A Angela Merkel, anfitriona del G20, le espera un pesado trabajo diplomático en la cumbre: busca alcanzar compromisos respecto a los temas más controvertidos. Para ello, también se reunió con Donald Trump.
Publicidad
La canciller alemana, Angela Merkel, ha participado en numerosas cumbres. Pero en esta ocasión, su mímica revela que el G20 en Hamburgo es todo un reto para ella. Y es que las posiciones respecto a la protección del clima y la política de comercio difieren demasiado. Las decisiones unilaterales de Estados Unidos acabaron con el consenso de los 20 principales países industrializados y emergentes.
En su calidad de anfitriona, Merkel tenía la esperanza de que la cumbre en Hamburgo fuera a ser el hito de la presidencia alemana del G20. Sin embargo, las expectativas de la delegación germana se han reducido: previo a la cumbre, Merkel sostuvo numerosos encuentros bilaterales para tratar de encontrar un denominador común, por más pequeño que éste fuera.
Cumbre de los compromisos
Desde que EE.UU. abandonara el Acuerdo Climático de París y propagara una política de comercio restrictiva, la unanimidad del G20 quedó en el pasado. Estos son temas centrales de la cumbre, que siempre aprueba sus declaraciones finales de forma unánime. Entonces, ¿qué piensa hacer Merkel para alcanzar un compromiso?
En la noche del jueves (06.07.2017), la canciller habló cerca de una hora con el presidente estadounidense, Donald Trump, que llegaba de una visita de Estado en Polonia, donde fue festejado. En el elegante Hotel Atlantic, en Hamburgo, ambos mandatarios discutieron sobre cómo salvar la cumbre y evitar disputas. También se habló sobre las pruebas de misiles de Corea del Norte, la situación en Oriente Medio y el conflicto en el este de Ucrania. Tras el encuentro, Merkel y Trump guardaron silencio sobre los resultados.
Trump contra los demás invitados
Previo a la cumbre, la canciller explicó que no intentaría ocultar las diferencias. También el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, advirtió que no se simule armonía con el fin de obtener una declaración mediocre.
Todos los países miembros, menos Estados Unidos, apoyan el Acuerdo Climático de París. En un primer borrador del comunicado final, se lee que este proceso es "irreversible". Es decir que no se volverá a negociar. El documento final probablemente incluya una declaración en apoyo a la protección climática formulada de forma tan general que también Donald Trump la pueda aceptar. Un manifiesto de ese tipo, que evidencie el desacuerdo, sería una novedad en la historia del G20.
Por lo menos la cooperación con los negociadores estadounidenses parece ser constructiva, según lo que se escucha en la sede de la cumbre. A su llegada a Hamburgo, Merkel había señalado que su meta es alcanzar una situación de ganancia para todos. "A los negociadores todavía les quedan dos noches", agregó con aire cansado.
Un encuentro explosivo
El encuentro personal entre Trump y Putin también podría ser conflictivo. En Varsovia, Trump criticó el "comportamiento desestabilizante" de Rusia, y para protegerse del poderoso vecino, EE.UU. vendió a Polonia misiles de defensa aérea "Patriot". La anfitriona Merkel negó querer mediar entre Trump y Putin. Aseguró que solo busca contribuir a la solución de los problemas.
Autora: Nina Werkhäuser (VT/ELM)
G20: las protestas son parte de la cumbre
Cada vez que se reúnen jefes de Estado y de Gobierno, así como ministros, las protestas no se hacen esperar. Los críticos de la globalización aprovechan las cumbres para desahogarse.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Sabrowsky
El comienzo: la batalla de Seattle
Ya pasaron casi 20 años desde la llamada “batalla de Seattle” (1999). Es considerada como el comienzo no oficial de la nueva ola del movimiento antiglobalización en Estados Unidos. En aquel entonces no se pudo llevar a cabo la conferencia de los ministros de Economía y Comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC): miles de opositores a la globalización se enfrentaron a la policía.
Imagen: Getty Images/K.Stallknecht
Finalmente unidos
En el marco de las manifestaciones de Seattle, se unieron por primera vez los movimientos de trabajadores y de defensores del medio ambiente. Juntos, ambos grupos protestaron contra la Organización Mundial del Comercio y los efectos negativos de la globalización. Hubo numerosos detenidos.
Imagen: Getty Images/AFP/J. G. Mabanglo
Londres: carnaval contra el capitalismo
Una de las primeras manifestaciones antiglobalización a nivel internacional fue el llamado “carnaval contra el capitalismo” del 18 de junio de 1999. Se realizó paralelamente a la cumbre del G8 en Colonia. Sobre todo en Londres y Eugene, en el estado de Oregón (EE.UU.), las fiestas de protesta llamaron la atención.
Imagen: picture-alliance/dpa
Génova: escalada y parteaguas
Durante la cumbre del G8 en 2001, miles de personas protestaron bajo el lema de “Otro mundo es posible” en la ciudad italiana de Génova contra el desperdicio de recursos, la desnutrición y la desigualdad entre pobres y ricos. Lamentablemente las manifestaciones no fueron pacíficas. Fueron el comienzo de una nueva era de protesta con gases lacrimógenos, coches incendiados y cócteles molotov.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Julien
La cosa se pone seria
20.000 policías intentaron controlar a los manifestantes. En vano. El triste balance: un sinfín de heridos, un muerto. El italiano Carlo Giuliani recibió un disparo en una pelea callejera. Desde entonces, las cumbres G8 y G20 se realizan casi siempre en lugares alejados y fáciles de asegurar.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Murat
Garmisch-Partenkirchen: tranquilo e inaccesible
En 2015, la cumbre del G7 se celebró en el Castillo de Elmau, en Baviera. Masivas medidas de seguridad acompañaron el encuentro: las tapas de los sumideros en las calles fueron selladas con soldadura y se desmontaron los buzones. Geográficamente, la sede de la cumbre, a mil metros sobre el nivel del mar, era prácticamente inaccesible. ¿Y las temidas protestas violentas? No hubo.
Imagen: imago
¿Una cumbre climática?
En la cumbre del G7 en Elmau se discutieron muchos temas ecológicos, como la protección de los mares. Los participantes se comprometieron a intensificar y mejorar la lucha contra la polución de los mares y acordaron un plan de acción.
Imagen: Getty Images/AFP/C. Stache
Hamburgo: ¿una sede peligrosa?
El hecho de que el G20 de 2017 se realice nuevamente en el centro de una ciudad, en el barrio Schanzenviertel de Hamburgo, es un paso valiente por parte de los organizadores. 20.000 agentes de seguridad velarán por la seguridad. En esta edición, se decidió que la ciudad portuaria de Hamburgo acogerá el evento para resaltar su papel como “puerta al mundo”. Estos activistas acampan en los parques.
Imagen: picture-alliance/Zumapress/J. Widener
La cumbre alternativa
“El G20 defiende un sistema, que profundiza la desigualdad social”, dicen los organizadores de la “cumbre de solidaridad global”. Ésta se celebra poco antes del G20 en Hamburgo. En este foro, críticos del capitalismo y activistas del medio ambiente buscan alternativas a la política del G20, que, en su opinión, no puede solucionar problemas como el cambio climático, las guerras y el hambre.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Sabrowsky
Arrancan las protestas
En Hamburgo, ya comenzó la ola de protestas. En el puerto, activistas de Greenpeace cazaron el buque de carguero de carbón chino “Golden Opportunity”. Portaban pancartas y escribieron “End Coal” (pongan fin al carbón) sobre el costado del buque, antes de que la policía marítima confiscara sus barcos neumáticos.