Akihito seguirá siendo emperador hasta medianoche, cuando el país entrará en una nueva era, Reiwa ("bella armonía"), que se prolongará durante todo el reinado de su primogénito, Naruhito.
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El emperador japonés Akihito concluyó hoy (30.04.2019) las ceremonias de su abdicación, cediendo el trono del Crisantemo a su hijo mayor Naruhito, en la primera abdicación en Japón en más de dos siglos.
Akihito, de 85 años, seguirá siendo sin embargo emperador hasta medianoche, hora en que el país entrará en el año 1 de la nueva era imperial "Reiwa" ("bella armonía"), después de tres décadas de era Heisei ("logrando la paz").
En sus últimas palabras en el cargo pronunciadas en su ceremonia de abdicación, Akihito dijo que se siente "afortunado" de haber desarrollado sus funciones "con un profundo sentido de confianza y de respeto hacia el pueblo".
"Hoy concluyo mis funciones como emperador", dijo el emperador de Japón al inicio de su breve intervención durante el acto, celebrado hoy en el Palacio Imperial ante 294 participantes, incluyendo representantes de la familia real y de los tres poderes del Estado.
Símbolo de Estado
Tras dar las gracias por sus palabras al primer ministro nipón, Shinzo Abe, quien le precedió en la ceremonia, quiso agradecer también al pueblo nipón "por apoyarle y aceptarle en su papel como símbolo del Estado".
Akihito, de 85 años, se dirigió de este modo a los presentes en la ceremonia de abdicación, de poco más de diez minutos de duración y celebrada en el Salón Pino, el mayor y de más altura del Palacio Imperial de Tokio.
Tres Tesoros Sagrados
Antes de su intervención, los chambelanes presentaron dos de los Tres Tesoros Sagrados que Akihito ha custodiado durante sus tres décadas en el trono y que simbolizan el poder del cargo, además de los sellos imperiales empleados para firmar documentos oficiales.
Por su parte, Shinzo Abe destacó la época de paz que ha vivido el país durante las tres décadas que Akihito ha estado al frente del Trono del Crisantemo. Abe habló en nombre del pueblo japonés en el acto de abdicación de Akihito, que cede el trono a su primogénito, Naruhito, quien lo asumirá en otra ceremonia que se llevará a cabo este miércoles.
"La paz de la nación y la felicidad del pueblo japonés"
"El emperador, según la ley especial imperial, abdica con fecha de hoy", afirmó Abe en el acto. En su mensaje, el primer ministro destacó que Akihito "siempre ha deseado la paz de la nación y la felicidad del pueblo japonés".
Akihito, agregó, "ha hecho sus tareas con todo el corazón y también ha cumplido con responsabilidad su papel como símbolo de la unidad de Japón y del pueblo japonés".
Festejos inéditos
La población japonesa celebra unos festejos históricos y casi inéditos porque esta vez la nación no está de luto por el deceso de un soberano. Sí lo estaba en 1989 (muerte de Hirohito, también llamado emperador Showa), en 1926 (por el emperador Taisho) y en 1912 (por el emperador Meiji).
El presidente estadounidense, Donald Trump, uno de los primeros en expresarse, envió un mensaje con su "sincera apreciación" de la pareja imperial, y destacó la "cercana relación" entre Estados Unidos y Japón.
Será la primera vez en dos siglos que un emperador japonés cede el puesto en vida, en virtud de una ley de excepción hecha a medida para Akihito. A mediados de 2016 el emperador dijo que quería dejar el trono porque ya no podía ejercer "en cuerpo y alma" debido a su edad y a su estado de salud.
Fue el gobierno el que decidió la fecha de la abdicación y todo lo que la rodea, un proceso en el que la familia imperial no ha tenido voz ni voto.
Akihito y su esposa Machiko realizaron estas semanas sus últimas peregrinaciones en un país que recorrieron durante tres décadas, sobre todo para reconfortar a los damnificados tras las catástrofes naturales de la era de su reinado. Los emperadores gozan de gran respeto en su país por su cercanía a los ciudadanos.
FEW (EFE, AFP)
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Hiroshima y Nagasaki: el imperativo de recordar
En cada aniversario de los bombardeos a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en 1945, el mundo entero recuerda a las víctimas y se reflexiona sobre las terribles consecuencias de la guerra.
