El Met en Berlín
1 de junio de 2007La muestra estará abierta hasta el 7 de octubre y se espera que sea visitada por medio millón de personas. Bajo el título “Los franceses más hermosos vienen de Nueva York” son exhibidas 150 pinturas de artistas galos enviadas por el Metropolitan Museum of Art.
Por lo menos casi todos, ya que en la exposición figuran también obras del holandés Vincent van Gogh, el español Pablo Picasso y el italiano Amedeo Modigliani.
Pero, efectivamente, el abrumador resto de los artistas se lee como una lista del “quién es quién” de las artes francesas: Ingres, Delacroix, Courbet, Daumier, Millet, Manet, Degas, Monet, Renoir, Gauguin y muchos otros. La colección está considerada la más importante de la pintura francesa del siglo XIX fuera de Francia.
La muestra fue inaugurada por el presidente federal alemán, Horst Köhler, el miércoles por la noche. El jueves, el museo experimentó el primer asalto masivo, de 6500 invitados especiales. A partir de hoy, la muestra está abierta para todo público.
La exposición cuesta unos 8 millones de euros, de los cuales un millón se gasta en publicidad, y es organizada por la Asociación de Amigos del museo Neue Nationalgalerie. Patrocinadores ayudaron a financiarla con 7,5 millones de euros. Además, la asociación vende recuerdos con los colores de la bandera francesa, desde bolsos para playa hasta vasos de agua. Y estudiantes con camisas azul-blanco-rojas explican a los visitantes las obras como “altoparlantes vivos”.
Consecuencias de una ampliación
La razón de la muestra es que el Met está siendo ampliado. En lugar de mandar las obras a depósito durante los trabajos de construcción, los neoyorquinos las ofrecieron para exponer en el exterior. Museos de varias ciudades se postularon, Berlín se quedó con la muestra.
El Met, situado junto al Central Park de Nueva York, alberga, junto con el Musée d’Orsay de París, la mayor colección de arte francés del siglo XIX. Muchas obras abandonan los EE. UU. por primera vez.
Con las compras en Francia, los fundadores del Met, creado en 1870, quisieron llevar a EE. UU. un stock básico de obras modernas. Los hombres de negocios, banqueros e intelectuales en torno al Met concibieron el museo como una institución educativa, orientándose en las adquisiciones por un concepto de “arte mundial en un sentido amplio”.
En Berlín se pueden apreciar obras como la “Odalisca en Grisaille”, de Ingres; la “Mujer con papagayo”, de Courbet y “En la barca”, de Monet. Se trata sin duda de un encuentro con iconos del arte moderno, entre los que cuenta también la “Clase de baile” de Degas y la escultura de Rodin “Los burgueses de Calais”, que se exhibe en el primer piso, como imán de las miradas del público.
Sin colas, pero con números de espera
Esta vez no se cuenta con largas colas como cuando la exposición del Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York en 2004. Con un nuevo sistema de venta de entradas, basado en la expedición de números, se espera que las colas desaparezcan o por lo menos se reduzcan considerablemente.
Los visitantes son informados del avance de los números vía monitores delante del museo o, si lo desean, por SMS. Así no tienen que esperar parados delante del edificio de cristal, obra de Mies van der Rohe.
“Los visitantes tienen que esperar, pero no hacer cola”, describe una portavoz las bondades del sistema. Para endulzar la espera, en el museo un café ofrece especialidades francesas, como crêpes y croissants y, por cierto, el inefable café au lait.