Bolivia no es el único país que se ha visto obligado a posponer sus elecciones presidenciales debido a la pandemia. Pero llega a esta situación en circunstancias complicadas y liderado por un gobierno no electo, que mantiene un coqueteo problemático con el autoritarismo.
La presidenta interina Jeanine Áñez llegó al poder con dos tareas principales: la de convocar nuevas elecciones y de unificar un país peligrosamente dividido. Y mientras que los comicios - aunque sin fecha exacta- están previstos para antes de octubre, la polarización entre masistas y antimasistas ha hecho todo menos atenuarse en los últimos meses.
La política de mano dura, implementada por Áñez desde que asumió la presidencia interina, ha sido objeto de fuerte crítica dentro y fuera del país. "La retórica que atenta contra los derechos humanos no es un fenómeno nuevo en Bolivia”, dice Fernanda Doz Costa, directora adjunta para las Américas en Amnistía Internacional. Pero asegura que "se han observado señales preocupantes del nuevo gobierno como acusaciones infundadas de sedición y subversión contra periodistas y miembros de la Asamblea Legislativa” – órgano de mayoría socialista.
Los masistas acusan al gobierno transitorio de persecución política y sienten que la opresión se ha intensificado con la llegada del coronavirus. Desde que se decretó la cuarentena denuncian represión selectiva de opositores. Señalan allanamientos y detenciones arbitrarias, obstaculizaciones de entregas humanitarias a municipios controlados por sindicatos cocaleros y atentados contra la libertad de expresión. Desde el exilio, Evo Morales echa leña al fuego, acusando a Áñez de usar la pandemia para aferrarse al poder. "El coronavirus llegó como anillo al dedo a la derecha para que pueda postergar (las elecciones)”, dijo el exmandatario a AFP.
A pesar de sus intenciones obvias de continuar en el poder - Áñez anunció su candidatura presidencial en enero - expertos no creen que la exsenadora tenga interés en aplazar los comicios ad infinitum. "A quien más conviene actualmente llevar el país a elecciones es al gobierno”, opina el politólogo boliviano Marcelo Arequipa, y concluye que "todos los retos que vamos a vivir probablemente vayan a mellar la legitimidad que está intentando construir Áñez”.
Falta de legitimidad
La legitimidad es el gran problema de Áñez. Su formación política apenas pasó del 4% en las elecciones anuladas. Antes de tomar las riendas del país, la exsenadora carecía de un perfil político destacado. Según el politólogo Arequipa, eso la llevó a buscar legitimidad a través del miedo y la evocación de un bien mayor que justifica medidas drásticas: "Solamente puede ofrecer disciplina y acción punitiva, porque estrategia concreta de cara a la crisis sanitaria no se ve”.
A la llamada "securitización” de la crisis sanitaria mediante la fuerte implicación del ejército y la policía se opone la estrategia discursiva de Áñez. "Se basa en la maternidad y en la religión”, apunta el analista político Fernando Mayorga, y se pregunta que frente a una crisis de esta naturaleza, "¿quién mejor que una madre?”.
Y por ahora, el plan funciona. Con poco más de mil casos de infecciones con coronavirus confirmados en el país, la mayoría de bolivianos ve con buenos ojos la gestión de crisis del gobierno interino.
Pero con un sistema de salud frágil y un gran porcentaje de informalidad económica, el miedo de los bolivianos al coronavirus es grande. Según la encuestadora Captura Consulting, el 75% teme un impacto fuerte en su economía de hogar y la consultora Ciesmori atesta que la crisis se ha cobrado ya lo ingresos del 38% de los bolivianos.
Futuro incierto
Sumadas a una crisis política y social, las consecuencias económicas del coronavirus pueden ser devastadoras para una Bolivia inestable, predice Arequipa: "Es una pesadilla que va creciendo. Va a ser muy difícil de soportar, de administrar y de manejar. Lo único que podría aminorarlo serían pactos políticos de gran escala”.
Pero con brechas ideológicas cada vez más profundas, una cooperación multilateral por el bien del país roza la utopía. Tratar de mitigar la polarización será el gran reto del próximo mandatario. Las artimañas del gobierno interino y la guerra abierta entre izquierda y derecha han arrastrado Bolivia a una a profunda crisis de representación política.
El panorama que se encontrará el ganador de las elecciones extraordinarias será una mezcla peligrosa de desencanto político, división social y malestar económico. Para evitar escenas dramáticas como las del año pasado, la clase política boliviana tendrá que reinventarse. Si no lo logra, dice el politólogo Arequipa: "Estamos ad portas de ver terminar una generación política”.
(jov)
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Bolivia: hitos de una crisis política
Tras renunciar Evo Morales, en medio de protestas contra un presunto fraude electoral y tras perder apoyo militar, Bolivia vivió casi un año de crisis y transición hacia lo que se perfila como un nuevo gobierno del MAS.
