La feminista boliviana María Galindo reniega de una “igualdad descafeinada” entre los sexos, y propone la “transformación estructural” del continente.
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María Galindo es multifacética. Es una reconocida luchadora feminista, pero también es artista, grafitera, repostera, escritora, psicóloga, comunicadora y cofundadora del colectivo "Mujeres Creando”.
A sus 56 años despliega una energía desbordante, es lúcida, brillante intelectualmente, audaz, provocadora, y por sobre todo y ex profeso, imposible de encasillar. Deutsche Welle dialogó con ella desde La Paz sobre sus luchas, sus deseos y su cosmovisión.
Deutsche Welle: ¿Cómo es el mundo por el que usted lucha?
María Galindo: Sin jerarquías, sin ninguna forma de mediación de poder. De ninguna manera lucho por la igualdad entre hombres y mujeres, porque yo no concibo el feminismo como una lucha por los derechos de las mujeres, sino como una lucha más profunda de transformación de la sociedad.
Yo creo que la idea de igualdad entre hombres y mujeres es una idea asumida, absorbida y devaluada por el propio neoliberalismo. Y en esa igualdad hombre-mujer han quedado fuera los otros y las otras, las personas trans, las personas no heterosexuales, las personas no blancas, las personas no propietarias.
A mí esa igualdad neoliberal descafeinada no me interesa para nada.
¿Cómo definiría el grado de justicia social existente en su país y en el continente?
Es interesante ver que el Estado hoy es incapaz de producir justicia -tanto los Estados latinoamericanos en general, como el Estado boliviano en particular-. El Estado produce impunidad, jerarquías sociales, privilegios, y una serie de nociones, como tratarte como aquel ser incapacitado para decidir sobre tu propia vida si eres mujer.
Por eso nosotras nos dedicamos a producir justicia, especialmente en el campo de lo que son todas las formas de violencia machista. Producimos una justicia más allá y más acá de la ley, porque no hacemos de la ley un mito.
Todavía tenemos que construir qué entendemos por justicia social. No podemos adscribirnos a lo que definen el Estado o los partidos políticos, a las comprensiones institucionales de justicia social y de justicia.
Tenemos que ser capaces, como movimiento feminista latinoamericano, de producir nociones propias de justicia, que tienen que estar relacionadas con la libertad, con la soberanía de los cuerpos, con nuevas formas de familia, -o con su disolución prácticamente- y con la construcción de nuevas formas de comunidad y de afectividad social.
¿Qué reflexión le deja la pandemia?
El problema no es el COVID: el problema es el capitalismo. El problema no es el COVID: el problema es el colonialismo. El problema no es el COVID, el problema es la estructura patriarcal de todo: de los Estados y de la familia también. Entonces, si no transformamos estructuras, no estamos haciendo nada.
¿Existen signos de la realidad que le permiten ser optimista?
En primer lugar, las mujeres estamos despatriarcalizando la sociedad. De forma masiva estamos diluyendo la familia. Cualquier mujer hoy en Bolivia que vive una relación de violencia, decide muy rápidamente y por sí misma, disolver esa relación.
La familia nuclear patriarcal -papá, mamá, hijitos, hijitas- en la sociedad boliviana es solo del 25 %. La sociedad está agrupándose de manera muy diferente, formando otro tipo de comunidades: familias extendidas, con la tía, con la abuela, familias donde se expulsa al autoritario violento. Y las protagonistas somos las mujeres.
El segundo concepto que me da a mí muchísima esperanza, es que las mujeres estamos cambiando el concepto de maternidad. Esa maternidad obligatoria, impuesta, sufrida, en función de la abnegación, es una cosa que las mujeres estamos cambiando a escala mundial.
Hay una ruptura de cánones continua por parte de las mujeres.
Que se extiende a los más variados ámbitos…
Exacto. Hay muchas luchas: por el agua, por la Amazonía, contra las carreteras, contra la minería a cielo abierto. Todas están protagonizadas por mujeres.
Hay una suerte de conciencia de que basta, de que hemos llegado a un punto final en lo que es la destrucción y el modelo productivo.
Y hay grandes grupos humanos, llevados adelante mayormente por mujeres, convencidos de que hay que hacer un cambio profundo: antipatriarcal, ecologista, animalista y anticolonial.
Y esa conciencia es la esperanza del mundo.
¿Cuál es su deseo para este año?
Yo desearía que todos los aprendizajes que hemos tenido como humanidad durante esta pandemia, -que nos ha dado para pensar, para sufrir y para descubrir-, se plasmen en una decisión profunda de cambiar el modo de comprender el mundo, o sea, de parar la maquinaria capitalista, porque es suicida.
