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El factor ruso en el conflicto de Nagorno Karabaj

9 de octubre de 2020

Los ministros de Relaciones Exteriores de Armenia y Azerbaiyán negocian en Moscú un alto el fuego en Nagorno Karabaj. Rusia adopta el papel de mediador y no de protector de Armenia.

Imagen: Russian Foreign Ministry Press Office/Tass/imago images

Rusia está intentado desactivar el conflicto de Nagorno Karabaj y el signo más visible es el encuentro de los ministros de Relaciones Exteriores de Armenia y Azerbaiyán en Moscú. En la víspera, el presidente ruso, Vladimir Putin, había sostenido conversaciones telefónicas con los gobernantes de ambos países, exhortando a un alto el fuego “por razones humanitarias”, para poder recoger los cuerpos de los caídos.

Cientos de soldados, y también civiles, han muerto desde que el viejo conflicto en el sur del Cáucaso volvió a estallar el 27 de septiembre. Nagorno Karabaj es una provincia habitada mayoritariamente por armenios, que tras una guerra de varios años se escindió de Azerbaiyán. Desde el acuerdo de cese del fuego negociado en 1994 no ha obtenido reconocimiento internacional, pero cuenta con el respaldo de Armenia. Reiteradamente se han producido escaramuzas armadas, de las que ambas partes se culpan mutuamente.

Rusia y Turquía

Las últimas gestiones diplomáticas de Moscú no modifican el hecho de que Rusia se muestra notablemente recatado ante el conflicto. El Kremlin apela a ambas partes a poner fin a las hostilidades y muestra una distanciada “profunda preocupación”. En los medios estatales rusos, la guerra de Nagorno Karabaj no es un tema destacado.

Stefan Meister, encargado de la región del sur de Cáucaso en la Fundación Heinrich Böll, cercana a Los Verdes, considera que esta actitud de Rusia es “la segunda sorpresa, aparte de la intromisión de Turquía”. Ankara se ha puesto retóricamente de parte de Azerbaiyán, y el gobierno armenio sostiene que también se inmiscuye militarmente en el conflicto. Turquía lo niega. 

Rusia, por su parte, “no es realmente la potencia protectora de Armenia”, indica Meister a DW. Uwe Halbach, de la Fundación Ciencia y Política (SWP), de Berlín, no lo ve, sin embargo, tan claro.

Moscú como mediador

Moscú y Ereván tienen vínculos estrechos. Armenia se cuenta entre las ex repúblicas soviéticas leales a Rusia. Ambos forman parte de la Unión Económica de Eurasia, un proyecto ruso de integración. También en el plano militar son aliados. Rusia mantiene una base en territorio armenio y Armenia es miembro del pacto de seguridad colectiva, una alianza militar postsoviética.

No obstante, en el conflicto de Nagorno Karabaj, Moscú no se posiciona como aliado de Armenia, sino como mediador, en el marco de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).

En Armenia, algunos están decepcionados por la actitud de Rusia, pero no sorprendidos, según explica a DW Stjopa Safarjan, director del Instituto Armenio de Seguridad y Asuntos Internacionales, con sede en Ereván. “Rusia no está de parte de Armenia. Muchos están conscientes de que Armenia y Nagorno Karabaj luchan contra Azerbaiyán y Turquía. Nosotros estamos solos en esta guerra”, afirma. “Pero también sabemos que Rusia tiene las herramientas para detener el derramamiento de sangre”, agrega.

Soldados armenios.Imagen: Armenian Defense Ministry/AP/picture-alliance

Especulaciones sobre la actitud rusa

Hay varias hipótesis acerca de la actitud de Rusia. “Una apunta a que Moscú quiere castigar al premier armenio porque llegó al poder tras una revolución callejera”, dice Stefan Meister. Nikol Pashinian lideraba un movimiento opositor y fue elegido primer ministro por el Parlamento en 2018. También Uwe Halbach considera que desde entonces las relaciones entre Moscú y Ereván se han enfriado. “Moscú no tenía interés en que el antiguo partido de gobierno fuera derribado y se emprendiera una democratización en Armenia”, sostiene. Pero la asociación estratégica no se ha alterado.

Stjopa Safarjan piensa, en cambio, que el enfriamiento empezó antes. A su juicio, Rusia se molestó porque Armenia rechazó supuestamente una propuesta rusa para resolver el conflicto de Nagorno Karabaj en 2016. Otra posible explicación sería que Moscú haya llegado a acuerdos con Azerbaiyán y Turquía, según Stefan Meister.

También hay una teoría, bastante difundida, según la cual Rusia se habría visto sorprendida por la fuerte “intromisión de Turquía” en Azerbaiyán.

Lo que parece claro es que Rusia quiere mantenerse militarmente al margen del conflicto. Moscú ha vendido armas tanto a Armenia como a Azerbaiyán, y siempre ha subrayado que ambos países son sus socios. Putin ha dejado entrever que no ve necesidad de actuar, en tanto Armenia propiamente tal no sea atacada. Esa es una línea roja trazada por Moscú, que a juicio de Safarjan, Azerbaiyán no transgredirá. (er/dz)


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