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El esfuerzo principal recae en los inmigrantes

Roman Garthoff/FCH1 de junio de 2006

La Comisión Global sobre Migración de la ONU ha investigado las oportunidades y riesgos de la migración. Rita Süßmuth, miembro de la Comisión, reivindica una política migratoria moderna en una entrevista con DW-WORLD.

Rita Süssmuth insta a considerar los aspectos positivos de la inmigración.Imagen: picture-alliance/ ZB

DW-WORLD: La Comisión Internacional de Naciones Unidas ha presentado el miércoles en Berlín su informe sobre migración. Ellos piensan que la inmigración es un fenómeno internacional que sólo puede resolverse con acciones globales. ¿Cuáles son los mayores desafíos para la comunidad global?

Rita Süßmuth: La mayoría de los 200 millones de emigrantes registrados están forzados a emigrar. Esto significa que estas personas se han visto obligadas a dejar su país a causa de la extrema pobreza, la guerra o por razones políticas. Nosotros debemos, sobre la base de los derechos humanos, alejarnos de la migración obligada y tender a la voluntaria y legal para facilitar a las personas una vida segura y digna.

Otro problema son las diferentes expectativas de los refugiados y de los países receptores. La mayoría de los inmigrantes quieren una vida mejor y más segura. Dejan su país para sobrevivir. Entre los países receptores hay algunos que necesitan emigrantes como mano de obra. Y otros como Alemania que, con una tasa de desocupación alta, en los últimos 10 años ha limitado la emigración considerablemente. Por eso sigue aumentando la inmigración ilegal.

El tercer desafío consiste en la superpoblación en determinadas regiones del mundo y en el envejecimiento y la reducción de población en otras, sobretodo en Europa. La mayoría de los estados tiene hoy día problemas demográficos.

La solución tiene que ser ventajosa para los países emisores y para los receptores. Y por eso el informe de la Comisión Internacional profundiza en la relación entre migración y desarrollo.

En el informe ustedes hacen propuestas para mejorar el control de la migración internacional. Ustedes insisten en la importancia de promocionar los efectos positivos de la migración. ¿Cuáles son?

Según Süßmuth, las soluciones globales pasan por satisfacer a los países emisores y receptores.Imagen: AP

Los aspectos positivos más importantes se encuentran en el potencial humano, en las personas mismas. En Alemania se habla muy poco del bienestar económico al que los emigrantes han contribuido. Pero tampoco de los aportes sociales y culturales. Tomemos el aspecto económico; Alemania ha cometido fallos en el alistamiento de millones de trabajadores inmigrantes entre 1956 y 1973, ya que principalmente hemos traído al país trabajadores con poca formación. Pero no podemos olvidar hasta que punto los emigrantes han resuelto la escasez de mano de obra en algunos sectores.

Echemos un vistazo a la situación actual: los recolectores de espárragos, los ayudantes en la recogida de fresas. O miremos el sector de la asistencia a la tercera edad o del sector salud. Como cree que sería la situación en muchos hogares u hospitales con enfermos necesitados si no tuviéramos a los inmigrantes. Ni que hablar de la economía y la ciencia. Los inmigrantes trabajan también aquí en sectores especializados.

La Comisión ha intentado encontrar soluciones complejas para el complicado problema de la migración global. ¿Funcionarían bien? ¿Se puede controlar la migración?

Sí, con acuerdos bilaterales, entre otras cosas. Por ejemplo, el existente entre Albania e Italia. Allí se les dice a los inmigrantes: recibís un visado para tres visitas, tenéis una estancia temporal y vuestro país os recoge de vuelta.

Muchos países africanos, por ejemplo, estimulan a los emigrados a volver ofreciéndoles la posibilidad de obtener la doble nacionalidad sin perder la primera o concediéndoles créditos para que se hagan autónomos. Por ejemplo, hay también acuerdos para que médicos de países africanos en vías de desarrollo puedan recibir una formación en países desarrollados y luego vuelvan a sus países de origen.

Se trata de encontrar una normativa conjunta para la recepción de refugiados, como hay en la Unión Europea para que países, como ahora España, no tengan que sufrir la carga de toda la inmigración ilegal. África sigue el modelo europeo, por ejemplo.

Nosotros insistimos en que necesitamos más cooperación y coordinación en el plano internacional, nacional y regional. Tiene que haber más intercambio de experiencias para que los gobiernos reflexionen sobre nuevas normativas y las pongan en marcha.

¿Tienen primero muchos países receptores que aprender cómo tratar con inmigrantes?

Creo que sí. Mire nuestro país, que durante siglos ha dicho que los inmigrantes vienen por poco tiempo y que después vuelven a casa. Pero muchos se han quedado. Naturalmente también tenemos en todos los países muchos casos de estancias temporales. Pero si vivimos juntos mucho tiempo, tenemos que familiarizarnos con la cultura de los recién llegados y con la del país receptor.

Tenemos que aprender a vivir en paz junto a personas de 30 o 40 naciones e incluso de más. Se trata de que aprendamos recíprocamente y no unilateralmente, exigiendo sólo el esfuerzo de los emigrantes.

La cotidianeidad multicultural se muestra marcadamente en las calles de nuestras ciudades. Para coexistir pacíficamente tiene que haber un esfuerzo de integración.

El esfuerzo más importante cae del lado de los emigrantes. Si uno sigue las discusiones en los países, siempre se dice: tenéis que aprender la lengua, tenéis que asimilar nuestras costumbres, tenéis que véroslas con nuestra constitución y con nuestra historia y tenéis que preocuparos de encontrar trabajo y no vivir de la ayuda social.

Los emigrantes saben muy bien qué se les exige. Esto no es un jardín de rosas. Quién va a otro país sabe del riesgo, de las cargas y los esfuerzos especiales que trae consigo. Cómo emigrante tengo que ser mejor que los nativos para poder existir allí.

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