California, que fue un modelo en EE.UU. para enfrentar el coronvirus, ahora también lucha con el aumento de las infecciones. "No hemos acabado con la pandemia", advierte el médico Chad Krilich, en entrevista con DW.
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Deutsche Welle: El sábado, EE.UU. registró más de 66.000 nuevas infecciones en un solo día por primera vez desde el comienzo de la pandemia del coronavirus. California está ahora también muy afectada. Sin embargo, el presidente estadounidense, Donald Trump, insta a que se logre pronto un retorno a la normalidad. ¿Es probable?
Dr. Chad Krilich: No hemos acabado con la pandemia. En el estado de California, la tasa de reproducción de la infección es de 1,17 (es decir, una persona con coronavirus infecta a 1,17 personas). Hace dos semanas la tasa era de 1,16, hace un mes era de 1,13 y hace dos meses era de 0,99.
Así que la tasa de infección está subiendo de nuevo.
Exacto. Al principio de la crisis del coronavirus en febrero, era de 2,49. El 19 de marzo se emitió la orden que implementó medidas de permanecer en casa y la tasa de infección cayó por debajo de 1. El virus no se propagó más. Alrededor del 25 de mayo, con la reapertura, pudimos observar un aumento. La tasa no es tan alta como lo era en marzo, pero los datos indican que el virus se está propagando.
¿Lo observa también en los hospitales donde trabaja?
Sí, el Grupo de Hospitales San José tiene unos 50 hospitales en estados occidentales como Texas, California, Washington, Oregón, Alaska y Montana. Definitivamente observamos el aumento inicial, el primer paciente de COVID-19 en EE.UU. fue ingresado en un hospital de Washington. Luego vimos un declive en todos esos lugares. Y ahora hay un nuevo aumento en las hospitalizaciones.
¿Y lo observa con preocupación?
Definitivamente es algo que tenemos que observar. Hemos visto la disminución del número de casos y ahora vemos que están aumentando de nuevo. Tenemos que asegurarnos de que tenemos la capacidad de atender a nuestros pacientes, que nuestro personal médico tenga suficiente ropa de protección y que estemos equipados con pruebas y medicamentos.
¿Qué es lo más peligroso de esta pandemia?
Lo que más me preocupa son las personas que no siguen las recomendaciones de los expertos en salud. El objetivo de estos expertos es asegurar que la tasa de mortalidad se mantenga baja. Me preocupa que la gente no use mascarillas y no mantenga distancia.
Otro problema es el impacto de la pandemia en enfermedades no relacionadas con el coronavirus. Hay datos que muestran que los pacientes no acuden a los médicos ni a los hospitales. Retrasan estas visitas y esto lleva a un peor curso de la enfermedad. También vemos indicios de que las personas no se tratan sus enfermedades crónicas porque tienen miedo de venir al médico y se aislan en casa. Y estamos viendo menos exámenes de prevención de cáncer.
¿Qué esperan en esta situación de los políticos?
Lo mejor que podemos hacer es observar las cifras. Tratamos de tomar decisiones basadas en los mejores datos que podemos obtener. Admito que en medio de esta pandemia es fácil tomar decisiones que están influenciadas por otras cosas.
Pero nosotros, en el sector de la salud, sabemos que las decisiones basadas en datos llevan a mejores resultados para nuestros pacientes. Por eso los políticos, ya sea a nivel regional o nacional, o las organizaciones como la OMS, deben asegurarse de que las recomendaciones que difunden se basen realmente en hechos científicos.
A la luz de las cifras sobre el coronavirus que tenemos ahora. ¿A dónde vamos?
Es como una obra de tres actos y actualmente estamos en el segundo acto. Habrá un tercer acto. Si miramos cuando llegará la gripe, sabemos que vendrá una tercera ola. Por supuesto, todo esto estará influenciado por cómo nos comportamos, si hay una vacuna contra el virus, y todo ese tipo de cosas.
¿Habrá una vacuna pronto?
Creo que eso es una ilusión. Hay mucha gente que hace un gran trabajo. Están progresando, pero aún no sabemos una fecha exacta.
El Dr. Chad Krilich es médico superior del Grupo Hospitalario de San José en el condado de Sonoma, California, donde trabaja en dos hospitales. Krilich también se ha desempeñado como médico de cabecera durante más de diez años.
(gg/er)
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Coronavirus: cuando la emergencia nos vuelve creativos
La crisis desatada por el nuevo virus ha hecho que muchas personas extremen los recursos para enfrentar de la mejor manera el nuevo escenario en el que tendremos que acostumbrarnos a vivir.
