El futuro incierto de las pensiones en Alemania
5 de septiembre de 2025
Bajo la presión del primer canciller alemán, Konrad Adenauer, se decidió implementar un contrato generacional, que consiste en que la población laboral activa en Alemania financia las pensiones de los mayores mediante una contribución porcentual de sus salarios.
Pero este sistema sólo puede funcionar enAlemania si la tasa de natalidad es alta y la esperanza de vida, baja. En 1955, estadísticamente, cada mujer daba a luz a 2,3 hijos. La Oficina Federal de Estadística estima que, para 2039, se jubilará un tercio de las personas actualmente empleadas.
"A largo plazo, esto ejercerá presión sobre los sistemas de seguridad social, ya que habrá más personas que tendrán que ser financiadas por una cantidad menor de contribuyentes", declaró Stefan Kooths, del Instituto Kiel de Economía Mundial (IfW), a la agencia de noticias Reuters.
Los trabajadores y las empresas, que comparten las contribuciones a las pensiones, tendrán que cotizar más para la jubilación. Según Kooths, esto hace que Alemania sea menos atractiva como destino para invertir y para la mano de obra cualificada.
Dejar en paz a los votantes de mayor edad
Está claro que se necesitan ideas para estabilizar el sistema de pensiones. Estas aportaciones sólo se pueden financiar porque el Estado nutre anualmente al fondo de pensiones con una subvención creciente, procedente de los ingresos fiscales. Con un total actual de alrededor de 100 000 millones de euros anuales, se ha convertido en una de las partidas más importantes del presupuesto federal.
Hace tiempo que se advierte sobre el colapso del sistema. Pero los políticos no han querido recortar las pensiones de las personas mayores y además se ha producido una desaceleración demográfica en los últimos diez años.
La idea del "impuesto solidario para los baby boomers"
En 2026, una comisión comenzará a desarrollar propuestas para una reforma fundamental de las pensiones. Investigadores del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW) proponen un "impuesto solidario para los baby boomers", los nacidos entre 1946 y 1964.
Se exigiría a los jubilados y pensionistas adinerados, es decir, a los funcionarios que ya no trabajan, que contribuyan con un impuesto especial del 10 por ciento sobre todos los ingresos de jubilación.
El director del DIW, Marcel Fratzscher, presentó la propuesta en una entrevista con el diario Süddeutsche Zeitung: "(Los baby boomers) tienen pocos hijos y las horas de trabajo apenas han aumentado con la esperanza de vida. Por lo tanto, deberían ofrecer una compensación económica". Sobre todo porque los costes de la salud y la atención sanitaria también están aumentando drásticamente con el aumento de la esperanza de vida. Esto no puede hacerse a costa de los jóvenes. El DIW también propone que las personas mayores hagan un año social obligatorio, una especie de servicio voluntario a la comunidad en distintos ámbitos.
Las propuestas del DIW han generado mucha controversia. La política Gitta Connemann (CDU) dijo a la cadena alemana RTL: "De la noche a la mañana, no puedo decirle a alguien que se jubila y ya ha calculado su cartera, que le voy a descontar el diez por ciento de su cuenta".
¿Está Alemania haciendo algo mal?
¿Podría Alemania seguir el ejemplo de sus vecinos europeos? En los Países Bajos y Austria, los sistemas de pensiones se consideran estables y, de hecho, existen diferencias significativas con el sistema alemán.
En Alemania, sólo los empleados están obligados a aportar una parte de sus ingresos al fondo de pensiones. La tasa de contribución es del 18,6 por ciento, la mitad la cubre el empleador. Los funcionarios públicos, es decir, los empleados en la administración pública, los autónomos y algunos otros grupos profesionales están exentos de este requisito. Como resultado, solo el 79 por ciento de todos los empleados aportan a los fondos de pensiones. En Alemania, se tiene derecho a una pensión tras tan solo cinco años de cotización.
En Austria, existe un sistema obligatorio para casi todos los empleados. El 94 por ciento cotiza con un 22 por ciento de su salario, más que en Alemania. Los empleadores aportan el 12 por ciento y los empleados, el 10 por ciento. El período mínimo de seguro para obtener una pensión es de 15 años. Las pensiones están sujetas a impuestos.
En los Países Bajos, todo residente tiene derecho a una pensión básica. Para acceder a ella, los trabajadores deben aportar el 17,9 por ciento de sus ingresos al fondo de pensiones. El 90 ciento de los trabajadores financian un plan de pensiones de empresa con sus empleadores. En Alemania, sólo uno de cada dos trabajadores tiene una pensión de empresa.
(rmr/ms)