Imagen: David Mareuil/Anadolu/picture alliance
Llamado a la paz
Las palomas blancas se echaron a volar nuevamente este 6 de agosto, en el memorial que recuerda a las víctimas de la primera bomba atómica, en Hiroshima. El alcade de la ciudad, en su declaración anual de paz, urgió a la desnuclearización, para evitar que el mundo vuelva a vivir el horror de un ataque nuclear como el que sufrió Japón en 1945.
Imagen: KYODO/REUTERS
Recordando a las víctimas
A las 8.15 A.M., un minuto de silencio rinde homenaje a las víctimas, a la hora que fue lanzada la bomba atómica en Hiroshima. En la foto, una artista realiza una danza, en el marco de las ceremonias de conmemoración de la tragedia.
Imagen: David Mareuil/Anadolu/picture alliance
Primer ataque
El 6 de agosto de 1945, el bombardero "Enola Gay“ arroja sobre la ciudad japonesa de Hiroshima la primera bomba atómica empleada en una guerra. El artefacto tenía un seudónimo que parecía inocuo: “El pequeño”. De los 350.000 habitantes de esa localidad murió en unos cuantos segundos la quinta parte, según se estima. La enorme presión desatada por la detonación destruye por completo Hiroshima.
Imagen: Three Lions/Getty Images
El “Enola Gay”
Originalmente se tenía programado el 1 de agosto de 1945 como fecha para el ataque. Sin embargo, éste fue postergado a causa de un tifón. Cinco días más tarde despegaba el bombardero “Enola Gay” con una tripulación de 13 personas a bordo. Los militares se enteran solo en pleno vuelo que deben arrojar la bomba atómica.
Imagen: gemeinfrei
El segundo ataque
Tres días después del bombardeo a Hiroshima, el ejército estadounidense arroja una segunda bomba atómica sobre Nagasaki. En un principio el objetivo era Kyoto. Pero algunas consideraciones hechas por el secretario de Defensa de EE.UU. se cambia el punto donde habrá de caer la segunda bomba atómica. Ésta lleva el seudónimo de “Gordo” y tiene una potencia equivalente a la de 22.000 toneladas de TNT.
Imagen: Courtesy of the National Archives/Newsmakers
Objetivo estratégico
En Nagasaki se ubicaba la sede principal del consorcio Mitsubishi, que fabricaba armamento. En sus muelles se ubicaban enormes astilleros militares. Ahí fueron producidos los torpedos con los cuales Japón atacó la base militar estadounidense de Pearl Harbor. La poca visibilidad hizo imposible un ataque directo a los astilleros.
Imagen: picture-alliance/dpa
Las víctimas
Meses después de las explosiones, miles de personas fallecían aún a causa de las secuelas. Hasta finales de 1945 se registraron 60.000 víctimas mortales más a causa de la radiación, quemaduras o lesiones graves. Cinco años más tarde, el número total de víctimas por los bombardeos en Hiroshima y Nagasaki era estimado en 230.000.
Imagen: Keystone/Getty Images
Capitulación y terror
Tras el lanzamiento de las dos bombas atómicas, los japoneses temían que viniera una tercera sobre la capital, Tokio. Japón capituló y con ello terminó la Segunda Guerra Mundial en Asia. Los bombardeos fueron ordenados por el presidente Harry S. Truman. Muchos historiadores consideran que ambos bombardeos constituyen crímenes de guerra.
Imagen: AP
Reconstrucción
El destruido casco de Hiroshima fue reconstruido por completo, y sólo una isla en el río Ota permanece a manera de santuario de la paz. Ahí se encuentran hoy algunos monumentos, así como el Museo de la Paz, el Monumento Infantil a la Paz y las ruinas de la antigua cámara de Industria y Comercio. Arde ahí una llama que sólo se extinguirá cuando el mundo esté completamente libre de armas atómicas.
Imagen: Keystone/Getty Images
Cultura de la conmemoración
En Nagasaki se ubica desde 1955 un museo en el que se recuerda a las bombas atómicas, así como un Parque de la Paz dedicado a las víctimas y las consecuencias de los bombardeos en Hiroshima y Nagasaki. Ambas localidades son símbolo del potencial destructivo de las armas atómicas y nucleares.
Imagen: Getty Images
Contra el olvido
Desde los ataques de 1945, en todo el mundo se conmemora a las víctimas de los bombardeos atómicos. En Hiroshima hay ceremonias cada año. Sobrevivientes, familiares de las víctimas y políticos se congregan para guardar un minuto del silencio. Muchos japoneses luchan activamente contra el armamentismo nuclear.