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El gol más veloz de la historia

29 de junio de 2002

Fiesta en las calles de Turquía. Y también en las de Alemania, donde viven más de 2 millones de turcos que celebraron la victoria sobre Corea del Sur, en el partido por el tercer lugar, como si hubieran ganado la Copa.

Hinchas turcos celebran la victoria en el barrio berlinés de Kreuzberg.Imagen: AP

¡Tres goles en el primer cuarto de hora de juego! Y luego otros dos. Desde el punto de vista de los espectadores, así debería ser siempre el fútbol. Como en este partido por el tercer lugar en el Mundial: lleno de acción y corazón; emocionante desde el comienzo. Once segundos tardó en producirse el primer gol. ¡Todo un nuevo récord histórico! El tanto asegura ya un lugar en los anales mundialistas a su autor, Hakan Sükur.

Turquía se llevó el bronce y Corea del Sur muchos aplausos por haber dado a esta mini-final todo el lucimiento del caso, como anfitrión y como rival en la cancha. Todo esto, coronado con la muestra de fraternidad deportiva que ambos equipos brindaron al recibir finalmente entrelazados las ovaciones del público.

Algarabía en Alemania

En Berlín, 2.500 hinchas, mayoritariamente turcos, siguieron las alternativas del partido en una pantalla gigante, colocada para la ocasión en el Sony Center. A ellos se sumaron miles más, para celebrar la victoria turca con una algarabía que se desbordó por las calles de la capital alemana. Similar panorama se vio en diversas ciudades del país, sumidas en un ambiente festivo que los alemanes esperan prolongar mañana, en la final.

En vísperas del encuentro decisivo con Brasil, el seleccionador germano volvió a salir al paso de sus detractores. "Lo único que me ha molestado son las críticas de ciertos ex-jugadores y algunos medios de prensa, que todavía actúan como si sólo hubiera 8 o 10 equipos ante los cuales Alemania pudiera perder. Eso es una falta de respeto con los equipos asiáticos y africanos, y también con Estados Unidos", señaló Rudi Völler.

No obstante, el jefe de la selección alemana reconoce que algunas críticas al desempeño de sus jugadores tienen fundamento. Pero, a las puertas de la final, no son los reproches los que prevalecen, sino las loas al seleccionador. Sobre todo porque logró despertar en el equipo el espíritu de cohesión que le ha permitido llegar tan lejos.

El Mundial de los equipos

Para los expertos alemanes, ésta es la gran particularidad del Mundial 2002: las verdaderas estrellas del campeonato han sido los equipos y no tanto las figuras individuales, que solían robarse la película en versiones anteriores. No es de extrañar que así haya sido, teniendo en cuenta que la mala fortuna rondó desde el comienzo a los grandes astros como Zidane, Batistuta o Figo. Pero, como siempre, no falta la excepción: Brasil.

Con Ronaldo plenamente rehabilitado y maestros del balón como Rivaldo y Ronaldinho, los cariocas cuentan con jugadores que marcan la diferencia en cualquier encuentro. En contrapartida, Alemania tiene un solo verdadero astro que oponer: su imprescindible arquero, Oliver Kahn.

En la final del campeonato mundial se medirán también, en consecuencia, dos versiones: la eficacia colectiva alemana y el fútbol de estrellas, de Brasil. Ojalá su enfrentamiento depare también al público tantas emociones como la lucha por el tercer lugar en esta Copa del Mundo.

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