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El juicio político contra Trump no es una pérdida de tiempo

22 de enero de 2020

En el Senado de EE. UU. se discute por lo pronto sobre las reglas del proceso de impugnación contra Trump. Los republicanos se mantienen firmes. Sin embargo, este juicio político tiene relevancia, dice Carla Bleiker.

USA Das Kapitol in Washington
Imagen: Getty Imaes/AFP/C. Somodevilla

El primer día del proceso de impugnación del presidente Donald Trump ante el Senado se prolongó hasta  bien entrada la noche, lo que ya era previsible después de las primeras horas. No se discute nada en cuanto al contenido todavía. En cambio se habla acerca reglas del proceso que el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, había presentado.

De acuerdo con estas reglas, ambas partes deben presentar su punto de vista después de haber dado sus breves discursos de apertura. Primero los representantes de la acusación, siete miembros demócratas de la Cámara de Representantes, y luego los defensores, un equipo de abogados de Donald Trump. Los cuestionamientos sobre si se debe escuchar a los testigos y si los demócratas recibirán documentos de la Casa Blanca y del Departamento de Estado, no serán abordaos hasta que ambas partes hayan presentado sus argumentos, según el plan de McConnell.

¿Juicio sin testigos?

Los demócratas, sin embargo, quieren comenzar hablando con testigos - como el ex asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton - que hasta ahora han seguido las instrucciones de la Casa Blanca y se han negado a testificar. También quieren ver inmediatamente documentos en los que sospechan la existencia de evidencia importante sobre la inapropiada conducta de Trump.

Los defensores del presidente se burlan. Dicen que los demócratas han llevado a cabo audiencias eternas en la Cámara de Representantes y que, si ahora quieren llamar a los testigos de inmediato y exigen más documentos, es porque sus argumentos contra Trump probablemente no sean tan sólidos. Los demócratas responden que un juicio sin pruebas o sin escuchar a testigos no es un juicio justo, sino un teatro absurdo. Por eso piden varios cambios en las reglas de procedimiento de McConnell.

Pero sus legítimos argumentos encuentran oídos sordos. Al igual que en las audiencias de la Cámara de Representantes que condujeron al juicio político de Trump, los republicanos se apegan estrictamente a la línea del partido. Hay 45 demócratas en el Senado, dos senadores independientes que les son afines, y 53 republicanos. La votación sobre si el Senado debe solicitar documentos a la Casa Blanca y al Departamento de Estado antes de que comience el proceso propiamente tal, terminó exactamente como se esperaba: 47 votos a favor, 53 en contra, en ambas ocasiones. Ambas mociones fueron rechazadas.

Los republicanos se apegan a la línea del partido

Si ya el primer día ningún republicano se atreve a desmarcarse en el intento de  entablar un juicio regular con testigos y pruebas, entonces no se puede esperar nada diferente con respecto al asunto de fondo. Hace meses, antes de que comenzaran las audiencias en la Cámara de Representantes, los expertos habían predicho que Trump sería absuelto gracias a la mayoría de sus republicanos en el Senado.

Carla Bleiker es corresponsal en la oficina de DW en Washington, DCImagen: privat

Si eso sucede, ¿fue todo en vano para los demócratas? ¿Fue una pérdida de tiempo el proceso de impugnación que presentaron contra Trump? Los críticos que se oponen al mandatario estadounidense, pero también al proceso de impugnación, dicen que los demócratas deberían haberse ahorrado todo el asunto. El resultado fue claro desde el principio, y los ataques a Trump solo sirvieron para ganar más votantes para el presidente.

En una democracia, las leyes se aplican a todos

Pero estas voces ignoran lo más importante. Incluso si el proceso de impugnación no termina como los demócratas esperaban, ellos no podían pasar por alto la mala conducta del presidente. Una actitud de "no importa, no sirve de nada", emite el mensaje de que una persona como Trump, debido a su posición, puede permitirse cualquier cosa e ignorar todas las leyes como mejor le parezca. Esto es inaceptable. En una democracia, todo el mundo, incluyendo la gente en la cima, debe cumplir las reglas.

Desde hace tres años, los estadounidenses han visto a su presidente burlarse de las minorías, sembrar odio contra los inmigrantes e incomodar a las naciones aliadas. Con su indebida conducta hacia Ucrania ha infringido la ley con el fin de obtener una ventaja sobre su potencial rival, Joe Biden. Los demócratas no podían ignorar esto. Y por la misma razón, no deben ceder ahora, incluso cuando se trate del procedimiento de un juicio cuyo resultado parece ya seguro.

Trump, y todos los presidentes que vengan después de él, deben tenerlo claro: no pueden gobernar Estados Unidos como un faraón que se considera el representante de Dios en la tierra. Hay leyes que deben cumplir. Y si no lo hacen, al menos deben atenerse a procedimientos legales. Cualquier otra cosa sería una traición a la democracia.      

(ee/er)

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