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Gas natural licuado: ¿puerta falsa por su impacto climático?

5 de enero de 2023

La UE apuesta por la expansión de las importaciones de gas natural licuado, sobre todo de Estados Unidos, para independizarse del gas ruso. ¿Qué es exactamente el GNL?

Un buque tanque de gas natural licuado cerca de las Islas Canarias.
Europa se ha convertido en el mayor importador de gas natural licuado del mundo. Imagen: Michael Weber/Imagebroker/picture alliance

Con la construcción de cuatro nuevas terminales, Alemania está invirtiendo fuertemente en la infraestructura de gas natural licuado (GNL) para recompensar las pérdidas de suministro de gas ruso. No obstante, puesto que la Unión Europea (UE) se ha convertido en el mayor importador de GNL en el mundo, muchos temen un impacto negativo de este combustible fósil en el medio ambiente.

¿Qué es el gas natural licuado?

El GNL es gas natural reducido a su estado líquido a través de una refrigeración intensiva de alrededor de -161 grados Celsius. Su volumen es 600 veces menor que el volumen original y pesa la mitad de lo que pesa el agua.

Compuesto casi en su totalidad de metano, un potente gas de efecto invernadero, este combustible fósil comprimido puede ser transportado en barco alrededor del mundo. Tras llegar a su destino, el cargamento es regasificado en una terminal flotante y distribuido a través de gasoductos.

Pese al potencial de exportación del GNL, sus altos costos de licuación y producción limitan su mercado. En Alemania, los costos estimados para construir las terminales flotantes rápidamente se han duplicado, en parte debido a la inflación.

Asimismo, los procesos de refrigeración, licuación y transporte, así como la posterior regasificación también requieren mucha energía.

¿Cuál es el impacto climático?

La pérdida de metano a lo largo de la cadena de suministro también contribuye a las altas emisiones del GNL.

"Debido a los procesos de producción y de transporte mucho más complejos del GNL, los riesgos de fugas de metano a lo largo de la cadena de producción, transporte y regasificación son simplemente mucho más altos y, por ende, las emisiones también son más intensas", dijo Andy Gheorghiu, consultor climático y de política energética, radicado en Alemania.

Al final, el GNL "emite cerca del doble de gases de efecto invernadero que el gas natural común", señala el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NDRC, por sus siglas en inglés).

En entrevista con DW, la compañía de investigación energética noruega Rystad Energy asegura que el procesamiento del GNL consume tanta energía y carbón que puede llegar a emitir casi diez veces más CO2 que el gas transportado por gasoductos. 

Además, el GNL emite 14 veces más dióxido de carbono que la energía solar cuando produce la misma cantidad de energía, y 50 veces más que la energía eólica.

¿Sirven las terminales para producir hidrógeno?

Defensores del medio ambiente niegan que la infraestructura de las terminales flotantes planeadas en Alemania, así como las que ya operan en Países Bajos, Francia y Bélgica pueda ser adaptada para la producción de hidrógeno verde.

Según Olaf Bandt, de la Federación Alemana para el Medio Ambiente y la Conservación (BUND, por sus siglas en alemán), las terminales de GNL son clásicas plantas de producción de energías fósiles, dañinas para el medio ambiente, y no aptas para la generación de hidrógeno. 

La primera terminal alemana de GNL, inaugurada a finales de 2022 cerca de Wilhelmshaven, podrá operar hasta el año 2043, unos ocho años después de la supuesta transición de Alemania hacia las energías renovables.

¿Mantendrá el GNL bajos los precios del gas?

Se estima que, a finales de la década, los costos adicionales para las importaciones de gas alemanas puedan alcanzar los 200 mil millones de euros, duplicando las facturas de gas de los consumidores, de acuerdo con un estudio de E3G. 

Maria Pastukhova, experta de esta fábrica de ideas con sede en Berlín, insiste en que las energías renovables baratas podrían compensar el actual déficit energético. Defensores del medio ambiente temen que una sobrecapacidad de la infraestructura del GNL y contratos de regasificación de largo plazo en las terminales alemanas atrasarán el abandono de las energías fósiles. 

(vt/elm)

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