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Cuando los cultivos energéticos se convierten en maleza

12 de marzo de 2013

La producción de agrocombustibles no solamente da lugar al debate sobre el uso de alimentos para generar energía, sino también supone una amenaza para la biodiversidad.

El pasto elefante (Pennisetum purpureum) puede llegar a tener 7.50 metros de altura.Imagen: Rebekah D. Wallace, University of Georgia, Bugwood.org / CC BY-NC 3.0 US

El pasado otoño, más de 200 científicos norteamericanos expresaron su preocupación mediante una carta de protesta al gobierno de Barak Obama. Entre los firmantes estaban ecólogos, biólogos y técnicos forestales. No están de acuerdo con los planes de las autoridades de fomentar el cultivo de varias especies de pastos que serían utilizados para la producción de agrocombustibles. En la carta, los científicos exigieron que se evite el cultivo a gran escala de estas plantas, de lo contrario, éstas podrían causar una crisis ecológica. Los científicos recuerdan las consecuencias de haber importado la planta enredadera "kudzu" de origen asiático. Esta fue traída para ser utilizada como alimento para el ganado. Sin embargo, ahora la planta crece incontrolablemente y más rápido que las plantas endémicas. De ahí que no solamente las cubre sino que paralelamente las ahoga.

Los científicos están especialmente preocupados por la posible introducción de la caña brava y el pasto elefante. Ambas especies no son oriundas del continente americano; provienen de Asia y África. Sin embargo, allí, no se pueden propagar mucho por la presencia y la competencia de plantas similares. Además están los elefantes como predadores naturales. Debido a su rápido crecimiento y su baja demanda de nutrientes en el terreno, la caña brava y el pasto elefante son considerados insumos energéticos ideales. Pero precisamente estas cualidades hacen de estos pastos también una temida maleza que, en buenas condiciones climáticas, puede crecer rápida y descontroladamente en grandes áreas.

Según los expertos de la Sociedad Americana de Ciencia de la Maleza (WSSA, por sus siglas en inglés), ambos pastos pertenecen al grupo de las plantas consideradas “más invasoras”. Las plantas son consideradas "especies invasoras" cuando las plantas exóticas desplazan a las plantas oriundas y contribuyen a la pérdida masiva de la biodiversidad de una región. Algunas especies nativas no pueden competir con la capacidad de crecimiento de las plantas exóticas y mueren debido a la falta de luz, espacio y nutrientes. Según cálculos de los expertos, actualmente en los EE.UU., cada año cerca de 700.000 hectáreas de tierras ya son ocupadas por especies de plantas invasoras, causando una pérdida de varios miles de millones de dólares. En su carta, los investigadores pidieron intervenir mientras todavía haya tiempo. Lo cual es mucho más fácil y más barato que revertir la invasión de estas plantas exóticas.

Importar elefantes como herbicidas

Combatir las plantas exóticas puede ser una tarea sin fin. En Australia tenemos un ejemplo de ello. El problema de la maleza invasora es tan grave que David Bowman, catedrático de botánica de la Universidad de Tasmania sugirió seriamente en la revista científica "Nature" importar y utilizar a los elefantes africanos como herbicidas. El pasto llanero que se extiende en la sabana australiana es, según el catedrático, demasiado grande para los canguros, las vacas y los búfalos. Sin embargo, es un alimento adecuado para los elefantes africanos. Su propuesta recibió muchas críticas pero demuestra lo desesperado de la situación en algunos países.

Los estadounidenses no son los únicos que contemplan la idea de utilizar plantas de crecimiento rápido como el pasto elefante para la producción de combustible. También en Brasil, donde ya el 47,5 por ciento de la energía primaria utilizada proviene de fuentes de energía renovables, hay planes en este sentido. "En comparación con la caña de azúcar y la soja, que se cultivan como insumos energéticos, el pasto elefante hasta ahora abarca solamente una pequeña parte", dice Sarah Kovac, quien junto con Renè Zimmer del "Instituto Independiente de Asuntos Ambientales" de Berlín, trabajó recientemente en un proyecto de investigación para la producción de insumos energéticos en Brasil.

