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El gran error de Leopoldo López

Evan Romero-Castillo11 de julio de 2014

DW habló con Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg, severo crítico del líder opositor venezolano y destinatario de una carta que el político caraqueño le escribió desde prisión.

Imagen: Reuters

Este sábado (12.7.2014) hará cinco meses que el dirigente político venezolano Leopoldo López, jefe del partido Voluntad Popular, se deslindó parcialmente de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática y llamó a protestar en las calles para “salir” del presidente Nicolás Maduro. María Corina Machado, de Vente Venezuela, y Antonio Ledezma, de Alianza Bravo Pueblo, lo acompañaron; pero fue López quien terminó entregándose a las autoridades el 18 de febrero, cuando éstas lo acusaron de poner en peligro la paz social con sus mensajes en Twitter y sus discursos presuntamente incendiarios. El caraqueño de 43 años sigue estando preso.

En la cárcel de Ramo Verde, reservada para militares y civiles de alto quilate político, López escribió un ensayo para el diario estadounidense The New York Times, titulado El Estado fallido de Venezuela, y una carta –de su puño y letra– dirigida al catedrático chileno-alemán Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg especializado en política internacional y teoría política. “Mires es uno de los analistas que con mayor lucidez lee e interpreta la realidad venezolana, colocando lo que acontece en ese país en un contexto histórico y geográfico más amplio”, comenta Manuel Silva Ferrer, de la Universidad Libre de Berlín.

El dirigente político venezolano Leopoldo López al momento de entregarse a las autoridades el 18 de febrero.Imagen: Reuters

Eso explica por qué la opinión de Mires es tan respetada en los foros virtuales donde concurre buena parte de la oposición venezolana. El acceso a pluma y tinta no debe darse por sentado en las cárceles de esa nación caribeña; de ahí la cuidadosa elección que López ha hecho de sus interlocutores. Su objetivo es claro: defender al movimiento La Salida –que atizó protestas y barricadas a la ucraniana a partir del 12 de febrero–, sobre todo frente a quienes lo describen como una constelación de opositores extremistas o artífice de un plan delirante y destinado al fracaso. DW habló con Fernando Mires, uno de los críticos más severos de López y La Salida.

Deutsche Welle: Dr. Mires, Leopoldo López le escribió una carta este 5 de julio, fecha en que se celebró el 203º aniversario de la declaración de independencia de Venezuela. ¿Le extrañó recibir esa misiva?

Fernando Mires: Me tomó por sorpresa porque últimamente he estado prestándole más atención al campeonato mundial de fútbol que a cualquier otra cosa. La última vez que hice contacto con Leopoldo López fue una semana antes de los acontecimientos que condujeron a su arresto. Yo ya le había dicho que me parecía bien la lucha de calle, pero siempre y cuando ésta no propiciara la división de la oposición.

Fernando Mires, catedrático y autor de varios volúmenes sobre filosofía política y ciencias sociales.Imagen: Privat

López refuta las críticas que usted le hizo en su blog Polis (www.polisfmires.blogspot.de). ¿Cómo resumiría usted el contenido de la carta que le escribió López?

López me escribió en un tono muy respetuoso. Pero creo que él no entendió lo que yo quería señalar cuando planteaba que el problema de base venezolano no es el Gobierno, sino el sistema político. Yo nunca propuse salir a cambiar el sistema porque eso no se puede hacer a corto plazo. Como muestra, un botón: Michelle Bachelet gobierna en Chile con la Constitución dictada por el general Augusto Pinochet.

¿Podría adelantarnos qué mensaje quiere usted transmitirle a Leopoldo López en su carta de respuesta?

Por un lado le explico que estoy en desacuerdo con ‘La Salida’ porque esta dividió a la oposición venezolana, le puso tareas al movimiento estudiantil que este no podía cumplir y pretendía que la sociedad venezolana marchara al ritmo de los estudiantes sin estar en condiciones –ni políticas ni económicas– de hacerlo. Sería un error que los estudiantes venezolanos marcharan al ritmo de la Mesa de la Unidad Democrática, pero sería una locura que la Mesa de la Unidad Democrática marchara al ritmo de los estudiantes. Por otra parte le expreso mi discrepancia con el llamado a una Asamblea Constituyente para promulgar una nueva Carta Magna.

La Constitución venezolana vigente fue promulgada durante el mandato de Hugo Chávez, pero, con el tiempo, se ha convertido en un símbolo positivo de la oposición: mientras esta gana elecciones municipales y parlamentarias defendiéndola, Maduro no para de violarla. Cambiarla por una nueva Carta Magna sería un error y ese proceso crearía mucha confusión, considerando la inminencia de los próximos comicios legislativos. Yo le manifiesto toda mi solidaridad a Leopoldo López, pero yo creo que él ha cometido un gran error al convocar a una Asamblea Constituyente; ese llamado divide en lugar de sumar.

Henrique Capriles Radonski, líder político de la coalición opositora MUD, con la Carta Magna venezolana en la mano.Imagen: Reuters

¿Dr. Mires, a qué se debe que Venezuela sea uno de sus focos de interés?

Yo creo que en Venezuela se decidirá el destino de otros países latinoamericanos. Si hay un nudo gordiano por desatar, ese nudo está en Venezuela. Si en ese país se inicia un amplio proceso de democratización, las demás naciones que forman parte de la ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) quedarán desvinculadas entre sí porque Venezuela es el proveedor económico de muchas de ellas.

Ya ni los mandatarios de la ALBA se expresan con entusiasmo sobre lo que ocurre en Venezuela. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ha comenzado a ser más autónomo. Lo que ocurre en Bolivia es un fenómeno estrictamente local y solamente se puede entender desde la perspectiva indigenista boliviana. Ya se está produciendo una suerte de desarticulación.

Fernando Mires: “El presidente venezolano, Nicolás Maduro (foto), ya no manda ni siquiera en su propio país”.Imagen: imago stock&people

La ALBA ya no tiene liderazgo porque el presidente venezolano, Nicolás Maduro, no manda ni siquiera en su propio país. Pero, por ahora, Venezuela sigue jugando un rol importante para la supervivencia de la dictadura militar cubana y para el apuntalamiento de otros Gobiernos autocráticos en la región. La desaparición del chavismo, en su acepción madurista, catalizará el proceso de democratización en Latinoamérica y el Caribe.

Considerando la amplitud de su base de lectores en Venezuela, ¿sería exagerado decir que usted ha pasado de ser un mero observador del drama venezolano a ser un co-protagonista, a la distancia?

Yo opino desde una provincia en el norte de Alemania, escribiendo lo que me parece correcto e incorrecto. A mí me ha sorprendido la repercusión que tienen mis artículos en Venezuela. Sin embargo, estoy convencido de que eso se debe precisamente a que soy extranjero. Yo no estoy comprometido ni con nada ni con nadie en Venezuela, y eso me da una libertad de opinión que muchos amigos venezolanos no pueden tener, debido a sus amistades o relaciones políticas con personalidades de la oposición organizada.

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