Un puñado de nuevas empresas de papel higiénico está listo para la revolución ecológica. Y hay muchos en la sociedad que quieren cambiar la forma en que compran, usan y desechan su papel de baño.
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Son aún una gota en el océano, pero algunas pequeñas empresas como "Who Gives a Crap", "Tushy”, "Cheeky Monkey” y "No. 2” están ampliando las fronteras de cómo pensamos a la hora de comprar y usar papel higiénico.
El mercado global del rollo sanitario está creciendo a un ritmo rápido, según un informe de Transparency Market, donde se señala que existe una occidentalización general de la cultura del baño.
Se espera que los ingresos en el sector sean de 13.8oo millones de euros en 2019 y que el mercado crezca anualmente en un 1%, con la mayoría de los ingresos generados en China, según el portal de estadísticas alemán Statista.
Mucha agua y productos químicos
Aparentemente, deshechamos 27.000 árboles por el inodoro cada día. Un informe titulado "The Issue With Tissue" o "El problema con el rollo de papel” publicado a principios de este año por la organización ambiental mundial Natural Resources Defense Council (NRDC), publicó varias de las marcas de papel higiénico más vendidas, haciendo así una advertencia sobre sostenibilidad.
De hecho, el papel higiénico proviene de algún lugar, se señaló correctamente en el informe. El de mejor calidad y más suave proviene de árboles de madera blanda como el pino y el abeto.
Los principales fabricantes de papel higiénico como Procter & Gamble (Charmin), Kimberly Clark (Cottonelle, Scott) y Georgia-Pacific (Quilted Northern, Angel Soft) utilizan sobre todo, a veces exclusivamente, árboles recién talados.
Algunos árboles provienen de los antiguos bosques boreales de Canadá que, cuando se talan, no logran recuperarse: este aspecto es un problema grave para el ecosistema, según Better Planet. ¡Con un árbol se pueden producir 810 míseros rollos de papel!
Además, se necesita mucha agua y energía para el proceso de convertir la madera de los árboles en papel higiénico, sin hablar de la sorprendente cantidad de cloro, formaldehído y varios compuestos organoclorados para aumentar la resistencia, la suavidad y el color.
Rollos de papel sostenibles
La primera compañía de la nueva generación de papel higiénico es "Who Gives a Crap" (A quién le importa un bledo), fue fundada por australianos en julio de 2012. En su sitio web, la compañía argumenta: "¡El único propósito de un árbol no debería ser limpiar nuestros traseros! ¡Tienen mucho más que ofrecer!".
Dicha corporación tiene una certificación B, lo que significa que debe cumplir con ciertos criterios de sostenibilidad ambiental, empleo justo y transparencia. La firma dona la mitad de sus ganancias, aproximadamente 1,5 millones de euros por ahora, para construir baños en países en vías de desarrollo. También colabora con Water Aid para mejorar las instalaciones sanitarias en África.
Los precios del papel higiénico de la compañía tienen un recargo de entre el 5 y el 10% con respecto a otros papeles higiénicos. Su papel reciclado cuesta 42 dólares por 48 rollos, o 46 dólares por la misma cantidad de rollos de bambú. El papel higiénico más vendido por Amazon, una marca blanca llamada Presto, se vende por alrededor de 40 euros por 48 rollos.
"Creamos "Who Gives A Crap” cuando supimos que 2.300 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a un baño", dijo un portavoz de la compañía, señalando que esto era aproximadamente el 40% de la población mundial. Como resultado, aproximadamente 289.000 niños menores de cinco años mueren cada año por enfermedades diarreicas causadas por la falta de agua e higiene. "Pensamos que esto era una verdadera basura", agregó el portavoz.
Crowdfunding
Tres jóvenes lanzaron "Who Gives A Crap” a través de una campaña de microfinanaciación en el sito web IndieGoGo en julio de 2012. La empresa calcula que ha producido lo suficiente para salvar a más de 50.000 árboles, ahorrar 98 millones de litros de agua y evitar casi 6.000 toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero.
