El denominado Gobierno de Unidad Nacional (NUG), formado por políticos y activistas prodemocráticos contrarios a la junta militar, se comprometió a reconocer la ciudadanía a la perseguida comunidad rohinyá en Birmania.
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El "Gobierno democrático", cuyos miembros se encuentran en la clandestinidad, afirmó que la futura Constitución birmana deberá basar la nacionalidad en haber nacido en el país o tener padres birmanos y se comprometió a acelerar la repatriación de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
"Los rohinyás tienen derecho a la ciudadanía en virtud de leyes que cumplirán con las normas de derechos humanos fundamentales y los principios federales democráticos", indicó el Gobierno alternativo este viernes (4.06.2021) en un comunicado.
El relator especial de la ONU sobre los Derechos Humanos en Birmania, Tom Andrews, celebró la decisión del Gobierno de Unidad Nacional, lo que consideró como una buena señal para el futuro del país.
"El reconocimiento de los rohinyás como ciudadanos de Birmania dice mucho de la unidad que el NUG quiere promover en el país", señaló Andrews en un comunicado.
El presidente de la ONG Burmese Rohingya Organisation UK, Tun Khin, también aplaudió la iniciativa, pero afirmó que el Gobierno democrático debería reconocer el "genocidio" contra la minoría rohinyá y apoyar los procesos contra el Ejército birmano en los tribunales internacionales.
Los rohinyás, una comunidad de mayoría musulmana, han sufrido discriminación y la violación de sus derechos, incluido el de movimiento, desde hace décadas en Birmania, donde más de 120.000 de ellos viven en campos de desplazados desde los brotes de violencia sectaria en 2012.
En 2016 y 2017, los ataques de un grupo militante rohinyá provocaron una brutal campaña de los militares birmanos, que cometieron asesinatos, violaciones e incendiaron aldeas enteras, lo que provocó un éxodo de más de 800.000 miembros de esta minoría a Bangladesh.
Por estas operaciones, el Ejército ha sido acusado de delitos contra la humanidad y genocidio, entre otros crímenes, ante la justicia internacional.
Los uniformados, encabezados por el general golpista Min Aung Hlaing, tomaron el poder el pasado 1 de febrero tras denunciar un supuesto fraude electoral en las elecciones de noviembre de 2020, aunque estas fueron validadas por los observadores internacionales.
CP (efe, afp)
Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.