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Quiero pasta a la boloñesa, pero con plexiglás
El plexiglás también es protagonista en este restaurante de Milán. El "Gaga Café" separó con paredes de plástico transparente a los comensales y a las mesas de los pasillos, para evitar posibles contagios. Pese a todas las medidas, la mascarilla igual es obligatoria, aunque hay que quitársela para beber o comer, eso es evidente.
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Disfrutando de la cena en el invernadero
En algunos lugares ya la gente puede salir a cenar en restaurantes, después de varias semanas de estar impedida de ello. En el centro cultural Mediamatic, de Ámsterdam, los clientes pueden comer, al menos momentáneamente, en los cinco pequeños invernaderos instalados para evitar al virus. El concepto ha sido bien recibido y todas las mesas están reservadas hasta fines de junio.
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El sueño del mar
Sentarse a orillas del mar y mirar las olas: muchos turistas piensan que esa es la mejor sensación de las vacaciones. En tiempos de coronavirus, la gente que antes se sentaba sobre la arena, ahora debe quedarse en casa. Por eso las ventas de muebles para balcones y jardines han aumentado, según los vendedores. El lema es: si no puedes sentarte en la playa, entonces siéntate en el jardín.
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Peluquerías llenas, aunque sin café
Después de una pausa forzada de seis semanas, este peluquero de Essen recibe a sus primeros clientes. Pero las cosas han cambiado: ahora las mascarillas son obligatorias, un panel de plástico transparente separa los lavaderos y se acabó el café para acompañar la espera. A los clientes parece darles igual: en muchas peluquerías las reservas están agotadas.
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Dar el "sí" ante 30 autos
¿Quién dijo que no podían celebrarse matrimonios en tiempos de coronavirus? En un autocine de Düsseldorf, en Alemania, esta joven pareja se atrevió a dar el sí ante decenas de invitados, que escucharon la ceremonia en la radio de sus automóviles. Tras la oficialización del matrimonio, hicieron sonar sus bocinas. Fue la primera boda de este tipo en el país, pero hay más en carpeta.
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Aplausos en silencio
También artistas como el comediante Bülent Ceylan han recurrido a los autocines, con bastante éxito. En Viernheim, Alemania, el Festival Car-Watch llenó el estacionamiento del Rhein-Neckar-Zentrum. No todos están contentos: los bocinazos de los automovilistas ya provocan malestar entre los residentes. Por ello, este espectador eligió una forma de expresión menos escandalosa.
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Islas negras en la oficina
Así podrían ser las oficinas del futuro: las marcas negras en el piso muestran la zona a la que ningún compañero de trabajo puede ingresar, para así mantener la distancia necesaria (2 metros) y evitar contagios. Tras los monitores, el plexiglás ofrece protección adicional. El problema es que, para lograr lo que logró esta empresa de Ámsterdam, se requiere mucho espacio.
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Esperar en fila y ordenados
No solo dentro de los edificios se debe mantener la distancia, al menos por los próximos meses. En una estación de metro de Niza, en Francia, está marcado en el piso dónde debe esperar cada pasajero. Medidas similares se han tomado en distintos lugares del mundo. Por desgracia, estas señales no evitan las aglomeraciones al abordar el tren.
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Pistas para peatones
También en las calles comerciales de Dinamarca las personas deben respetar ciertas normas. O deberían hacerlo. En Aalborg, por ejemplo, los peatones deben actuar como si fueran vehículos y siempre avanzar por la derecha. De esta forma se evita que haya encuentros demasiado cercanos. Está por verse si esto servirá para que la gente lo respete.
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La vida depende de una botella
En la muy poblada ciudad de Hong Kong la distancia entre uno y otro es tan estrecha que todo sirve para protegerse, incluso una botella recortada, que evita la llegada a la cara de cualquier salpicadura proveniente de la boca de otro ciudadano. No se sabe si es cómodo, pero sin duda es un invento creativo y barato.
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Control seguro de la puerta
Mantener la distancia es una cosa, evitar las infecciones por contacto es otra diferente. Muchas personas abren las puertas con los codos o con las manos cubiertas con la manga, pero ese lujo solo pueden dárselo los que tengan mucho control sobre sus extremidades. Este abridor de puerta evita que se toque el picaporte con la mano, y resuelve el problema.
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El distanciamiento debe respetarse incluso en los baños. O al menos así lo decidieron en este baño público de Bruselas, donde se optó por la seguridad total y se bloqueó los urinarios para que la gente haga sus necesidades a distancia.