En Hamburgo, la visita del Dalai Lama ha causado un impacto sólo conocido por la llegada de algún ídolo pop. 10. 000 personas se dieron cita este domingo para escuchar al líder espiritual y secular del Tíbet en el estadio de Rothenbaum, conocido internacionalmente por los torneos de tenis que allí se suelen disputar. Igual de nutrida fue la concurrencia a su primera charla, en la víspera.

“Estrella espiritual”

Alguno lo definen ya como una “estrella pop espiritual”. Lo cierto es que el magnetismo de este líder religioso desborda con mucho los límites de la comunidad budista en Alemania. De hecho, la mayoría de la gente que acude a verlo en Hamburgo no tiene mayores conocimientos acerca del Budismo. Pero todos conocen al Dalai Lama, aman su sonrisa y quieren escuchar en vivo y en directo sus palabras.

“El siglo 20 estuvo marcado por la violencia, pero el siglo XXI puede ser un siglo de la paz”. Eso es lo medular de su mensaje. Galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1989 por sus esfuerzos en pro de una solución pacífica al problema del Tíbet, respaldó en su conferencia de este domingo la idea de una organización mundial en la que estén representadas las personas que han dedicado su vida a la misión de la paz. Pero, al mismo tiempo, apeló a la responsabilidad individual. “Las resoluciones de la ONU no bastan, por sí solas, para cambiar el mundo, debemos comenzar por el individuo”, afirmó.

Más popular que el Papa

La espiritualidad de su mensaje no le impide llamar las cosas por su nombre a la hora de denunciar injusticias, ni manifestar su humor con bastante frecuencia. “El humor es una de las características del Dalai Lama. Él es auténtico y la gente lo percibe y lo aprecia”, indicó Oliver Petersen, profesor budista del Centro Tibetano de Hamburgo. A su juicio, se lo quiere tanto justamente aquí, en Alemania, porque tiene la tranquilidad interior que a muchos les falta.

Petersen no cree que el Budismo sea una moda en Alemania, sino un movimiento que se desarrolla en forma estable. Algunas encuestas indican que el Dalai Lama es incluso más popular que el Papa en este país. Pero en otras esferas religiosas no se lo ve como un competidor. Por lo menos así lo indica el presidente del Consejo de la Iglesia Evangélica de Alemania, obispo Wolfgang Huber. En su opinión, sin entremezclar religiones, se puede aprender del líder tibetano y ser a la vez un buen cristiano. Además, Huber consideró que la gente se siente atraída con razón hacia alguien que “encarna como persona” lo que predica.