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El diputado transparente

12 de noviembre de 2010

Los grupos de presión ejercen una gran influencia en las decisiones políticas en Berlín. Estos organismos que representan los intereses de distintas actividades económicas, son cada vez más poderosos.

Uwe Schummer, ejemplo del diputado transparente.Imagen: Deutscher Bundestag/Lichtblick/Achim Melde

Antes de que se tome cualquier decisión política en la capital alemana son escuchadas las distintas posturas de los llamados lobbys o grupos de presión, que siempre están al acecho, siempre buscando influir en las decisiones de los diputados. El ejército de estos agentes de relaciones públicas pagados por los grandes consorcios ha aumentado considerablemente desde el traslado del gobierno y el Parlamento alemán de Bonn a Berlín y rodea con sus oficinas el barrio gubernamental en la capital alemana.

Críticos advierten que el poder de los grupos de presión es muy grande y que sus vínculos con el poder político son poco transparentes. Eso lo confirma el diputado Uwe Schummer, cuyo correo electrónico se inunda de mensajes provenientes de este grupo de personas. Por lo menos recibe unos 80 mensajes al día.

“Cuando me desconecto varios días, al abrirlo de nuevo lo que recibo es una avalancha de mensajes, así como una gran cantidad de cartas, invitaciones, declaraciones y comunicados; la mayoría acaba en la papelera”, dice el diputado.

Sesión plenaria en la cámara baja del Parlamento alemán.Imagen: AP

El lobby de la salud, el más duro

El especialista en exportaciones pertenece a la Unión Social Cristiana, la formación bávara hermana de los cristianodemócratas que lidera la canciller Angela Merkel. Es sindicalista y activo en el movimiento laboral cristiano. Siendo colaborador del entonces ministro del Trabajo y Asuntos Sociales Norbert Blüm, se percató Schummer de cómo la industria farmacéutica, los médicos y farmacéuticos están representados por verdaderos batallones que acosan a los políticos y diputados.

“Entonces recuerdo que uno de esos diarios sensacionalistas tituló su edición con una interrogante: ¿Tendremos que morir prematuramente Sr. Blüm? El artículo recriminaba al político no destinar suficientes recursos a la investigación contra el cáncer y con ello evocaba los miedos más arcaicos de la población al hacerla sentirse desprotegida”, cuenta el diputado, que advierte que el lobby de la salud es el más duro de todos.

Se estima que la correlación de fuerzas es de unos 5.000 lobbyistas contra 622 diputados. No hay un registro de estos grupos y sus miembros, como piden organizaciones anticorrupción. Schummer ve como única alternativa mostrar a sus votantes lo que hace en Berlín y que sepan lo que el diputado apoya. Por ello es de los pocos llamados diputados transparentes en el Parlamento alemán que incluso publica en internet su declaración de impuestos.

Visitantes recorren la cúpula de cristal construida en el edificio del Reichstag, sede del Parlamento alemán.Imagen: Deutscher Bundestag/Stephan Erfurt

Transparencia vs. dependencia

“Me parece que la transparencia es el opuesto natural a toda dependencia económica. Y todo el que me ha dado su voto debe tener la seguridad de que no tengo otro trabajo que no sea el de representar sus intereses”, afirma.

Schummer no tiene ingresos paralelos y en eso parece ser una excepción. Muchos diputados saben aprovechar su posición para obtener recursos adicionales realizando discursos en eventos y sobre todo participando en los comités de vigilancia de empresas, que pagan jugosas compensaciones al año.

Desde el verano de 2007 los diputados deben publicar en internet sus honorarios como diputados e ingresos adicionales derivados de otras actividades. Una regla a la que se han opuesto muchos, incluso ante los tribunales, sin éxito. Organizaciones anti –corrupción presionan a los diputados para que declaren publicamente sus ingresos y piden que cuando un político asuma un cargo en la empresa privada haga previamente una pausa.

Uno de los peores y más prominentes ejemplos sobre la coexistencia de los intereses privados y la política lo ofreció el ex-canciller Gerhard Schröder, que cuando dejó de ser mandatario obtuvo un empleo en el consorcio ruso Gasprom, lo que dejó un mal sabor de boca en los contribuyentes. Conocida era la estrecha relación entre Putin y Schröder y se sabía de los intereses rusos por suministrar gas a Alemania y Europa.

Autora: Doris Krannich/ Eva Usi

Editor: Emilia Rojas

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