Imagen: Ueslei Marcelino/Reuters
Dijeron que no, pero...
La crisis se propició tres años antes. El 21 de febrero de 2016 se realizó un referéndum constitucional en Bolivia para evaluar una modificación a la Carta Magna, que permitiera al jefe de Estado reelegirse en dos ocasiones sucesivas. El "No" ganó con el 51,3 % de los votos, lo que significaba que Evo Morales quedaba imposibilitado de competir en las presidenciales de 2019. No obstante, compitió.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Bolivia's Communication Ministry/R. Martinez
Derecho humano a ser candidato
Morales argumentó ante la Justicia que si no podía competir en las elecciones se coartaba el "derecho humano" de todo ciudadano a elegir y ser electo. El Tribunal Constitucional dio por buena esta premisa y Morales inscribió su candidatura ante el Tribunal Supremo Electoral en diciembre de 2018. Las protestas opositoras no se hicieron esperar.
Imagen: Reuters/D. Mercado
Carlos Mesa vuelve al ruedo
Carlos Mesa, expresidente del país y una de las voces más críticas con Morales, dijo que la decisión de la Justicia era una "herida de muerte a la democracia". Otros opositores incluso hablaron de un "golpe de Estado" institucional y del comienzo de una "dictadura". El 6 de octubre de 2018, Mesa anunció que enfrentaría a Morales en las elecciones e inscribió su candidatura en noviembre de ese año.
Imagen: AFP/A. Raldes
Un giro sorpresivo
Finalmente, el 20 de octubre de 2019 se realizaron las elecciones generales. El 88,31 % de los votantes participó del proceso, cuyos resultados se fueron entregando a cuentagotas, lo que despertó sospechas en la oposición y en organismos internacionales. En un comienzo, Morales no logró los votos necesarios para ganar en primera vuelta, pero un giro sorpresivo le dio finalmente el triunfo.
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Triunfo estrecho
Tras varios días, se entregaron por fin los resultados definitivos: Morales obtuvo el 47,08 %, contra el 36,51 % de Carlos Mesa. Con esas cifras, el mandatario superaba por más de 10 puntos a su principal rival y cumplía con la norma que da el triunfo en primera ronda a quien venza por esa cantidad de votos a su más cercano perseguidor. La oposición acusó fraude y salió a las calles.
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Llamados a manifestaciones
Carlos Mesa llamó a sus seguidores a defender los votos y forzar la realización de una segunda vuelta. "Todos nosotros tenemos que estar decididos, sin ningún tipo de reparo, a salir a la calle para demostrar que no aceptamos el fraude", dijo el exmandatario. Las protestas y los enfrentamientos comenzaron poco después de las elecciones, y fueron ganando violencia con el paso de los días.
Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach
La rabia no cede
El gobierno de Evo Morales y la OEA acordaron la realización de una auditoría, una medida que no aplacó la rabia en la calle. Poco después, el jefe de la misión de la OEA renunció y las protestas arreciaron nuevamente en distintas ciudades del país. Al 9 de noviembre se contaban 3 muertos y casi 350 heridos, en un ambiente de creciente polarización.
Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach
Surgen nuevos líderes
A la figura de Carlos Mesa se sumaron otros liderazgos. Quizás el más convocante fue el de Luis Fernando Camacho, líder del comité cívico de Santa Cruz. Camacho logró convocar a distintas organizaciones para pedir la renuncia de Morales. "Nosotros hemos asumido una posición totalmente ciudadana. No queremos segunda vuelta, queremos un nuevo proceso eleccionario", exigía Camacho.
Imagen: Getty Images/AFP/D. Walker
Rebelión policial
Al ya agitado ambiente se sumaron la noche del viernes 8 de noviembre de 2019 los policías, que en distintas regiones del país se amotinaron. Un agente dijo a la prensa que "no podemos seguir con este narco-gobierno, con esta democracia injusta". Si bien el Gobierno dijo que no desplegaría militares para enfrentar la rebelión, Evo Morales sí denunció que había un golpe de Estado "en marcha".
Imagen: Reuters/L. Gonzalez
Renuncia
El 10 de noviembre de 2019, tras 14 años en el poder, Evo Morales renunció. La presión de las protestas, y la pérdida del apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía, apuraron su decisión. Morales aseguró que su salida fue causada por un "golpe de Estado". Los disturbios se extendieron en varias ciudades tras su renuncia, con incendios, saqueos y ataques a viviendas como la del propio exmandatario.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Karita
México concede asilo político a Evo Morales
Tras la renuncia de Morales, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, informó en rueda de prensa que el político boliviano había aceptado la oferta de asilo ofrecida por México. Ebrard expresó que México "ha decidido conceder asilo por razones humanitarias" a Morales "en virtud de la urgencia que afronta en Bolivia, donde su vida e integridad corren peligro".
