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Escándalo de BYD Brasil expone fallas en la inversión china

Vinícius Pereira | Yuchen Li
9 de enero de 2025

Se descubrieron condiciones de trabajo "similares a la esclavitud" en las obras del fabricante chino de vehículos eléctricos en Bahía, lo que destapa los estándares de las empresas chinas que contratan en el extranjero.

Un trabajador frente a la verja del sitio de construcción de la fábrica de BYD.
Investigadores brasileños cerraron la obra, a cargo de una empresa china, por las condiciones en que estaban los trabajadores.Imagen: Raphael Muller/AP Photo/picture alliance

Hacía más de 30 grados la mañana del 23 de diciembre cuando agentes de la Fiscalía del Trabajo de Brasil (MPT) rescataron a 163 trabajadores chinos de las obras de la nueva fábrica del gigante automotriz BYD en Camacari, en el estado norteño de Bahía. Los investigadores de la MPT dijeron a DW que encontraron allí condiciones de trabajo "similares a la esclavitud".

En los dormitorios de Jinjiang Group, la empresa contratada por BYD para las obras, no había colchones en las camas, con pocos retretes totalmente antihigiénicos, los alimentos se guardaban sin refrigeración y se retenía a los trabajadores el pasaporte… y el 60% de sus salarios. El 40% restante se pagaba en moneda china. La planta, que tenía previsto abrir en 2025, fue clausurada. BYD dejó de recibir visas temporales de trabajo en Brasil, aunque dijo estar cooperando con las autoridades. Y que no toleraría la falta de respeto a las leyes locales y a la dignidad humana.

Los expertos dijeron a DW que el caso confronta la importancia de la inversión china con el mantenimiento de los estándares locales. "Esta acción es aún más significativa porque se produjo en una empresa que goza de un fuerte apoyo político, tanto en el gobierno federal como en Bahía, debido a la importancia de sus inversiones en Brasil para los proyectos de reindustrialización del presidente Lula", explica Mauricio Santoro, politólogo y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Estatal de Río de Janeiro.

La producción china en el exterior, en el punto de mira

El martes, los investigadores del MPT se reunieron con representantes de BYD y de las empresas implicadas en la construcción. Todos los trabajadores rescatados, enviados inicialmente a hoteles, ya recibieron sus indemnizaciones y regresaron a China. Sus condiciones, sin embargo, son similares a las que mantienen las multinacionales chinas en África y otros países de América Latina, dijo Paulo Feldmann, economista y profesor de FIA Business School en Sao Paulo.

La práctica aporta poco beneficio a los países que reciben la inversión, afirma a DW. "Para Brasil, hubiera sido mejor que esos trabajadores fueran locales, por los ingresos que habrían generado para ellos y sus familias, el impacto positivo en sus comunidades y la formación profesional que habrían adquirido. También sería más fácil monitorear sus condiciones de trabajo", dijo.

El proyecto de reindustrialización de Brasil

Camacari, una ciudad de 300.000 habitantes cerca de Salvador de Bahía, albergó una fábrica de Ford durante veinte años, pero cerró en 2021, coincidiendo con una caída de la producción industrial brasileña. Ese año ésta representó sólo un 11% del PIB.

Cuando Lula da Silva fue elegido presidente en 2022 con la promesa de reindustrializar Brasil, su administración buscó empresas interesadas en establecerse en el país. En 2023, BYD anunció una inversión de 484 millones de dólares en una nueva fábrica para producir sus vehículos eléctricos en parte de los terrenos que una vez pertenecieron a Ford.

La fábrica de BYD en Camacari debía abrir en marzo de 2025.Imagen: Raphael Muller/AP Photo/picture alliance

"Se trata de inversiones enormes que demuestran que la marca llegó para luchar de forma estructurada en el mercado automovilístico brasileño. No son los aventureros que a veces vemos", opina Milad Kalume Neto, consultor de automoción, entrevistado por DW. La llegada de BYD también trajo esperanza a la economía local.

"Ford creó una serie de empresas para apoyar sus operaciones. No sólo proveedores, sino pequeñas empresas para brindar servicios. Con la salida de la empresa, estas empresas tuvieron que reducir sus actividades y ahora tienen otra oportunidad de trabajar para un gran fabricante de automóviles", agregó.

China denuncia campaña de desprestigio

La reacción pública en China al caso BYD ha estado dividida entre el escepticismo sobre las acusaciones extranjeras y el debate sobre los derechos laborales en el país. Allí es conocida la llamada cultura laboral "996" (trabajar de nueve a nueve seis días a la semana, en detrimento de los derechos laborales). Tras el escándalo, BYD y su contratista, Jinjiang Group, negaron las acusaciones, calificándolas como parte de una campaña de desprestigio contra las marcas chinas, una narrativa apoyada por muchos nacionalistas chinos.

Sin embargo, no todos en China han aceptado la idea de culpar a "fuerzas extranjeras". Algunos usuarios de Weibo (red social similar a X) escribieron que las condiciones de trabajo en la fábrica de BYD en Brasil eran similares a las de los trabajadores de la construcción en China. Esto provocó un debate sobre cuántos trabajadores en China podrían estar viviendo en condiciones "similares a la esclavitud" según los estándares internacionales.

Brasil sigue siendo un mercado atractivo para China

A pesar de la repercusión internacional, las acciones de las autoridades brasileñas en el caso BYD no deberían disuadir a otras inversiones chinas en Brasil, espera el economista Feldmann. "El mercado brasileño es muy atractivo para las empresas chinas. Vienen a Brasil principalmente por este mercado. No creo que la relación entre Brasil y China esté en riesgo debido a este episodio", afirma.

El politólogo Mauricio Santoro dice esperar que el incidente sirva como lección a los inversores chinos sobre la independencia de poderes en Brasil. "Han aprendido que, independientemente de los acuerdos con los líderes políticos, los fiscales y el poder judicial actuarán por su parte y harán cumplir las leyes laborales. Siendo optimistas, esto podría evitar más abusos", confía.

(lgc/ers)

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