El mercado del arte también refleja la desigualdad de género
Sabine Oelze
17 de abril de 2018
El debate del #MeToo ha vuelto a poner el feminismo en primer plano. Ahora también en el mundo del arte. ¿Por qué se venden mucho menos las obras de las artistas mujeres?
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"Feminismo" es la palabra del año 2017 en Estados Unidos. En todo el mundo, las mujeres se manifiestan. Incluso convirtieron a la etiqueta #MeToo en Persona del Año. La solidaridad entre las mujeres se escribe ahora con mayúsculas. ¿También en el mundo del arte? Según el Museo Nacional de Mujeres en las Artes de Washington, el mayor museo del mundo dedicado en exclusiva a la colección de obras de artistas femeninas, el 51% de los artistas son mujeres. Sin embargo, en el mercado del arte son todavía una minoría.
"Tenemos algunas mujeres, pero si hacemos cuentas, son apenas una tercera parte", dice Anke Schmidt, que con su galería en Colonia es invitada habitual a las ferias de arte. Representa a artistas de renombre internacional: pintores, escultores y fotógrafos. La mayoría de ellos son hombres. ¿Una decisión estratégica? "No, ni lo había pensado", responde. "Cuando lo piensas, te das cuenta de que hay un desequilibrio. Incluso en mi propia galería".
Las obras de las artistas se venden peor
No es la única. Ya sea en Nueva York, Berlín o Basilea, dos tercios de las galerías de todo el mundo representan a más hombres que mujeres. Según un estudio realizado por el museo londinense Tate Modern, en las metrópolis del arte como Londres sólo uno de cada veinte marchantes de arte presta atención a un equilibrio de género. ¿Se venden peor los trabajos de las mujeres? "Se trata cada vez más de una inversión, de agregar valor", dice Anke Schmidt. "Entonces, por supuesto, la pregunta que surge es cómo evolucionará el valor de mercado de una artista que potencialmente será madre, tendrá menos tiempo y cambiará su forma de trabajar".
Colectivos de artistas como US Guerrilla Girls denuncian la discriminación de las mujeres artistas desde hace treinta años. En sus exposiciones, se quejan de que los coleccionistas regularmente gastan más dinero en obras de hombres que de mujeres. La galerista Anke Schmidt lo reconoce, con ojos cada vez más críticos: "nunca se habla del tema, pero los números hablan por sí mismos".
Con motivo del Art Basel en Miami, la revista digital Artsy publicó un estudio en diciembre que prueba que incluso las propietarias de galerías prefieren vender obras de artistas masculinos. Cuanto más grande es la galería, menor es la proporción de artistas femeninas en su catálogo. En Estados Unidos se dice que las mujeres artistas se suelen quedar en el camino. Por eso muchas se reciclan en otras profesiones.
Daniela Steinfeld, propietaria de la Galería van Horn en Düsseldorf sólo ha conocido un caso en el que un coleccionista canceló una compra al enterarse de que era obra de una mujer. "Empezó a verlo de otra manera: de repente, ya no era lo que buscaba".
Ventas… sólo después de la muerte
Las cosas son diferentes cuando las artistas se hacen mayores. A veces se convierten en iconos. La escultora Louise Bourgeois, fallecida en 2010, es un buen ejemplo. Ella llegó al Olimpo del mercado del arte y se encuentra entre los diez artistas más vendidos. Pequeña decepción: el auge comenzó después de su muerte, aunque tenía un marido influyente que trabajaba en el MoMa de Nueva York y, por lo tanto, estaba bien conectado. Cuando hizo su primera gran exposición en el Museo de Arte Moderno, ya tenía más de 80 años.
Pero ahora hay un espíritu de optimismo, no en el mercado del arte, sino al menos en cuanto a la igualdad de oportunidades en museos y bienales. Las mujeres asumen, cada vez más, papeles de liderazgo en las instituciones. Y el número de directoras de museos y de dueñas de galerías de arte está creciendo. Y también hay más solidaridad entre sus colegas hombres: la galerista Anke Schmidt, por ejemplo, representa al pintor estadounidense David Reed. Él "nunca participaría en exposiciones grupales donde sólo haya hombres".
Autora: Sabine Oelze (LGC/CP)
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Las obras de arte más caras del mundo
Los coleccionistas de arte invierten muchos millones en pinturas y esculturas de artistas famosos. Pero solo unas pocas logran sobrepasar los 100 millones de dólares en las subastas. Les mostramos las más valiosas.