Otras compañías se han sumado a la fabricación de papel higiénico sostenible como "Tushy" o "No. 2". "Seventh Generation", por ejemplo, lo fabrica a partir de papel 100% reciclado desde los 90 del siglo XX.
(rmr/er)
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Los bosques pueden tardar una década en recuperarse de un incendio
Los incendios y las tala de árboles están devastando sistemáticamente los bosques del mundo. Aunque algunas pérdidas dan paso a la regeneración, los científicos alertan que los bosques tardan mucho tiempo en recuperarse.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Suslin
Descubriendo lo que se encuentra debajo de una superficie incinerada
Mientras Grecia se recupera gradualmente de los incendios forestales que causaron la muerte de una ochentena de personas el verano de 2018, investigadores de la Universidad Nacional de Australia (ANU) descubrieron que los bosques necesitan un largo tiempo para recuperarse. Los científicos están empezando a entender cómo y hasta qué punto los incendios afectan la vida de debajo del suelo forestal.
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Décadas, incluso siglos para que el suelo se recupere
En un estudio reciente, científicos australianos descubrieron que, los suelos forestales necesitan hasta 80 años después de un incendio y 30 años en el caso talas, para recuperarse completamente. Los investigadores analizaron cerca de 700 muestras de suelo de 80 lugares en el sureste de Australia que habían sufrido nueve diferentes tipos de daños, incluidos incendios forestales y tala de árboles.
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Seis meses después
Seis meses después de que un incendio forestal afectara un area del suroeste de Berlin el pasado verano, se eliminaron grandes secciones de tierra afectada. Muchos de los árboles restantes están enegrecidos. Los científicos creen que, además de los incendios, las talas posteriores pueden ser causa de la pérdida de los nutrientes clave del suelo y tienen impactos duraderos en los suelos forestales.
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La intervención humana altera los ciclos naturales
En muchos lugares, los incendios forestales son una parte importante del ciclo natural. Algunos árboles comos los eucaliptos, necesitan fuego para liberar sus semillas. Según los científicos, las cenizas después de un incendio pueden inyectar grandes cantidades de nutrientes en el suelo inmediatamente después de un incendio. Sin embargo, largas sequías y talas pueden alterar los ciclos naturales.
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Antiguos ecosistemas arrasados
Durante los incendios forestales que barrieron Europa el pasado verano, El bosque portugués de Pinhal de Leiria, de 700 años de antigüedad, fue destruido. Se arrasó un 80% del bosque, hogar de todo tipo de insectos, aves y mamíferos. A pesar de la ayuda de voluntarios locales, la regeneración del suelo puede demorar hasta medio siglo.
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Pérdida de nutrientes vitales
Durante un incendio, las temperaturas del suelo pueden alcanzar los 500 grados Celsius, provocando una pérdida de nutrientes que estimulan el crecimiento, como el fósforo, el carbono orgánico y el nitrato. Cuando los incendios se producen en repetidas ocasiones en el mismo lugar, aún es más difícil que el suelo del bosque se recupere. Sin estos nutrientes, los suelos no pueden almacenar carbono.
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Sin suelo no hay vida
Los suelos son una parte vital de la ecología forestal. Según los científicos son la base de casi toda la vida terrestre: influyen en el crecimiento y la supervivencia de las plantas, nutren comunidades de hongos y bacterias beneficiosas y ciclos de nutrientes clave. También almacenan enormes cantidades de carbono.
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No solo un incendio
No solo los incendios excesivos interrumpen la composición del suelo. La tala de bosques con maquinaria y la quema de los escombros restantes también generan impactos. La tala puede exponer el suelo del bosque, compactar el suelo y agotar sus nutrientes, así como liberar una gran cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera.
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Luchando contra el aumento de temperaturas
El bosque alemán de Treuenbrietzen es una sombra de su antigua gloria. La mayoría de los árboles son esqueletos cenizos y el suelo del bosque está ennegrecido. Enfrenta una enorme lucha por regenerarse. Y teniendo en cuenta el aumento previsto en la frecuencia y la intensidad de los incendios forestales provocados por la sequía, podría pasar otra vida antes de que las semillas broten.