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Matrimonio gay en Costa Rica, “esperanza” para Centroamérica

Enrique Anarte
26 de mayo de 2020

Ni la pandemia ni los grupos evangélicos detuvieron la histórica legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en el país, un oasis de derechos LGBTI en la región.

Alexandra y Daritza han hecho historia al convertirse en la primera pareja del mismo sexo en contraer legalmente matrimonio en Costa Rica.
Alexandra y Daritza han hecho historia al convertirse en la primera pareja del mismo sexo en contraer legalmente matrimonio en Costa Rica.Imagen: Getty Images/AFP/E. Becerra

La primera boda legal entre dos mujeres de América Central se celebró a las 00:01 de este martes (26.05.2020) y se retransmitió virtualmente. Las costarricenses Alexandra y Daritza se dieron el sí vestidas ambas de blanco y ante una notaria con cubrebocas. La COVID-19 obligó a reducir los invitados al círculo más íntimo de familiares y amigos, pero miles de personas fueron testigo de los votos de amor de la pareja desde sus casas. La boda abría las puertas a un mundo nuevo.

"Para Costa Rica, la entrada en vigor del matrimonio civil igualitario es un paso histórico donde se reivindica una lucha de cuatro décadas de la comunidad LGBTIQ y un enorme paso hacia la igualdad en derechos civiles de las parejas del mismo sexo”, dice a DW Nisa Sanz. Esta activista tica preside la organización Familias Homoparentales y Diversas, que lideró la campaña "Sí Acepto” a favor de la legalización de estas uniones. Hoy, que celebran el éxito de su esfuerzo, Sanz no duda en calificarlo como "una deuda pendiente hacia una población históricamente discriminada”.

Cuando hace dos años, en 2018, las elecciones presidenciales del país se convirtieron en una suerte de referéndum en torno a la cuestión del matrimonio igualitario, muchos temieron que el país tomase otros derroteros. Finalmente Carlos Alvarado, defensor de los derechos del colectivo LGBTI, se impuso al pastor evangélico Fabricio Alvarado. Este último había ascendido desde la marginalidad electoral agitando la polémica en torno a la opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la sentencia de la Corte Suprema. Las urnas dieron la victoria al candidato progresista, pero los activistas LGBTI de toda América Latina se estremecieron al atisbar el poder que han alcanzado las iglesias evangélicas en la región.

"El país se dividió en dos y la polémica fue terrible”, recuerda en entrevista con DW Víctor Monge, histórico activista LGBTI costarricense y cofundador de la organización Movimiento Diversidad. En las últimas semanas, diputados evangélicos y conservadores han intentado poner en marcha varias estrategias parlamentarias para posponer la entrada en vigor del matrimonio igualitario. "Hablan de un Dios que se va a vengar, dicen que Costa Rica pagará las consecuencias”, ironiza Monge. Pero finalmente no han logrado que Alexandra y Daritza y las otras tantas parejas que se seguirán vean cumplirse su sueño de igualdad.

Alice Shackelford, coordinadora residente de las Naciones Unidas en Costa Rica, afirma a DW que "en la ONU estamos muy preocupados por una serie de movimientos extremadamente conservadores tanto en la región como en el mundo”. No obstante, se muestra convencida de que la "fuerte institucionalidad democrática” de este país, junto con una vigorosa sociedad civil, han contribuido a que la legalidad mantenga su curso. Como varios de los entrevistados para esta nota, Shackelford apunta que la abolición del Ejército y la inversión en educación y seguridad social han sido el caldo de cultivo de este progreso en materia democrática y de derechos humanos.

Un paso en dirección a la igualdad real

"Costa Rica hoy da un paso diciéndole al mundo que podemos tener ciudadanos todos de primera categoría”, sostiene en entrevista con DW Ana Helena Chachón, exvicepresidenta del país y actual embajadora en España. Pero la lucha por la igualdad real no se acaba ahí. Costa Rica es de los pocos países latinoamericanos que puede enorgullecerse de haber reconocido un amplio abanico de derechos a las minorías sexuales, desde leyes de no discriminación hasta el cambio de género para las personas trans, pasando por el acceso igualitario a la adopción, entre otras cuestiones.

"Las leyes no bastan para que una pareja se sienta segura caminando de la mano en la calle”, advierte Nisa Sanz, quien considera que "todavía haz mucha homofobia, discriminación y violencia en hogares, entornos laborales o lugares públicos”. El abogado Geovanny Delgado dice a DW que "hay una deuda muy grande con la población trans y con las familias homoparentales”. Asimismo, avisa de que "el marco de regulación tendrá que adaptarse y esto va a ser un proceso bastante lento que podrá durar varios años”.

El activista LGBTI y también letrado Herman Duarte añade, por su parte, que "hay problemas estructurales de diferencias económicas y exclusión. A su juicio, ahora que el marco legal ha avanzado tanto, "ese es uno de los puntos en los que deberían volcarse ahora las políticas públicas”. En el mismo sentido se pronuncia Alice Shackelford, de la ONU, que pone el foco en la particular situación de precariedad de las mujeres trans. "Es uno de los grupos más impactados por la pandemia, pues viven principalmente del trabajo sexual al no encontrar otro trabajo”, cuenta la representante internacional, quien también insiste en citar un estudio que sitúa la esperanza de vida de este colectivo en la preocupante cifra de 35 años.

Un oasis en una región hostil

América Central es una de las regiones más peligrosas de Latinoamérica para el colectivo LGBTI. Los asesinatos homófobos o tránsfobos, por desgracia, distan de ser anecdóticos en países como Honduras, El Salvador o Guatemala. Y la huida de los refugiados LGBTI hacia países seguros donde empezar de nuevo no es precisamente un camino de rosas.

Por eso el arcoíris que brilla hoy sobre Costa Rica es doblemente histórico. "Costa Rica se pone una flor en el ojal al ser el primer país de Centroamérica en aprobar el matrimonio igualitario”, declara a DW Ana Elena Chachón, exvicepresidenta del país y actual embajadora en España. Nadie disimula su optimismo respecto a lo que otras naciones continúen por esta senda.

La opinión consultiva 24/17 de la CIDH tiene validez en la veintena de naciones que reconocen la competencia de este tribunal internacional. El activista Monge cree que pronto Panamá y Belize pronto podrían abrirse al matrimonio igualitario y que, por otro lado, muchas parejas latinoamericanas del mismo sexo podrían encontrar en Costa Rica un lugar donde vivir su amor al amparo de la ley.

Shackelford celebra el impacto positivo que tendrá en las nuevas generaciones y que el país "sirva de modelo para aquellos donde los derechos de la comunidad LGBTI están bajo una gran amenaza”. La embajadora Chacón, que en su época como vicepresidenta fue quien firmó la opinión consultiva que desembocaría en el cambio legal que hoy ha entrado en vigor, también se muestra optimista: "Esta es la esperanza”. Mientras tanto, al menos, habrá un oasis donde darse el sí.

(cp)

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