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El G20 desde abajo

19 de junio de 2012

La cumbre del G20 quiere enviar una señal contra el hambre y el cambio climático y a favor del crecimiento sostenible. Las ONG, sin embargo, tienen pocas esperanzas de esto se traduzca en resultados palpables.

Imagen: DW

“Si no aquí, ¿entonces dónde?”, preguntaba Silvia Holten en el balneario mexicano de Los Cabos. La vocero de la organización de ayuda a la infancia World Vision piensa que lel G20 tiene la responsabilidad de encontrar soluciones a las crisis globales. Para graficar los problemas que afectan a los niños, muestra tres platos. En uno de ellos se ve una pequeña porción de arroz. Ese es el alimento del que disponen muchísimos niños en el planeta. En el segundo plato hay dos puñados de arroz, un símbolo de que el problema no se soluciona aumentando la cantidad de ese cereal.

“Para poder alimentarse sanamente, los niños necesitan carne, carbohidratos, frutas y verduras ”, dice Holten señalando el tercer plato. Hasta los dos años de edad, las deficiencias alimentarias tienen consecuencias negativas también a largo plazo, es decir, para el crecimiento. Pero, de acuerdo con un informe de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), la subalimentación no solo afecta al niño como individuo, sino que tiene efectos negativos en el rendimiento económico total de un país.

Silvia Holten, de la ONG World Vision.Imagen: DW

Tema central: solucionar la crisis

Jörn Kalinski, de la sede alemana de Oxfam, es escéptico acerca de que la cumbre del G20 derive en progresos en materia de seguridad alimentaria. Y eso a pesar de que el presidente mexicano, Felipe Calderón, se tomó el tema muy a pecho, también en interés propio, dado que en México viven 52 millones de personas en la pobreza, es decir, un 46 por ciento de la población. Pero Kaliniski observó que en las negociaciones no hubo, hasta el momento, ningún avance en lo referente a la política de producción de biocombustibles, por ejemplo. Las ONG exigen que se cancelen las subvenciones para ese fin, vigentes en EE. UU. y en la Unión Europea, porque a causa de ellas suben los precios de los alimentos.

Jörn Kalinski, de Oxfam Alemania.Imagen: Max Hofmann

Que la eurocrisis ocupara un lugar tan relevante en el encuentro en Los Cabos no preocupa demasiado a Jörn Kalinski. “Para nosotros como organización internacional de ayuda es importante que se resuelva la crisis de la eurozona, y que Europa se transforme en una comunidad económica y socialmente estable”, explica el representante de Oxfam, “dado que, si la zona euro se derrumbara, eso tendría graves consecuencias también para los países más pobres del mundo”. Reducciones en las ganancias provenientes de las exportaciones, la carencia de inversiones extranjeras directas, así como recortes en la ayuda al desarrollo serían las consecuencias de una eurocrisis sostenida, y podrían costarles miles de millones a los países menos desarrollados.

Un deseo para Merkel

Sin embargo, a Jörn Kalinski lo intranquiliza en cierta forma que los políticos presentes en Los Cabos invirtieran demasiada energía en la crisis de la eurozona, y que temas como la seguridad alimentaria y la discusión sobre un desarrollo sostenible y acerca de cómo instrumentar fondos financieros para el cambio climático pasara a un segundo plano. En ese sentido, Kalinski le desea a Angela Merkel más coraje y capacidad de iniciativa. La canciller alemana debería exigir, por ejemplo, “que una gran parte de los ingresos del impuesto a las transacciones se invierta en desarrollo y protección al clima en todo el mundo”.

Peter Wahl, de la ONG alemana WEED (Economía Mundial, Ecología y Desarrollo).Imagen: DW

También Peter Wahl, de la organización economía mundial, ecología y desarrollo, WEED, por sus siglas en alemán, opina que la cumbre del G20 es un “espectáculo”, sobre todo en lo referente a un “crecimiento verde”. Después de la reunión tiene lugar en Río de Janeiro la conferencia de las Naciones Unidas sobre desarrollo sostenible Rio+20. “Allí hay un enfoque competitivo, el de la green economy”, señala Wahl. Y añade que es más abierto y que no se limita al concepto tradicional de crecimiento, permitiendo también un debate acerca de nuevos modelos económicos.

ONG exigen más influencia de la sociedad civil

Peter Wahl critica también que, al contrario de los representantes de la economía, que organizaron una cumbre paralela en Los Cabos, la B20, las organizaciones no gubernamentales no estuvieran lo suficientemente representadas. “Queremos trabajar para que en las futuras cumbres mejore la visibilidad de la sociedad civil y su acceso a las negociaciones del G20”.

Peter Lanzet, del Servicio Evangélico para el Desarrollo, aclara que muchos miembros de la sociedad civil están en contra de cooperar con el G20 y que, en lugar de eso, quieren que se fortalezca a las Naciones Unidas como organismo representante de intereses globales. Si los países del G20 de hecho tomaran resoluciones importantes, “existe el peligro de que la ONU sea dejada de lado”, ya que no tiene poder de decisión. Pero no se podía contar con iniciativas como esa, al menos no en Los Cabos, opina Peter Lanzet.

Autora: Christina Bergmann/ Cristina Papaleo
Editor: Emilia Rojas-Sasse

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