La canción que terminó siendo elevada a la categoría de himno nacional de Alemania cumple 175 años este 26 de agosto. La suya es una historia movida, inseparable de la suerte corrida por el país y su gente.
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El 26 de agosto de 1841, el profesor August Heinrich Hoffmann (1798-1874) escribió el texto de la “Canción de los alemanes” en Helgoland, la pequeña isla del mar del Norte que entonces pertenecía al Imperio Británico. Bajo el nombre artístico de Hoffmann von Fallersleben y acoplando su poema a la melodía del himno nacional del Imperio Austrohúngaro –compuesto en 1797 por Joseph Haydn–, viajó a Hamburgo seis semanas más tarde para oír cómo sus tres estrofas eran interpretadas por primera vez en público. El tema, la oda de Hoffmann a una patria aún inexistente, terminaría siendo elevado a la categoría de himno nacional de Alemania en 1922.
Sus primeras palabras, “Deutschland, Deutschland, über alles (Alemania, Alemania, sobre todas las cosas)”, eran un llamado a sus compatriotas para que hicieran hasta lo imposible por erigir un imperio germano que encarnara todos los atributos positivos de la convivencia humana: protección, hermandad, unidad, libertad y orden. Aunque los emperadores alemanes la rechazaron por ser demasiado “republicana”, la “Canción de los alemanes” fue entonada en coros, peñas, asociaciones de estudiantes, deportistas y revolucionarios.
Un texto controvertido
Algunos soldados la cantaron en los campos de batalla durante la Primera Guerra Mundial. Las controversias suscitadas, sobre todo en el extranjero, por diversas interpretaciones y malintencionadas traducciones de su texto no se han disipado del todo. Muchos detractores suelen leerlo como una manifestación de las ínfulas de grandeza, el talante militarista y las ambiciones hegemónicas alemanas. A consolidar esa percepción contribuyeron sobre todo los nacionalsocialistas, bajo el liderazgo de Adolf Hitler.
Sin el filtro de la reflexión, las líneas escritas por Hoffmann combinan muy bien con los propósitos expansionistas y la ideología de sangre y tierra de los nazis, quienes conservaron la “Canción de los alemanes” como el himno del Tercer Reich, pero cantando solo la primera estrofa. A continuación cantaban por la llamada “Canción de Horst Wessel”, considerada el himno del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán desde 1929.
El deja vú de la Alemania dividida
De ahí que la primera estrofa de la “Canción de los alemanes” genere escozor y polémica. Al final de la Segunda Guerra Mundial, la situación política de Alemania se antojaba similar a la que había prevalecido antes de su unificación como Estado-nación en 1871 e inspirado a Hoffmann: su territorio estaba dividido. La República Democrática Alemana escogió su propio himno nacional en noviembre de 1949: “Auferstanden aus Ruinen (Levantados de las ruinas)”. La República Federal de Alemania tuvo que esperar tres años más.
De hecho, durante un breve período, entonar la “Canción de los alemanes” estuvo prohibido en la zona ocupada por Estados Unidos. Fue en 1952 cuando el canciller alemán Konrad Adenauer y el presidente federal Theodor Heuß convirtieron el tema de Hoffmann en el himno de la Alemania Occidental, especificando, eso sí, que en eventos estatales sólo debía oírse la tercera estrofa. En 1991, un año después de la reunificación de Alemania, ese segmento del tema de Hoffmann junto a la melodía de Joseph Haydn pasó a ser el himno nacional del pueblo alemán. No hay ley que prohíba cantar las otras estrofas, pero éstas no forman parte del himno en cuestión.
225 aniversario de la Puerta de Brandeburgo
Inaugurada del 6 de agosto de 1791, la Puerta de Brandeburgo ha servido de escenario histórico para grandes acontecimientos de la historia europea. Hoy se la conoce como símbolo de la unidad alemana.
Imagen: picture-alliance/dpa/Rainer Jensen
Símbolo de la unidad
Hasta el siglo XIX, Berlín estaba circundada por un muro de aduanas y a la ciudad solo se podía acceder a través de una de las 18 puertas. Todas fueron derruidas excepto la Puerta de Brandeburgo. Actualmente, es el monumento más fotografiado de Berlín y no solo se ha convertido en símbolo de la ciudad, sino de todo el país.
Imagen: picture alliance/chromorange/SPA
Atenas en el Spree
La imagen muestra el monumento que precedió a la puerta en el año 1764. El emperador Federico Guillermo II encargó una nueva puerta al arquitecto Carl Gothard Langhans en 1788. Un boceto en estilo clasicista inspirado en una puerta de la Acrópolis de Atenas. En el siglo XVIII, Berlín recibió el sobrenombre de Atenas junto al Spree por haberse convertido en el centro cultural de Europa.
