El atentado suicida que tuvo lugar en la noche del domingo en un paso fronterizo entre Siria y Turquía fue perpetrado por yihadistas, asegura la agencia de noticias Amaq, vinculada al grupo terrorista Estado Islámico.
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"Un combatiente del EI detonó su chaleco explosivo en medio de una concentración de miembros del Ejército Libre Sirio (...) y causó 50 muertos en sus filas", afirmó la agencia afiliada a los extremistas. Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó de que 32 combatientes opositores sirios y dos militares turcos perecieron en el ataque.
La ONG detalló que el terrorista suicida detonó el cinturón explosivo que llevaba adosado al cuerpo dentro de un autobús en el que viajaban los rebeldes a su paso por el cruce de Atma, que conecta la localidad siria homónima, en la región noroccidental de Idleb, con la ciudad turca de Iskenderun. Los servicios de inteligencia turcos informaron de que el suicida es un miembro del EI, que se hizo explotar en el lado de Iskenderun y que tenía como objetivo el autobús, según el Observatorio.
La Coalición Nacional Siria (CNFROS), la principal alianza opositora, calificó lo sucedido de "crimen" y aseguró que por Atma pasa sobre todo ayuda y suministros de Turquía a Siria, y que la mayoría de las víctimas son miembros de los equipos de emergencias y trabajadores del paso fronterizo. El cruce de Atma es empleado por las facciones opositoras sirias para la entrada desde Turquía de suministros básicos para la población, así como de armas y combatientes.
JOV (efe, dpa)
¿Qué queda de Palmira?
En 2015, el Estado Islámico impactó al mundo al destruir monumentos de la antigua ciudadela de Palmira. Una exposición en Colonia muestra dibujos que documentan el esplendor de esas maravillas de la humanidad.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Daniel Lohmann
Artista, arquitecto, arqueólogo
Como muchos de quienes viajaron hacia Oriente en el siglo XVIII, el artista francés Louis-François Cassas provenía de una familia de clase acomodada. Su padre era marqués y agrimensor real. En 1785, Louis-Francois estuvo dos meses en Palmira, haciendo croquis de prácticamente todas las ruinas de ese legendario centro cultural de la Antigüedad.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
Lo que quedó
Cassas encontró solo ruinas en Palmira. Sin embargo, en lugar de dibujar lo que veía, intentó reconstruir la ciudad y poner sobre el papel su antiguo esplendor. El museo Wallraf-Richartz de Colonia tiene 123 de esos dibujos en su colección. Algunos de ellos fueron restaurados para la exhibición "Palmira: ¿qué queda?", que también muestra la destrucción provocada por los terroristas en la región.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
Oasis para comerciantes
Palmira está ubicada a medio camino entre Damasco y la frontera con Irak. Erigida entre los siglos I y III d. C., los monumentales edificios se mantenían bien preservados, como mudos testigos de la magnificencia de la ciudad greco-romana. Caravanas de comerciantes trasladaban especias, gemas preciosas y ropas a la ciudad.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Daniel Lohmann
Diferentes estilos e influencias
Con el tiempo, Palmira fue mezclando su arquitectura greco-romana con estilos locales. El teatro romano semicircular tiene una fachada diseñada al estilo de un palacio oriental. En ese escenario se presentaban obras en arameo.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Marczok
Fascinación con la historia
Artistas y arquitectos han intentado desde fechas tan tempranas como el siglo XV revivir el espíritu de la antigua ciudad. Pero la perspectiva de Cassas era única: usando colores diferentes, distinguió la arquitectura existente de la imaginaria en sus dibujos. El negro representa a la realidad, el rojo señala sus reconstrucciones.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
El centro de la vida religiosa
El templo de Bel fue construido hacia fines del siglo II d. C. bajo dominio romano. Bel era el equivalente local para el dios griego Zeus. La arquitectura combina tradiciones arquitectónicas romanas y griegas, con la adición de ornamentaciones orientales.
Imagen: Wallraf-Richartz-Museum/Fondation Corboud
Perdido para siempre
El templo de Baalshamin, de aproximadamente dos mil años de antigüedad y una de las estructuras más completas halladas en Palmira, fue una de las maravillas destruidas por el Estado Islámico. Baalshamin, el "Señor del Cielo", era una de las deidades supremas de Palmira.
Imagen: Reuters/Stringer
Cuánto se perdió y cuánto queda
La Gran Columnata fue la principal avenida de la ciudad. Allí había tiendas a ambos lados de la calle, además del mercado del Ágora, un teatro y un complejo de baños romanos. Cuánto destruyeron los fanáticos del Estado Islámico y cuánto quedará para la posteridad es hoy un misterio. Habrá que esperar que las fuerzas del gobierno sirio terminen de expulsar a los insurgentes de la región.