Afganistán libera a los primeros cien prisioneros talibanes
8 de abril de 2020
Los prisioneros "han jurado que jamás regresarán al campo de batalla", indicaron las autoridades, añadiendo que también la dirección del grupo en Doha dio su palabra. Los talibanes dicen que la medida fue unilateral.
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Afganistán liberó este miércoles (08.04.2020) a los primeros cien prisioneros talibanes para proseguir sus "esfuerzos por la paz y la contención del coronavirus", que forman parte de los 5.000 que se comprometió a excarcelar, un día después de que la formación insurgente anunciara el fracaso de las negociaciones. De hecho, el portavoz talibán rechazó participar en esta liberación de prisioneros por no considerarla "de acuerdo a las disponsiciones" pactadas.
"El Gobierno de Afganistán ha liberado a cien prisioneros talibanes teniendo en cuenta su estado de salud, edad y duración restante de sus sentencias como parte de nuestros esfuerzos por la paz y la contención del COVID-19", informó en un comunicado la principal agencia de inteligencia afgana, el Directorio Nacional de Seguridad (NDS).
La decisión se basa en el decreto firmado por el presidente afgano, Ashraf Ghani, el pasado 11 de marzo en el que se anunciaba que se pondría en libertad a 5.000 insurgentes en varias fases, tras el acuerdo alcanzado en Doha entre los talibanes y Estados Unidos el 29 de febrero, por el que Washington se comprometió a la retirada de las tropas extranjeras en catorce meses.
Los talibanes retiraron ayer su delegación en Kabul, tras mantener varias reuniones con el Gobierno afgano desde su llegada a la capital el pasado 31 de marzo, en lo que supuso la primera visita oficial de una delegación insurgente en diecinueve años de conflicto. La formación insurgente calificó los encuentros de "infructuosos" y acusó a Kabul y Washington de retrasar a propósito la fecha de liberación de los talibanes encarcelados, en violación del acuerdo de Doha.
Los insurgentes siempre rehusaron reconocer oficialmente al gobierno afgano, calificado por ellos de "marioneta" de Washington, pero finalmente accedieron a negociar la liberación de presos, como paso previo para el diálogo intraafgano que debe definir el futuro político del país. Kabul, por su parte, había acusado a los talibanes de bloquear las negociaciones al pedir la puesta en libertad prioritaria de quince insurgentes envueltos en graves delitos, "cuya liberación conllevaría serios problemas" para Afganistán.
"No confirmamos la liberación de prisioneros, que no ha estado de acuerdo con las disposiciones de nuestro acuerdo de paz con Estados Unidos", dijo a Efe el portavoz talibán Zabihullah Mujahid, como muestra de que la primera oleada de excarcelaciones se ha realizado de manera unilateral por las autoridades afganas. Según él, "estos prisioneros no fueron liberados según el proceso discutido y acordado" entre el Gobierno y el equipo técnico talibán de tres miembros, que llegó a Kabul el pasado 31 de marzo y se marchó este martes argumentando que las reuniones fueron "infructuosas". "Nuestro equipo técnico regresó de Kabul y no participó en este proceso de liberación de prisioneros", subrayó Mujahid.
lgc (efe/afp) Última actualización a las 23:00 CET con la respuesta talibán.
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La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
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Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
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Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
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Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
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La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
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Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
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Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
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El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
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Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.