Para entrar al pabellón argentino de unos 2.500 cuadrados de extensión, hay que brincar por una rayuela marcada en el piso de la entrada principal. Julio Cortázar y Jorge Luis Borges son las dos banderas de la literatura del país sudamericano que ha enviado a Fráncfort sobre el Meno a un ejército de 70 autores y 200 títulos, más que ningún otro país invitado anterior. La museografía de la muestra se ha inspirado en el laberinto de la creación literaria de Borges y Cortázar para que el visitante recorra los 200 años de creación literaria e historia reciente del país sudamericano.

La embajadora Magdalena Faillace afirmó que el recorrido destaca su diversidad y riqueza cultural pero también el gran potencial de sus recursos naturales. La pampa, la cuenca rioplatense, la patagonia, los glaciares, la antártida argentina y las islas malvinas sobre las que cada año el gobierno argentino reivindica su soberanía.

En el centro del pabellón se ven imágenes panorámicas que recrean momentos clave de la dictadura militar que comenzó en 1976 y concluyó en 1983. Durante la feria serán proyectadas cinco versiones cinematográficas del Martin Fierro, así como una cinta inédita de Jorge Luis Borges en el que el eterno candidato al Nobel de Literatura encarna un personaje de su propia creación.

Juan Gelman en el laberinto

En una gran pared ondulada que cruza el pabellón y es parte del laberinto, se ve una tira de caricaturas con los representantes de la literatura argentina, dibujadas por el artista Miguel Repiso, que concluye con la imagen de Juan Gelman, "el futuro Premio Nobel argentino", según Repiso. No falta un espacio para los íconos argentinos. La pasión argentina por el tango está representada por un fonógrafo con los discos de Carlos Gardel. En una esquina, un manequí lleva puesto el traje marrón usado por Evita Perón, con el que los organizadores aluden a la figura que inspiró importantes programas sociales. Tampoco podía faltar Maradona.

La literatura argentina y la dictadura militar se discute en otros ámbitos de la feria, como en el espacio "El sofá azul", que transmite en vivo la televisión alemana ZDF. Matemático de profesión, Guillermo Martínez se interesó por la política. Con su libro Infierno Grande quería mostrar la realidad de la dictadura exponiendo el horror sin ser panfletario. Eligió la vía del relato policial ficticio. El escritor advierte que grupos influyentes militares están tratando de obtener la impunidad y lo más importante en los procesos que se llevan a cabo contra militares involcrados en crímenes duirante la dictadura es la declaración de testigos. La desaparición de Julio López hace cuatro años en el caso Menéndez, uno de los principales represores en Argentina, es muestra de eso.

Cuba en el banquillo

El Pen Club alemán convocó a un encuentro para discutir la situación de los derechos humanos en Cuba. Los escritores cubanos Ricardo González Alfonso, Amir Valle y Jorge Azola intercambiaron opiniones con el periodista y escritor alemán Volker Skierka, quien escribió una biografía inoficial de Fidel Castro.

Skierka lamentó que desde que Fidel Castro abandonara el poder hace tres años, no haya pasado nada. "Una revolución que en amplias regiones del mundo era respetada, un estadista culto, que estaba más informado que otros, ha convertido a su pueblo en analfabeta al que no le permite desarrollarse culturalmente. No hay libertad para leer, para acceder a medios que no sean los estatales, concluye.

Autora: Eva Usi

Editora: Emilia Rojas