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Granados
Presidenta interina
El 12 de noviembre, la senadora Jeanine Áñez fue proclamada nueva presidenta interina de Bolivia. Tras la renuncia de todos los que constitucionalmente podían suceder a Morales, la abogada de 52 años pasó de segunda vicepresidenta a presidenta del Senado, accediendo así a la vía sucesoria. Desde México, Morales aseguró que este era "el golpe más artero y nefasto de la historia" de su país.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Karita
De México a Cuba, y a Argentina
En diciembre de 2019, el exmandatario boliviano viajó a Argentina en un operativo secreto, para ser acogido como refugiado, con la condición -luego incumplida- de no hacer declaraciones políticas. Morales viajó a Buenos Aires desde Cuba, donde se hizo un chequeo médico. Lo acompañaron el exvicepresidente Álvaro García Linera, la exministra de Salud Gabriela Montaño y el excanciller Diego Pary.
Imagen: picture alliance/ZUMA Wire/M. Ramos
Incendios, pandemia, corrupción, denuncias contra Morales
Entre cambios drásticos en política exterior, acusaciones de persecución a partidarios del MAS, escándalos de corrupción en el manejo de la pandemia de COVID-19, declaración de desastre nacional por incendios forestales, denuncias contra Evo Morales por "estupro", "asesinatos y torturas", Áñez llegó a cumplir su tarea como presidenta interina: el llamado a nuevas elecciones, pospuesto dos veces.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. P. d. Carpio
Nuevas elecciones, casi un año después
Tras dos fechas pospuestas, por la pandemia mundial de coronavirus, el electorado boliviano votó finalmente en nuevas elecciones este 18 de octubre de 2020, para elegir otro presidente y vicepresidente. Casi un año después de la renuncia de Evo Morales, que el exmandatario aún achaca a un "golpe", los bolivianos eligieron también a 130 diputados y 36 senadores, para renovar el Congreso bicameral.
Imagen: Martin Mejia/AP Photo/picture-alliance
Arce celebra el retorno del MAS, a boca de urna
Pasada la medianoche de la jornada electoral, se conoció que las encuestas a boca de urna otorgan más del 50 % de los votos al candidato del MAS, Luis Arce. Le seguirían Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, con más del 30%, y Luis Fernando Camacho, de Creemos, con alrededor del 14 %. Arce celebró en La Paz un triunfo que dio por seguro, mientras el recuento oficial iba por alrededor del 7%.
Imagen: Ronaldo Schemidt/AFP/Getty Images
Evo: "Tarde o temprano vamos a volver"
Evo Morales, que dirigió desde Argentina la campaña electoral del MAS, también celebró el triunfo. "Tarde o temprano vamos a volver" a Bolivia, afirmó. Sin embargo, dirigentes del MAS como la presidenta del Senado y la Asamblea Legislativa de Bolivia, Eva Copa, manifestaron que aún "no es el momento adecuado" para su regreso, porque Morales todavía tiene "problemas que solucionar".
Imagen: Manuel Cortina/NurPhoto/picture-alliance
Mesa será "cabeza de oposición"
Con el recuento oficial de votos aún en curso, Carlos Mesa, líder y candidato presidencial de Comunidad Ciudadana, compareció en La Paz ante los medios, para reconocer que los sondeos a boca de urna auguran un "claro triunfador en primera vuelta": el exministro Luis Arce, del Movimiento Al Socialismo (MAS). Comunidad Ciudadana ejercerá de "cabeza de la oposición", informó en Twitter.
Imagen: Luis Gandarillas/AFP/Getty Images
Presidenta interina felicita y pide esperar resultados oficiales
También la presidenta interina del país, Jeanine Áñez, que había retirado su candidatura tras verse relegada en las encuestas, reconoció que (aún sin el cómputo oficial) la victoria del MAS parece segura. Felicitó a sus candidatos, pidiéndoles "gobernar pensando el Bolivia y en la democracia". A los ciudadanos y partidos, les pidió "paciencia" y "madurez" para esperar los resultados oficiales.
Imagen: Presidencia de Bolivia/AFP/Getty Images
Felicitaciones de Trump, Maduro, la OEA, la UE y la ONU
Los principales aliados regionales del expresidente Evo Morales -los presidentes de Venezuela, Cuba, Nicaragua, México, y Argentina- fueron los primeros en celebrar el retorno del MAS al poder en Bolivia. Pero también EE. UU., la OEA, la UE y la ONU felicitaron al virtual futuro presidente, Luis Arce. Washington anunció su disposición de trabajar con el nuevo gobierno.