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El fénix atómico

Frank Grotelüschen17 de abril de 2006

La discusión sobre los pro y los contra de la energía atómica vuelve a cobrar vigor a 20 años del desastre de Chernobyl, avivada por los siderales precios del petróleo y los problemas de contaminación del aire.

Los peligros de la energía nuclear siguen vigentes.Imagen: picture-alliance/dpa

Tras la catástrofe de Chernobyl, hace dos décadas, quedaron en evidencia los peligros de la energía nuclear. En Alemania, el gobierno resolvió en 2002 abandonarla paulatinamente. Dos de los 17 reactores existentes en el país han sido ya desconectados y el último habrá de quedar fuera de operación el año 2020.

A nivel mundial operan actualmente más de 430 reactores, que producen el 16% de la electricidad total. En los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), se genera por esta vía el 24% de la energía eléctrica y en Europa, el 33%. Son las cifras que entrega el director de la Agencia Atómica de la OCDE, Luis Echavarri, quien considera que la energía nuclear podría experimentar incluso un renacimiento.

"Hoy en día, la energía atómica se ha vuelto interesante nuevamente", afirma Echavarri, explicando los motivos: "Primero, porque hay que garantizar el futuro abastecimiento de electricidad, a precios sensatos. En los próximos 25 años, el consumo aumentará probablemente en un 60%. Y necesitaremos todos los recursos para cubrir las necesidades. Segundo, porque en los últimos años ha quedado claro que tenemos que hacer algo contra el calentamiento de la atmósfera. Con el Protocolo de Kyoto, los estados se comprometieron a emitir menos gases que provocan el efecto invernadero. Y una de las ventajas de la energía atómica es que no produce CO2".

Máxima seguridad

Estados Unidos decidió recientemente prolongar el funcionamiento de sus reactores. China se propone construir 20 nuevos, en los próximos 15 años. Y, en Europa, Francia y Finlandia han decidido construir un nuevo tipo, el Reactor de Agua Presurizada, ERP. Se trata del mejor y más seguro reactor de todos los tiempos, según sus partidarios, como Thomas Schulenberg, del Centro de Investigaciones de Karlsruhe.

"Incluye un doble contenedor de concreto, de manera que esta doble capa lo hace más seguro contra aviones que puedan caer o explosiones en su interior", explica Schulenberg. Y agrega que, para el caso de que el núcleo se fundiera, cuenta con un dispositivo especial para enfriarlo. "El objetivo es que nada salga al exterior, ni siquiera en el peor de los casos, si todo saliera mal", indica, subrayando que "se trata de que nada afecte a la población circundante, y eso se ha hecho realidad por primera vez con el EPR".

De acuerdo con los constructores, la probabilidad de un accidente grave es de 1 en 10 millones. No obstante, otros expertos, como Wolfgang Liebert, de la Universidad Técnica de Darmstadt, se muestran escépticos. "Hay ciertas mejoras en cuanto a las tecnologías de seguridad. Pero los problemas centrales no se han eliminado", señala. A su juicio, "se mantienen todas las deficiencias de un reactor de agua presurizada en cuanto a sus características de seguridad: un desperfecto podría provocar una masiva fuga de radioactividad. Eso es algo que el EPR no puede descartar en principio."

Más inconvenientes

Existe aún otro problema: no sólo los combustibles fósiles son escasos. También en el caso de la energía nuclear se requieren materias primas. Liebert hace notar que "rara vez se nos dice que las reservas de uranio también son limitadas, como el carbón o el petróleo". Y eso lleva a pensar que sólo se puede pensar a largo plazo en la generación de este tipo de energía mediante un reactor reproductor rápido, que es aquel que genera su propio combustible. La dificultad radica en que esta tecnología es muy peligrosa ya que, cualquier falla, el reactor podría explotar como una bomba, según dicen sus detractores.

Igualmente se mantiene el dilema de qué hacer con los desechos atómicos, que siguen emitiendo radiaciones por miles de años. Cómo y dónde depositarlos sigue siendo un asunto altamente polémico en Alemania. Los suecos, en cambio, creen haber hallado la solución. Suecia es el primer país que resulve construir un depósito final, señala Claes Thegerström, de la empresa SKB. Según explica, la idea es depositar los residuos en recipientes especiales herméticos, que habrían de ser depositados en cavernas de granito. La construcción del depósito podría comenzar alrededor del año 2012 y, 5 años más tarde, se podría comenzar a almacenar allí la basura atómica. A su juicio, "los recipientes permanecerían intactos por miles de años." Y, aunque algunos se rompieran, "el riesgo de que la radiación se filtrara al exterior sería extremadamente pequeño", asegura Thegerström. Pero, lógicamente, hay quienes piensan diferente y la última palabra aún no se ha dicho.

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