Hasta ahora, todos los datos debían ser transportados con igual velocidad en Internet. En EE.UU. eso ha de cambiar pronto. Una evolución lógica, según Jörg Brunsmann. Solo que los políticos olvidaron hacer política.
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Puedo entender a los proveedores de Internet. Desde hace casi un cuarto de siglo construyen y cuidan autopistas de datos, creando toda una infraestructura, y ven con envidia cómo sus clientes se enriquecen a destajo. Y eso, pese a que con una Internet de distintas velocidades ellos mismos podrían ganar mucho dinero de forma rápida y fácil.
Que los proveedores presionen para obtener una porción del suculento pastel de Google, Amazon, Apple y otros, no me parece bien, pero puedo comprenderlo. Internet, que ha enriquecido mucho a unos pocos, y muy rápidamente, también despierta la ambición.
Lo que no entiendo es cómo el Gobierno de Estados Unidos vende esa tajada tan barata. Acabar con la neutralidad de Internet es una licencia para imprimir dinero para los proveedores. Ganarán miles de millones adicionales, sin tener que trabajar verdaderamente por ello. Para la esfera política habría sido una gran oportunidad de intervenir y plasmar el futuro. En lugar de eso, deja que las cosas sigan libremente su curso, y eso no puede salir bien para nosotros, los clientes.
¿Conducirá el fin de la neutralidad de Internet a que las redes se amplíen y se vuelvan mejores y más rápidas? No, porque una "Internet Premium” solo funciona si hay en la red diferencias perceptibles de velocidades. Solo el atascamiento en la autopista de datos hace atractivo el carril de alta velocidad pagado. A los políticos les habría correspondido establecer estándares en este punto.
En fin de la Internet que conocemos
¿Puede un proveedor frenar incluso determinados flujos, solo para demostrarle al cliente premium que realmente recibe un servicio mejor? ¿Y qué hay de la neutralidad con respecto a nosotros, los clientes? Resulta imaginable que en el futuro haya conexiones especialmente baratas a Internet, auspiciadas por Amazon, Facebook y otros, que solo brinden acceso a los datos de esas empresas. Ningún portal de compras, salvo Amazon; ninguna página de información al margen de Facebook.
También en este terreno deberían intervenir los políticos, si quieren rescatar un poquito del viejo ideal de Internet: que fuera una red mundial, en la que todos pudieran comunicarse e intercambiar conocimientos en igualdad de condiciones.
¡Adiós, Internet ideal!
Resulta difícil imaginar que el gobierno estadounidense, presidido por Donald Trump, piense en ese ideal y actúe en consecuencia. Trump les hizo un favor a sus amigos empresarios y, además, ha impuesto una decisión que su antecesor, Barack Obama, quiso evitar. Ya eso debe haber valido la pena para él. Pero Internet actuará como instrumento del capitalismo. Y se alejará cada vez más de la forma en que fue concebida.
Jörg Brunsmann (ERS/VT)
Diez cadáveres de la era internet
El fin del mp3 es solo un eslabón más en la larga lista de servicios que han muerto a medida que la tecnología y los gustos han ido mutando. ¿Recuerda hoy alguien al ICQ, a los fotologs? Nosotros sí.
Imagen: Imago/imagebroker
Netscape, el navegador de la prehistoria
Cuando no había Google Chrome ni Mozilla, la pelea por servir de navegadores a los usuarios del internet primigenio la daban Internet Explorer y Netscape. El primero, obra de Microsoft, era visto como una imposición del monstruo de los computadores. Netscape se erigió en la alternativa, pero fue devorado por IE, que acaparó el 98 por ciento del mercado. En febrero de 2008 Netscape murió.
Imagen: AP
Sin Hotmail no había paraíso
Hace 21 años nació Hotmail, la primera plataforma de correo electrónico de alcance mundial. Su éxito duró largos años hasta que apareció Gmail, que ofrecía mayor capacidad de almacenamiento y creó un concepto nuevo: la posibilidad de no borrar los correos viejos. En 2012 Gmail superó a Hotmail, que ahora se llama Outlook y tiene 400 millones de usuarios, menos de la mitad de los que suma Gmail.
Imagen: picture alliance / dpa
ICQ, la flor del chat
ICQ es viejo-viejo. Era un servicio que servía para comunicarse vía chat con una persona determinada, sin tener que estar en salones plagados de otros chateadores. Era una especie de Whatsapp de la prehistoria misma de Internet. Fue creado en 1996 y comprado por AOL en 1998. Si bien dice tener hoy más de 30 millones de cuentas activas, encontrar a un usuario de ICQ es poco menos que un milagro.
No te mueras nunca, mp3
Hasta antes del mp3, escuchar música implicaba cargar un engorroso reproductor de CDs y llevar un estuche con todos los discos. Esta creación del Instituto Fraunhofer hizo que la música fuera portable y simplificó los procesos de descarga en internet, revolucionando totalmente el mercado. Sus creadores anunciaron que dejarán de trabajar con ese formato para privilegiar otros más modernos.
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Napster, ideal para melómanos
Precisamente gracias al surgimiento del mp3 aparecieron plataformas como Napster, donde los usuarios podían descargar todo tipo de música. Esto generó fuertes controversias por los derechos de autor, asuntos legales que terminaron minando la fuerza de Napster. Se relanzó en 2008 y fusionó con otra empresa en 2011. Pero ya nada era igual.
Imagen: picture-alliance/dpa
Fotolog, un Facebook más feo
A comienzos de este siglo los adolescentes compartían sus vivencias en Fotolog, un blog donde se podían compartir fotografías. Era como Facebook, pero más rústico y con muchas menos prestaciones. En realidad, la comparación le queda muy grande. En Fotolog, los muchachos publicaban pensamientos, selfies y toda clase de intrascendencias. Como llegó, se fue.
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Encarta, víctima de Wikipedia
Microsoft ofrecía una serie de servicios, entre ellos Encarta, un intento de enciclopedia virtual que se usaba en los computadores y que era la favorita de los escolares más aficionados a las nuevas trecnologías, porque en esa época eran nuevas. Pero la enorme cantidad de datos erróneos y el surgimiento de Wikipedia relegó a Encarta al olvido. Su última versión es de 2009. RIP.
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MSN Messenger, cómo olvidarte
Antes de Whatsapp, antes de Telegram, antes de Google Talk (QEPD también) estuvo Messenger. Sus íconos verdes o rojos nos indicaban si nuestros amigos estaban conectados o no. Conversar poniendo smileys se tornó tradición entonces. Era una plataforma simple, amigable y estable. Pero Google la borró del mapa y Facebook terminó por sepultarla. Pero te recordamos, Messenger. Con amor.
Imagen: picture-alliance/dpa
Altavista, el buscador desaparecido
Cuando Google no existía, navegar por internet podía ser caótico. Las webs estaban alojadas en barrios (en Geocities, por ejemplo) y los primeros buscadores encontraban bastante poco, en realidad. Uno de los buenos era Altavista. Había otros: Excite, por ejemplo. Pero todos fueron relegados cuando Google impuso su potencia. En 2013, Altavista pasó a mejor vida.
Imagen: picture-alliance/dpa
Disquete, rústicos y pobres
Pensar que en un disquete podía almacenarse 1,44 mb puede provocar una carcajada. Pero era lo que había a comienzos de siglo e imaginar algo distinto no era una posibilidad. Por eso había que andar con muchos de ellos. Decenas, a veces, para guardar apenas un archivo. Los CDs, los pendrives y otras formas de almacenaje más eficientes terminaron sacando a los disquetes de este mundo. Por suerte.