Los cabellos de Ludwig van Beethoven son legendarios. Aparecen, abundantes e impetuosos, en todos los retratos del compositor. Ahora, parte de ellos son objeto de subasta. Dicen algunos que no sería la primera vez.
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Sobre la cabellera de Ludwig van Beethoven se han escrito libros enteros. Allá por el año 2000, el autor Russell Martin narró en una obra de 300 páginas cómo un mechón -de exactamente 582 cabellos- del célebre compositor alemán fue a dar desde el lecho de muerte del artista, en 1827, hasta la casa de subastas Sotheby's, donde en 1994 habría sido subastado por varios miles de dólares.
Según Martin, aquel mechón le fue cortado a Beethoven tras la muerte del compositor renano por un mozalbete de 15 años llamado Ferdinand Hiller, quien así pretendía guardar un recuerdo de cuando Beethoven emitió su último suspiro.
Para algunos, el libro de Hiller, llamado en español "El cabello de Beethoven", fue una sensación; para otros, carecía de evidencia histórica.
Siglos más tarde, otro mechón de Beethoven aparece en los medios, y en la mencionada casa de subastas. Este martes (11.06.2019), en Sotheby's serán puestos al mejor postor cabellos que, según cuenta la propia subastadora, fueron cortados por el mismo autor de la sonata "Claro de luna”.
La historia no es tan sencilla. Simon Maguire, de Sotheby's, señala que el pianista austríaco Anton Halm solicitó a Beethoven un mechón de cabello para dárselo a su esposa. Un asistente del compositor de Bonn, en cambio, entregó a Halm pelaje de una cabra.
Según el relato de la casa Sotheby's, al enterarse de la jugarreta de su sirviente, Beethoven dio rienda suelta a su temperamento conocidamente tormentoso: de la parte posterior de su cabeza se cortó él mismo un mechón grueso, que mandó a Halm con garantías absolutas de que se trataba, esta vez, de un regalo auténtico y digno de su fama.
Que el mechón subastado es genuino, lo constata ahora Alexander Wheelock Thayer, autor de la primera biografía académica de Ludwig van Beethoven. Sotheby's espera recabar por el mechón de Beethoven unos 19.000 dólares.
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Beethoven y las mujeres
Tuvo muchos amoríos, pero ninguno duradero. El compositor evitó consciente o inconscientemente la unión estable. Y se sigue especulando sobre la mujer más importante de todas.
Maria Magdalena van Beethoven
El primer amor en la vida de un muchacho es la propia madre. La unión de Maria Magdalena van Beethoven con Johann, padre de Ludwig y cantante de la corte, fue su segundo matrimonio. Le dio siete hijos, aunque sólo tres sobrevivieron la primera infancia. Su vida no fue fácil: su esposo era alcohólico y violento. Murió de tuberculosis en 1787, con apenas 40 años de edad.
Imagen: picture-alliance/akg-images
Maria Anna Guillermina von Westerholt-Gysenberg
El amigo de la infancia y biógrafo de Beethoven, Franz Gerhard Wegeler, señaló el "gran cariño" a la "bella y cortés señorita v. W.". A pesar de que Wegeler lo describió como un "amor al estilo de Werther", en referencia a la trágica novela corta de Goethe "Las penas del joven Werther", la "señorita v. W." no ha dejado huella profunda en la biografía del compositor.
Imagen: picture-alliance/Leemage/L. Ricciarini
Condesa Josephine Brunsvik
Beethoven le escribió entre 1804 y 1809 un total de catorce cartas de amor. Entre otras cosas, llamaba a la reciente viuda"mi todo" y su "único amor". A la vez, se puede deducir desesperanza en el intercambio de cartas: después de un matrimonio, Brunsvik había perdido la custodia de sus hijos. La hermana de Brunsviks escribió que Beethoven y la condesa eran "el uno para el otro".
Imagen: gemeinfrei
Therese Malfatti
Después de su boda, Brunsviks estaba descartada y Beethoven hizo planes de casamiento serios con Therese Malfatti. Para esto encargó una copia de su partida de bautismo a las autoridades en su ciudad de origen, Bonn. Sin embargo, por la diferencia de clases, la familia Malfatti rechazó el matrimonio. Aparentemente, Beethoven superó de forma rápida la decepción y ambos siguieron siendo amigos.
Imagen: gemeinfrei
Condesa Giulietta Guicciardi
Entre 1801 y 1802, las hermanas Brunsvik le presentaron a su prima a Beethoven. Se trataba de nuevo de una condesa. El amor surgió rápidamente, pero estaba claro para ambos que no traería una realización verdadera: Giulietta ya estaba comprometida. Sin embargo, recibió un valioso regalo: Beethoven le dedicó la famosa sonata "Claro de luna".
También por esta mujer abrigó Beethoven intensos sentimientos y le regaló el autógrafo de su sonata para piano con el sobrenombre "Appassionata". Cuando Beethoven invitó a Bigot a un paseo en marzo de 1807, su esposo se mostró sumamente celoso. En una carta hacia la pareja, Beethoven escribió que tenía como principio "jamás tener más que un comportamiento amistoso con la esposa de otra persona"
Imagen: gemeinfrei
Elisabeth Röckel
"Elisa" era en esa época un apodo generalizado para "Elisabeth". Uno piensa inmediatamente en la idílica pieza para piano "Para Elisa", una de las obras musicales más conocidas. A pedido de Beethoven, ello lo visitó en su lecho de muerte, donde él le regaló un rizo de su cabello y su última pluma para escribir. Musicólogos creen que Röckel sería en efecto la misteriosa "Elisa".
Antonie Brentano
La cuñada de la poetisa Bettina Brentano escribió en 1811 que Beethoven se había convertido para ella en "una de las personas más queridas" y que él la visitaba casi todos los días. El compositor le regaló a Antonie una partitura original de su canción "A la amada". Es sabido que, en un momento crítico, Antonie viajó de Praga hacia Karlsruhe. Esto podría ser relevante para la siguiente historia...
Imagen: gemeinfrei
La amada inmortal
La carta "a la amada" inmortal, que data del seis y siete de julio de 1812, se refiere a un encuentro pocos días antes en Praga. Luego de la cita, la misteriosa mujer "K" viajó a K. (¿Karlsruhe?). ¿Fue Antonie Brentano? ¿O Josephine Brunsvik, con quien Beethoven también se había encontrado recientemente y quien, 9 meses después, trajo al mundo una hija? Los investigadores siguen en desacuerdo.