Pasto elefante: proveedor de alta eficiencia de biomasa

Si fuera por Anderson Carlos Marafon y otros investigadores del Instituto de Investigación Agrícola Brasileño (Embrapa, por sus siglas en portugués), pronto podrían haber grandes cultivos de pasto elefante: el rápido crecimiento de la planta y su alto rendimiento son demasiado tentadores. En una hectárea de terreno se pueden producir 40 toneladas de biomasa, mucho más que con la caña de azúcar (15 a 20 toneladas) o con eucalipto (10 a 15 toneladas) sobre la misma superficie. De ahí que en un artículo publicado el año pasado, los investigadores de Embrapa sugirieron utilizar el pasto elefante como una nueva y prometedora fuente de energía. Los agrónomos sostienen que podría ser utilizado tanto como combustible sólido como también para producir etanol.

Hasta ahora, hay una sola planta termoeléctrica en el noreste de Brasil que utiliza el pasto elefante para generar energía. Actualmente ya se cultiva suficiente pasto elefante en una superficie de 4.000 hectáreas para generar 30 megavatios de electricidad. Por su parte, algunas pequeñas empresas utilizan el pasto comprimido en pellets o briquetas para sus sistemas de calentamiento. El uso del pasto elefante parece especialmente atractivo para la industria de la cerámica. Por ejemplo, para operar los hornos de una empresa de mediano tamaño, sería suficiente cultivar un área de aproximadamente 100 hectáreas del pasto, que se puede cosechar varias veces al año.

Si bien las plantas como el pasto elefante generan biomasa rápidamente, también conllevan una serie de problemas. A pesar del entusiasmo sobre el cultivo de este tipo de insumos energéticos, es necesario estudiar detenidamente de antemano exactamente qué plantas son realmente adecuadas a largo plazo. "Los agrocombustibles reciben un fomento porque prometen resolver un problema global. Sin embargo, en este contexto, a menudo el riesgo de una excesiva expansión de las plantas no está siendo tomado en cuenta", dice Tim Low, biólogo del "Consejo de Especies Invasoras" de Australia.

Evaluación intensiva podría evitar el riesgo de propagación de las malezas

En el caso de las plantas genéticamente modificadas, las consecuencias ecológicas del cultivo de las mismas fueron previamente estudiadas de manera exhaustiva. Tim Low cree que se debería hacer también este tipo de evaluaciones de riesgo antes de introducir plantas exóticas y de ser necesario, prohibir su cultivo. Por ejemplo, en uno de los estados de Australia no está permitido cultivar la planta oleaginosa "jatropha" porque allí está en la lista de malezas peligrosas.

Afortunadamente, en general, existe una amplia gama de plantas que se pueden utilizar como insumos energéticos, explica el biólogo, y acota "Cada país tiene especies de plantas nativas que se adecuan como plantas generadoras de combustible y no acarrean el peligro de las malezas exóticas. Solamente se necesita seleccionarlas". Con esta posición, Low concuerda con las organizaciones internacionales de protección medioambiental que tienen sentimientos encontrados con respecto a la bioenergía. Según declaraciones de la filial brasileña de Greenpeace y el WWF, la utilización de los agrocombustibles solamente tiene sentido si los cultivos son ecológicamente sustentables.

Autora: Ulrike Gebhardt / CS
Editor/a: Pablo Kummetz

El biólogo australiano Tim Low.Imagen: Tim Low
La lucha contra las especies invasivas.Imagen: U. S. Fish and Wildlife Service - Northeast Region / CC BY 2.0
Llevar elefantes africanos a Australia para combatir la maleza: ¿un plan absurdo?Imagen: TheGrantPeters / CC BY 2.0
Científicos norteamericanos protestan contra el pasto elefante (Arundo donax).Imagen: Macleay Grass Man / CC BY 2.0
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