El imperio contraataca
26 de junio de 2003![](https://static.dw.com/image/519007_800.webp)
Muchos se encontraron ya en la mira de la RIAA: gasolineras, supermercados, pequeñas tienda de música y sitios internet como Kazaa, Morpheus, Grokster y muchos más. La acusación fue siempre la misma: la violación de los derechos de autor. Pero hasta ahora esa lucha por los derechos legítimos de los artistas parece más bien una lucha contra molinos de viento.
La guerra continua
La industria discográfica nunca logró repetir el éxito que alcanzó al ganar la lucha jurídica contra Napster, el legendario ex líder del intercambio de archivos mp3 por internet. Casi como única salida concentra ahora sus esfuerzos en una lucha directa contra miles de internautas.
'Vamos a empezar a apuntar nombres y preparar demandas contra los usuarios de redes P2P (de igual a igual) que distribuyen de forma ilegal un número sustancial de archivos musicales a millones de usuarios', dijo el presidente de RIAA, Cary Sherman.
La RIAA -de la que forman parte empresas como AOL Time Warner, Vivendi, Sony, Bertelsmann y EMI- no pretende demandar a todos los usuarios de los programas P2P sino sólo a un grupo selecto que se estima son los que más daño causan a la industria discográfica, aunque las demandas podrían situarse en el orden de los miles.
Nuevas herramientas
¿Y como quieren averiguar la identidad de millones de internautas y la cantidad de archivos en mp3 que se encuentran en el disco duro? Los métodos no se diferencian tanto de los empleados por los hackers que intentan colar un virus o un troyano en computadoras privadas para averiguar claves o números de cuentas bancarias.
La Asociación quiere usar programas informáticos para recoger datos sobre individuos que distribuyen grandes cantidades de archivos musicales a través de los sistemas P2P, del que el más popular es Kazaa. Además, RIAA exigirá a los proveedores de internet que proporcionen las identidades correspondientes a los números dinámicos de los ordenadores (los IP’s) cuando se conectan con la Red.
En la Red ya se discuten los métodos para ocultar o falsificar los IP’s, medidas que harían prácticamente imposible a la industria discográfica identificar a los usuarios. La batalla contra los molinos todavía no parece haber terminado.