Imagen: Gemeinfrei
Puerta de la paz
En 1793, la puerta fue coronada con una cuadriga. El proyecto fue presentado por el artista Johann Gottfried Schadow y la escultura muestra un carro triunfal tirado por cuatro caballos. En el original, su conductora no era la diosa de la victoria sino Eirene, diosa griega de la paz.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Zinken
Botín de guerra
Rápidamente, esta “Puerta de la Paz“ se convirtió en escenario de guerras. En 1806 Napoleón venció a Prusia y las tropas francesas celebraron el triunfo en la puerta. Napoleón hizo desmontar la cuadriga y se la llevó a París para que fuese expuesta como trofeo.
Imagen: Gemeinfrei
Regreso triunfal
Tras la victoria de Prusia contra Napoleón en 1814, el general Ernst von Pfuel recuperó la cuadriga. Su familia tuvo el privilegio de cruzar por la puerta, un honor reservado a los emperadores. Karl Friedrich Schinkel convirtió la puerta en un arco del triunfo para Prusia y la diosa de la paz fue sustituida por la diosa de la victoria, con el águila de Prusia y la Cruz de Hierro.
Imagen: Gemeinfrei
Propaganda nazi
Los nacionalsocialistas supieron aprovechar la puerta para su propaganda y en 1933 celebraron la llegada de Hitler al poder con un desfile de antorchas. Bajo el régimen nazi, Berlín debería convertirse en “Germania, la capital del mundo”, con un gran arco del triunfo. Estaba previsto derribar muchos edificios, pero no la Puerta de Brandeburgo.
Imagen: Ullstein
Tras la guerra
La Puerta de Brandeburgo sobrevivió a la II Guerra Mundial con graves daños. Con la división de la ciudad, quedó en el sector soviético. Entre 1945 y 1975, sobre la ruina de la cuadriga ondeó la bandera de la URSS. Después, la de la República Democrática Alemana.
Imagen: picture alliance/akg-images
Reconstrucción
Pese a las diferencias, tanto Berlín Oriental como Berlín Occidental trabajaron para reconstruir la puerta. Por suerte, se conservaba un molde de la cuadriga realizado en escayola en 1942 y pudo ser reconstruida en 1957. Medio año después, las autoridades de Berlín Oriental ordenaron eliminar el águila de Prusia y la Cruz de Hierro.
Imagen: picture-alliance/akg-images/G. Schuetz
Tierra de nadie
Cuando se construyó el Muro de Berlín en 1961, se bloqueó el acceso a la Puerta de Brandeburgo. El muro rodeaba la puerta por la parte occidental y por el otro lado solo los soldados podían llegar hasta ella. El monumento quedó en la zona restringida y se convirtió en símbolo de la división de Alemania.
Imagen: picture-alliance/akg-images/Pansegrau
¡Derribad este muro!
El 12 de junio de 1987, el presidente estadounidense Ronald Reagan pronunció un discurso histórico ante la puerta en el que dijo: “Sr. Gorbachov, derribe este muro… Abra esta puerta”. Sus palabras se pudieron oír también al otro lado a través de los altavoces. Nadie podía adivinar que dos años más tarde caería el muro.
Cuando el muro cayó en 1989, miles de personas acudieron a celebrarlo a la Puerta de Brandemburgo. De símbolo de la división pasó a ser el símbolo de la unificación. Durante las celebraciones de la Nochevieja, robaron algunas partes. Con la reparación, se volvió a añadir el águila y la Cruz de Hierro y la cuadriga volvía a estar completa.
Imagen: picture-alliance/dpa
Punto de encuentro para la fiesta
Actualmente, turistas de todo el mundo posan ante la puerta, que sirve de escenario para selfies, fiestas de Nochevieja, conciertos, discursos y manifestaciones. En el Mundial de Alemania 2006, la puerta se convirtió en el mayor escenario del país con las celebraciones de los aficionados y el llamado Public Viewing.
Imagen: Imago/Leber
Todo un símbolo para el futuro
Esta proyección de 2014 sirvió para conmemorar el 25 aniversario de la caída del Muro. Un símbolo para entender que vivir en paz no es una trivialidad. Con sus 225 años de historia, la puerta se convirtió en un testimonio de los cambios en Europa. Sobrevivió a periodos de guerra y paz, y pocos monumentos de Alemania generan tantas esperanzas para un futuro en paz como la Puerta de Brandeburgo.