La prensa celebró el hecho de que los jugadores del Hanóver usen una foto de Sylvie Meis como espuelazo para rendir en el campo. ¿Dónde queda la dignidad de la mujer en el fútbol si el balompié es sólo cosa de hombres?
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Parece una anécdota inofensiva; pero, ¿lo es? En días recientes, la prensa deportiva alemana reveló que una fotografía de la actriz, modelo y presentadora de televisión neerlandesa Sylvie Meis adornaba el vestidor del Hanóver 96 y que sus jugadores usaban su imagen –en tamaño real– como espuelazo para rendir en el campo. En el imaginario colectivo, por chistosa que se nos antoje, esa forma de autoestimulación encaja mejor en un taller mecánico que en el recinto donde los futbolistas planean sesudamente sus triunfos. Pero la delgada línea entre lo cómico y lo grotesco se desdibujó cuando se supo que los atletas del Hanóver "desvisten” la efigie de Meis, prenda por prenda, cada vez que el equipo consigue una victoria. ¿Es este un juego gracioso y sin consecuencias? Después de todo, no estamos hablando de Sylvie Meis, la persona, sino de su representación bidimensional. De un icono inanimado. De una evocación decorativa… El asunto es complejo.
¿La "cosificación” de una cosa?
La propia Meis, que hasta cierto punto se gana la vida mercantilizando sus atributos físicos, se ha tomado el asunto con buen humor y hasta prometió visitar a los "simpáticos” muchachos que tuvieron tan "curiosa” ocurrencia si éstos consiguen ascender a la primera división. Personalmente, el autor de estas líneas teme estar exagerando al tomarse esta materia tan a pecho. No siendo el afiche de Meis más que un pliego de papel, no faltará quien me tilde de "feminazi”. Sin embargo, debo admitir que, en alguna medida, me escandaliza que nadie más se escandalice al leer sobre el pueril ritual del Hanóver 96. "Desnudar” a la Meis de cartón "sin su consentimiento” no puede ser considerado acoso sexual, en el estricto sentido del término, porque esa imagen no es la mujer que representa, porque ese póster no deja de ser una cosa. Pero la idea de que la foto de Sylvie Meis sea despojada de su ropa para recompensar a unos atletas por su rendimiento me hace pensar, invariablemente, que una mujer de carne y hueso puede ser tratada como un objeto inerte. ¿Está el problema en mi cabeza y nada más que en la mía?
Los chistes nunca ofenden al que los cuenta
¿Qué tipo de mensaje está transmitiendo el chascarrillo del Hanóver 96? Si los futbolistas tuvieran que explicarle ese juego a sus hijos varones, ¿cómo lo harían? ¿Les dirían que el balompié es cosa de machos? ¿Y qué les dirían a sus hijas si éstas se indignaran al respecto? ¿Les dirían que no vale la pena tomarse el asunto en serio porque es sólo una broma de vestidor? ¿Les dirían que el fútbol es cosa de hombres? No me cuesta imaginar las respuestas a estas preguntas: "¡No exageres! Se trata sólo de un inocente jugueteo entre amigos”. Lo que ocurre con este tipo de chistes es que nunca ofenden al que los cuenta, no duelen si no eres el blanco de los mismos.
El que calla otorga
No es mi intención comenzar una inquisición en contra de la plantilla del Hanóver ni quiero parecer un moralista intolerante y carente de humor. Confieso, eso sí, que me sorprende que fueran tan pocas las voces que comentaron este episodio. A estas alturas, todos conocemos la campaña contra el racismo patrocinada por la FIFA. En nombre del fair play, ¿no debería haber una contra el sexismo o a favor de la igualdad de género? Porque el problema de no decir nada al respecto es que el que calla otorga… Ustedes, ¿qué dicen?
Mujeres en profesiones tradicionalmente masculinas
El Día Internacional de la Mujer 2017 pone el foco en el mundo del trabajo. Todavía hay muchas profesiones tradicionalmente masculinas. ¿Cómo se sienten las mujeres desarrollando esas tareas?
