El derecho internacional y una eventual invasión a Venezuela
28 de octubre de 2025
Las normas del derecho internacional son claras. Partiendo por la carta de las Naciones Unidas, que insta a sus miembros a solucionar sus controversias por medios pacíficos, que no pongan en peligro la paz, la seguridad ni la justicia. Los países deben abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de otro Estado.
En la misma línea, los juicios de Núremberg consideran como delito contra la paz el planear, preparar, iniciar o hacer una guerra o agresión que viole garantías internacionales. Asimismo, resoluciones de la Asamblea General de ONU prohíben el uso de la fuerza, agresión, ocupación militar o guerra para resolver diferencias entre países.
Crisis del derecho internacional
"El derecho internacional pone reglas a las relaciones entre países y restringe lo que un Estado puede hacer, para que no impere el derecho del más fuerte. En los últimos años, en varios contextos estamos viendo una fuerte crisis del derecho internacional”, dice a DW Stefan Peters, profesor de relaciones internacionales y estudios de paz en la Universidad Justus Liebig de Gießen.
En la práctica, observamos conflictos armados en diferentes lugares. "Hemos visto varias veces en el mundo acciones militares que se hicieron infringiendo el derecho internacional. Conocemos acciones, como actualmente la agresión de Rusia contra Ucrania, que claramente van en contra del derecho internacional”, agrega Peters, politólogo y director académico del Instituto Colombo-Alemán para la Paz (CAPAZ).
Una intervención militar de Estados Unidos frente a la costa venezolana podría ser la antesala del primer conflicto internacional en suelo latinoamericano desde la guerra del Cenepa entre Perú y Ecuador, en 1995, y la de las Malvinas, entre Argentina y Reino Unido, en 1982.
Excepciones y justificaciones
El derecho internacional considera, no obstante, situaciones de excepción. "La guerra y las acciones militares están prohibidas, con muy pocas excepciones: si existe un respaldo por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, o si se trata de una autodefensa contra un ataque. Probablemente este último es el argumento que se emplearía, pero sería un argumento muy forzado”, indica Peters.
"El argumento de Trump es que grupos en Venezuela son narcoterroristas y con eso quiere legitimar bajo el derecho sus acciones en el Caribe. La pregunta para mí es quién sancionaría una acción en caso de ser ilegal. Mientras no haya una institución o actor que pueda sancionar, ¿qué hacemos?”, plantea la politóloga Sabine Kurtenbach, en diálogo con DW.
La presidenta interina del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales, GIGA, con sede en Hamburgo, señala que "si entran a territorio venezolano no es por el narcotráfico. Venezuela tiene un papel muy pequeño en el tráfico de drogas internacional. La meta final sería derrocar a Nicolás Maduro, muy al estilo histórico”.
En su opinión, la intención de Trump es "repetir lo que hizo Estados Unidos en Panamá, que tampoco fue legal frente el derecho internacional. Pero Venezuela no es Panamá, y entrar y quedarse tres días hasta la rendición del presidente, no funcionaría. Aparte del ejército y las milicias del Gobierno, hay muchísimos actores armados”.
La narrativa del ganador
"En América Latina la guerra fría nunca terminó. Las protestas o acusaciones contra unos u otros siempre se ligan a ese debate ideológico. Quienes están con Trump compran su argumento, los que están en contra apelan a la soberanía nacional y la no intervención”, observa Kurtenbach.
El escenario de una incursión armada y el eventual derrocamiento de Nicolás Maduro se mueve todavía en el terreno de las especulaciones y la incertidumbre. Se prevé que Estados Unidos saldría victorioso, pero es impredecible cuánto podría durar la intervención en Venezuela, ni qué resistencia opondría.
De concretarse el ingreso de tropas estadounidenses y la rendición del Gobierno de Maduro, la discusión sobre la legalidad de la acción podría pasar a segundo plano. La interpretación y el juicio que se haga de los hechos tendría que ver con los resultados, postula el politólogo venezolano Víctor Mijares. "La dimensión jurídica no me parece relevante. El derecho internacional se ajusta a los hechos consumados”, dice a DW el experto en temas militares y de seguridad.
Para el fundador y director del programa Geostrategos, de la Universidad de los Andes de Colombia, "si una operación así tuviera éxito y hay una transición, la narrativa histórica será construida para mostrar que fue un proceso legítimo, como en las guerras de independencia, que tuvieron una causa ilegal, pero que con la victoria de los patriotas se legitimó como proceso histórico y hoy se asumen como causas y guerras justas. Si sale mal, habrá una narrativa contraria y será considerado un fracaso político y una falta legal y moral. Al final el resultado es lo que importa, no lo medios”.
En opinión de Peters, aceptar una intervención armada con el argumento de que fue exitosa "es muy problemático. Cuando no se respeta el derecho internacional, pierde legitimidad. Nadie va a pensar que tenga algún valor y eso no va a hacer al mundo más seguro ni más pacífico. Por otro lado, sabemos que si hay guerra hay sufrimiento de la población civil. Hay distintas formas de afectación, la llamada guerra limpia no existe. Una intervención también significa jugar con la vida de seres humanos”.
Una gran incógnita es qué viene después, cuánto duraría el conflicto y si habría nuevas olas de migración. Las acciones militares tienen consecuencias más allá de la intervención misma, observa Kurtenbach.
"No es legítimo sacar a un presidente de ninguna forma. Derrocar un gobierno, si bien no es sencillo, es mucho más fácil que construir una democracia viable y estable, lo que puede demorar años y en un país polarizado políticamente y con un desastre económico y social, es más complicado todavía. Pero sabemos por muchas investigaciones de transición hacia la democracia, que estas son más estables si ocurren sin injerencia desde fuera y con medios pacíficos”, subraya la experta alemana.
(ms)