Imagen: Imago/Bettina Strenske
40,8 millones de euros por "El infierno de los pájaros"
El cuadro "El infierno de los pájaros", del artista alemán Max Beckmann, logró hace poco un precio récord en la casa de subastas londinense Christie's. Se trata de, nada más y nada menos, que de 40,8 millones de euros. Es el precio máximo alcanzado por una obra del expresionismo alemán.
Imagen: Imago/Bettina Strenske
"Las mujeres de Argelia" (179,4 millones de dólares)
Esta obra de Pablo Picasso es la pintura más cara que jamás se haya subastado. En 1955, el malagueño se inspiró para pintar este cuadro en Eugène Delacroix. En Christie´s de Nueva York se subastó por 179,4 millones de dólares. Desde entonces es una propiedad privada.
Imagen: Reuters
"Nu couché" (170,4 millones de dólares)
El pintor italiano Amedeo Modigliani pintó este cuadro, también conocido como "desnudo acostado", en 1917, tres años antes de su muerte. En noviembre de 2015 se subastó en Christie´s, Nueva York, y alcanzó el segundo lugar en el ranking de obras de arte más caras del mundo. Su nuevo propietario es Liu Yiqian, empresario y multimillonario de Shanghai.
Imagen: picture-alliance/AP Photo
"Tres estudios de Lucian Freud" (142,4 milliones de dólares)
Francis Bacon fue un pintor irlandés, quien creó este tríptico al óleo, un cuadro en tres partes, en 1969. En sus obras abordó la representación del cuerpo humano. En este caso, el pintor británico Lucian Freud. En 2013 se subastó por 142,4 millones de dólares. En la actualidad pertenece a la coleccionista de arte estadounidense Elaine Wynn.
Imagen: picture-alliance/dpa
"El hombre que señala" (141,3 millones de dólares)
Esta figura de bronce de Alberto Giacometti, un artista suizo, se subastó en mayo de 2015. El comprador, un rico mánager, pagó una millonaria cantidad en Chritie´s, Nueva York. Es la escultura más cara del mundo.
El cuadro "La dama de oro" o "Retrato de Adele Bloch-Bauer" fue pintado por el austriaco Gustav Klimt en 1907. El empresario estadounidense Ronald Lauder la adquirió en 2006 en la galería Neue Galerie de Manhattan, Nueva York. Desde entonces está expuesto allí.
"El grito" del pintor noruego Edvard Munch es muy conocido, pero no tan sabido es que hay cuatro versiones de esta pintura. Junto con "La Gioconda" de Da Vinci y "Los girasoles" de Van Gogh, es uno de los cuadros más famosos del mundo. En 2012 se subastó en Sotheby´s, Nueva York, la versión pastel de 1895. El comprador fue el empresario de Estados Unidos Leon Black.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Desnudo, ojas verdes y busto" (106,5 millones de dólares)
Pablo Picasso pintó este cuadro al óleo en un solo día, el 8 de marzo de 1932. Esta obra se considera casi desconocida, sin embargo un comprador anónimo la adquirió por 106,5 millones de dólares en 2010. En 2011 la concedió como préstamo a la galería Tate Modern en Londres.
Imagen: picture-alliance/dpa
"Silver Car Crash" (105,4 millones de dólares)
En 1963, el artista Andy Warhol muestra en imágenes un accidente de coche. Esta obra perteneció, durante 20 años, a un coleccionista privado y se subastó en noviembre de 2013 en Sotheby´s. El nombre del comprador nunca se dio a conocer. Es la obra más cara del arte pop del pintor estadounidense .
Este óleo también fue pintado por Pablo Picaso en 1905. Forma parte de su transición del periodo azul al rosa. Se subastó en Nueva York, en Sotheby´s, pero nunca se dio a conocer oficialmente su propietario. Se cree que pudo haber sido el gigante de la pasta italiana, Guido Maria Barilla.
Imagen: picture-alliance/dpa
"El hombre que camina" (103,7 millones de dólares)
Se trata de otra figura de bronce de Alberto Giacometti: 103,7 millones de dólares se pagaron por ella en Sotheby´s de Londres. Su propietaria es la brasileña Lily Safra. La escultura fue creada en 1960 y es una de las obras más valiosas del arte suizo del siglo XX. Esta escultura se puede ver en los billetes de 100 francos suizos.