Imagen: Reuters/A. Cohen
No solo bien, sino mejor
Ocol, una mujer filipina, es conductora de excavadoras y camiones en Tubay. Además de tener un trabajo muy duro, es madre de tres niños. Su autoestima está basada en sus habilidades. “Si los hombres pueden trabajar en este empleo, ¿por qué yo no? Soy mejor que los hombres, porque sé conducir ambas cosas, tanto excavadoras como camiones.”
Imagen: Reuters/E. De Castro
La primera camarógrafa de Pakistán
Nausheen Dadabhoy es una camarógrafa estadounidense-paquistaní y ha participado en producciones cinematográficas exitosas. Solo un dos por ciento de las camarógrafas son mujeres. “Sería tan importante mostrar la vida más desde la perspectiva de una mujer", dice.
Imagen: Bayley Sweitzer
"Todavía hay machismo por todas partes"
En los trabajos duros, como el de bombero, la mayoría de gente piensa que una mujer no es capaz de desempeñarse del mismo modo en que lo haría un hombre. Yolaina Talavera trabaja en Nicaragua, Managua y es bombera. “Al principio los hombres pensaban que no aguantaría, pero les demostré que sí", explica.
Imagen: Reuters/O. Rivas
Mecánica de camiones en sari
Shanti Devi trabaja en el área de servicio más grande de Nueva Delhi. Su marido y ella tienen un taller desde hace 20 años. Todos los días hace cambios de neumáticos y repara los camiones. “Es un trabajo sucio, nada para personas sensibles”, señala. Su marido está muy orgulloso. Para muchos clientes, tener una mujer como mecánico es raro todavía.
Imagen: Barcroft Media via Getty Images
Más reconocimiento a través de la profesión
Aproximadamente 20.000 mujeres desarrollan tareas militares en la alianza militar "Fuerzas democráticas de Siria” combatiendo a la organización terrorista autodenominada Estado Islámico (EI). Una de ellas es Laila Sterk, en la foto. “Desde que trabajo aquí, no experimento la desigualdad de género en la sociedad", relata. Los hombres aprenden que la presencia de las mujeres es algo normal.
Imagen: Reuters/R. Said
"La desigualdad de oportunidades empieza en la cabeza"
Serpil Cigdem trabaja como maquinista en Estambul. En su camino profesional tuvo muchos obstáculos. Y recuerda: "Cuando me postulé me dijeron que esta no es una profesión para mujeres. Entonces supe que tenía que estudiar mucho más que un hombre para aprobar el examen."
Imagen: Reuters/O. Orsal
Igualdad en el sector de construcción
Colocar suelos, empapelar paredes, para Deng Quien que trabaja como decoradora de interiores en Beijing, no hay nada que haga un hombre que no pueda hacer una mujer. Pero no siempre hay igualdad en el trato en sus lugares del trabajo. “No pasa nada, no puedes cambiarlo. Tienes que seguir", dice, pero sin resignarse.
Imagen: Reuters/J. Lee
"Las chicas también pueden jugar con autos"
Todos los días, Valerie Perron sale en su barco a pescar ostras en la costa del sur de Francia. Piensa que la educación es la llave para la igualdad de los seres humanos: “Somos las madres las que criamos a nuestros hijos. Está en nuestras manos enseñarles que pueden elegir entre jugar con muñecas o con cochecitos, no importa si son varones o niñas."
Imagen: Reuters/R. Duvignau
"Las mujeres tienen que demostrar más sus capacidades"
Paloma Granero, de 38 años, trabaja como instructora en el mayor túnel de viento de Europa, en Madrid. “Los hombres no necesitan demostrar de qué son capaces. En cambio, nosotras, las mujeres, tenemos que demostrar que somos buenas en todo, todos los días y en cada situación".