Los grandes portales de información germanos coinciden al titular la visita del canciller Schröder a Washington con un corto "Hello and goodbye". La reunión del canciller alemán con su homólogo estadounidense se da en un momento complicado para Schröder, que según los sondeos perderá las elecciones generales anticipadas del próximo septiembre frente a los cristianodemócratas.

En la Casa Blanca la visita del mandatario alemán se interpreta, según el corresponsal de la primera cadena de televisión alemana ARD, como una visita de despedida. Agrega que en Washington se espera un cambio de poder en la cúpula alemana. Aseveraciones corroboradas por el politólogo, Stephen Silvia, de la American Universitiy, que no tiene empacho al asegurar que nadie en Estados Unidos lamentará la partida de Schröder, menos el Gobierno de Bush que incluso la espera con alegraría.

Irán acerca más a Alemania y EEUU

A pesar de esta endeble base, las conversaciones efectuadas en Washington transcurrieron mejor de lo que esperaban los analistas alemanes, todo gracias a los sorpresivos resultados de las elecciones iraníes.

Tanto en Alemania como en Washington la elección del futuro presidente de Irán, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, despierta profundos temores e independientemente de que Schröder se mantenga en el poder o no, más allá de septiembre, tanto Berlín como Washington coinciden en su rechazo al programa nuclear iraní.

Bush aprovechó el encuentro para agradecer a la troica europea -Alemania, Francia y Gran Bretaña- los esfuerzos emprendidos en este tema que califica de "inaceptable". Según anunció Schröder, el futuro presidente iraní ha indicado que proseguirá con las negociaciones sobre el programa nuclear. Bush, por su parte, anunció que seguirá apoyando a la troica europea en sus esfuerzos sin omitir que "espera un mensaje claro a aquel grupo de personas que no han sido elegidas ni libre ni justamente".

Concuerdan: la ONU debe ser reformada

El otro gran tema tratado en las conversaciones de tres horas fue el esfuerzo y deseo alemán por lograr un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Hasta el momento esta demanda habíase topado con la negativa estadounidense. En Washington, Bush aseguró en esta ocasión que "no están en contra de ninguna nación". Los mandatarios coincidieron en que debe registrarse una reforma de las Naciones Unidas, una reforma que comprenda no sólo la renovación del Consejo de Seguridad, sino también cambios en la Comisión de Derechos Humanos, así como en la administración de la organización mundial.

¿Pueden interpretarse las palabras de Bush como un cambio de postura estadounidense? Hasta el momento el Gobierno estadounidense ha dejado claro que no apoya los planes de ampliación alemanes que proponen que haya once en vez de cinco miembros permanentes en el Consejo de Seguridad.

¿O se trata de simple solidaridad con un homólogo en aprietos? Lo mismo que Schröder, también Bush atraviesa un momento complicado en el que se enfrenta a una drástica caída de su popularidad, aunque por razones distintas; en el caso de Bush se debe a la interminable violencia en Irak.