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¿El inicio de un mundo más justo?

Claudia Herrera Pahl16 de septiembre de 2003

La verdadera causa del fracaso de Cancún es difícil de definir. Lo que se puede decir es que sorprendió a más de uno. ¿Creará la base de conciencia que permita una economía más justa para todos?

¿Hay posibilidad de avance?Imagen: AP

Hay quienes no se cansan de criticar la fuerte tendencia ideológica, las palabras y retóricas duras escuchadas en Cancún. Entre ellos el ministro de Economía alemán, Wolfgang Clement, quien ha indicado que 'el comercio mundial se ocupa de hechos económicos y cuestiones especializadas, lo cual no puede ser abordado con palabras duras e ideología."

Sin embargo muchos discrepan cuando se califica de fracasadas estas negociaciones. Se pone en duda las afirmaciones especialmente de parte de los voceros oficiales de las naciones industrializadas que indican que de esta ronda han salido todos perdedores.

Si bien es cierto que todos han perdido a corto plazo, las naciones más poderosas por no poder acceder a los mercados con mayor facilidad, las más pobres por no poder vender sus productos en los mercados industrializados fuertemente subvencionados, existe un ganador.

La unión sí hace la fuerza

La sociedad civil ha sido una de las ganadoras en Cancún. Su permanente movilización allanó el camino para que los países en desarrollo alzaran su voz. Se convirtió en una verdadero grupo de presión, presión que indudablemente evitó que los países pobres firmaran una declaración contraria a sus demandas sólo para salir de la reunión con un acuerdo bajo el brazo.

Manifestantes coreanos en Cancún.Imagen: AP

El fracaso tan criticado es en realidad una revolución civil, una victoria y una oportunidad para reconstruir el sistema multilateral de comercio sobre la base de criterios más justos. Cancún es para muchos, el momento en el que los países en desarrollo tomaron conciencia de la fuerza que tienen.

Fin a la competencia desleal

Si bien se aplaza el momento en el que se pueda conseguir la reforma del sistema agrícola de Estados Unidos y la Unión Europea con sus enormes subsidios, si bien se pospone definir cuotas textiles o especificar las ayudas al algodón, se crea una nueva base para corregir los desequilibrios del sistema capitalista actual. La meta es lograr acuerdos que garanticen las mismas condiciones a los 148 estados miembro de la Organización Mundial del Comercio, en realidad, para todos los estados del mundo.

El fin de la conferencia de Cancún no representa el fin de las negociaciones. Aun cuando resultará muy difícil cumplir a tiempo con el mandato de Doha y finalizar la actual ronda de comercio hasta el primero de enero del 2005, todas las partes negociadoras saben ahora que sólo se lograra un compromiso claro si se elimina toda forma competencia desleal en el mercado mundial. Mientras que esto no suceda las cumbres seguirán fracasando y el tiempo transcurriendo.

La V Conferencia Ministerial pasará a la historia.
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