Feministas históricas: la lucha por los derechos de la mujer
Los derechos de la mujer, su sexualidad, la comprensión de su papel en la sociedad. Por todo ello luchan las feministas desde hace muchos siglos, desde Olympe de Gouges o Simone de Beauvoir hasta Alice Schwarzer.
Imagen: picture-alliance/ZB/T. Schulze
Alice Schwarzer (*1942)
Es una de las más conocidas luchadoras por los derechos de la mujer en Alemania. Desde 1977 edita la revista feminista EMMA. Antes había publicado "La pequeña diferencia y sus grandes consecuencias", libro en el que habló en favor de la libre sexualidad sin relaciones de poder. La obra se convirtió en un bestseller mundial. Schwarzer tuvo muchas antecesoras.
Imagen: picture-alliance/ZB/T. Schulze
Olympe de Gouges (1748 - 1793)
Participante en la Revolución Francesa, fue una de las precursoras de la lucha por la igualdad. Olympe de Gouges escribió en 1791 la "Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana", en respuesta a la "Declaración de los derechos humanos y civiles", de 1789, que no contempló a las mujeres. La feminista escribió: "La mujer nació libre y es igual al hombre en todos sus derechos."
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Sojourner Truth (1797 - 1883)
Fue la primera activista afroamericana que vinculó los derechos de la mujer con la lucha contra la esclavitud. La estadounidense se pronunció abiertamente por la abolición de la esclavitud y la introducción del voto femenino. Con su discurso en una convención sobre los derechos de la mujer, en 1851 en Ohio, Truth escribió historia.
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Louise Otto-Peters (1819 - 1895)
Es considerada la fundadora del feminismo en Alemania. En 1843, Otto-Peters se hizo famosa por el siguiente pronunciamiento: "La participación de la mujer en asuntos del Estado no es un derecho, sino una obligación." En 1865 colaboró en la fundación de la Asociación General Femenina de Alemania, la primera de su tipo en la sociedad alemana.
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Hedwig Dohm (1831 - 1919)
En 1874 escribió "La emancipación científica de las mujeres". Con sus demandas de acceso irrestricto a las universidades y al voto, Hedwig Dohm fue una de las precursoras más radicales del feminismo en Alemania. Con su frase "los derechos humanos no tienen género" exigió la igualdad fundamental.
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Emily Davison (1872 - 1913)
La británica Emily Davison fue detenida en ocho ocasiones. En su calidad de activista, defendió los derechos de la mujer incluso a través de violentas protestas. Davison murió en 1903 como mártir: buscando atención para su movimiento, fue arrollada durante una carrera de caballos en 1913.
Una piedra fundamental de la literatura feminista es su libro "El otro sexo". Sobre todo, se volvió célebre su frase: "Una no nace como mujer. Se hace." Así, Simone de Beauvoir fue la primera en enarbolar la tesis de que la feminidad no es determinada por la biología, sino que es una cuestión social. Sin duda, se adelantó a su tiempo.
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Betty Friedan (1921 - 2006)
Betty Friedan criticó en su obra "La mística femenina" la reduccion de la mujer a su rol de madre y ama de casa. Con la publicación en 1963 de dicho libro, se convirtió en una de las activistas más importantes por los derechos de la mujer en Estados Unidos. En 1966 fundó con otras mujeres la "National Organization for Women" y luchó toda su vida por la igualdad entre hombres y mujeres.
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Judith Butler (*1956)
La deconstrucción del género determinado por la biología es el tema central de la obra "Gender trouble". Su tesis: no solo el género social, sino también el biológico, son construidos por la sociedad. La identidad sexual es una escenificación, dice la filósofa estadounidense, pionera de la teoría feminista desde los años noventa.
Imagen: European Graduate School
Mozn Hassan (*1979)
Desde 2007, la egipcia Mozn Hassan lucha por los derechos de la mujer junto con su organización "Nazra para estudios femeninos". La ONG jugó un papel fundamental para que fueran investigados los abusos sexuales contra mujeres ocurridos durante la llamada "Primavera árabe". En 2016, la activista fue distinguida con el premio Right Livelihood Award, una especie de Nobel alternativo.
Imagen: Right Livelihood Award/M. Mohie
Laurie Penny (*1986)
Se le considera una de las feministas más importantes de nuestro tiempo. La británica critica en sus obras "Meat market" y "Unspeakable things" el control sobre el cuerpo femenino, las expectativas del amor romántico y la represión sexual de la mujer. Penny trabaja como periodista para medios como The Guardian.
Imagen: picture-alliance/Photoshot
Margarete Stokowski (*1986)
Se le conoce como "la Laurie Penny alemana". Su obra "Unternum frei" trata acerca de los mecanismos de represión sexual, los roles sociales y la cuestión de cómo la libertad cotidiana se transforma en libertad absoluta. Es columnista del semanario Der Spiegel.