El Mozote: Exigen investigar posible destrucción de archivos
28 de septiembre de 2020
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, había afirmado que los archivos relacionados con la masacre habían desaparecido del cuartel del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas e insunuó que estos podían estar destruidos.
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Una organización de Derechos Humanos de El Salvador pidió este lunes (29.09.2020) a la fiscalía investigar la posible destrucción de archivos militares relacionados con la masacre de El Mozote de 1981, en la que unas 1.000 personas fueron asesinadas por el ejército.
"Estamos solicitándole al fiscal general de la república (Raúl Melara) que inicie una investigación por la destrucción de archivos militares que podrían ayudar a esclarecer lo que ocurrió en la masacre de El Mozote", dijo a la prensa Manuel Escalante, abogado e investigador del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (IDHUCA).
La investigación fue solicitada luego que el pasado 24 de septiembre el presidente Nayib Bukele señalara que archivos relacionados con esa masacre no se encuentran en el cuartel del Estado Mayor de la Fuerza Armada ya que "se pudieron haber destruido" en "cualquier momento" de los últimos 40 años.
La semana pasada, militares impidieron el acceso a los archivos del Estado Mayor al juez Jorge Guzmán, quien pretendía acceder a información sobre la masacre.
"Lo que pedimos a la fiscalía es que investigue los últimos 40 años, que investigue quiénes y en qué momento pudieron haber sido los responsables o de destruir los documentos o de habérselos llevado", sostuvo Escalante.
Entre el 10 y el 13 de diciembre de 1981, soldados del ahora proscrito Batallón Atlacatl del Ejército ejecutaron a 986 personas, entre ellas 558 niños, en El Mozote, en el departamento de Morazán, y comunidades adyacentes por sospechas de colaborar con la entonces guerrilla izquierdista.
En 1993, una comisión creada por la ONU para investigar crímenes de la guerra culpó de la masacre a un grupo de militares, en el que figuran el excomandante del batallón Atlacatl, el coronel Domingo Monterrosa, y su jefe de operaciones, Armando Azmitia. Ambos murieron en la guerra.
JU (afp, elsalvador.com, tcs.com.sv, efe)
El Salvador: de expandilleros a panaderos
Vivir en una banda criminal es sinónimo de peligro. En El Salvador las armas y las drogas eran el pan de cada día de Wilfredo Gómez. Después de diez años cambió su vida de delincuente para volverse panadero.
Imagen: Reuters/J. Cabeazas
Un cambio profundo
Estas manos solían contrabandear drogas y armas para la temida banda criminal "18th Street Gang", ahora amasan harina de pan en El Salvador. La panadería de la iglesia Eben-Ezer, en la capital salvadoreña, es dirigida por un exmilitante. En la foto, Wilfredo Gómez hornea pan junto con otros diez antiguos integrantes de la banda criminal. Esta es la base con la que comienzan una nueva vida.
Imagen: Reuters/J. Cabeazas
Grandes costos
Llevar las cuentas y otro tipo de papeleos es su nuevo oficio. El joven se unió a la pandilla "18th Street Gang" cuando era todavía un adolescente. La banda presenta estructuras parecidas a las de las mafias y es una de las más conocidas de las llamadas Maras. Gómez dice que fue atraído por las armas, las mujeres y el sentimiento de pertenencia a un grupo.
Imagen: Reuters/J. Cabeazas
Con la ayuda del Señor
El exmilitante Julio Marroquín renunció a su pasado en bandas criminales y ayuda en el servicio de la iglesia de Eben-Ezer. Para desertores como él, la iglesia en Dina, un barrio de San Salvador, es un lugar de refugio. Para los exintegrantes de estas bandas criminales no es fácil encontrar un trabajo o un lugar para vivir. La iglesia le provee a Julio un lugar para dormir y comida.
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Marcados de por vida
Roberto Renderos también salió de la banda criminal. Sus llamativos tatuajes hacen que su pasado salte a la vista y también despierte sospechas frente a las autoridades policiales. En octubre la policía arrestó a los panaderos expandilleros porque sospechaba que habían formado una asociación ilegal. La razón: sus tatuajes. Sin embargo, los sospechosos salieron libres sin cargos en su contra.
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Borrar el pasado
En la banda, Raúl Valladares era conocido bajo el apodo de "La Sombra". Para él, su nombre al igual que sus tatuajes de "18th Street Gang" en su cara hacen parte del pasado. Ahora sus tatuajes son removidos con un láser, a pesar de que la banda criminal amenaza de muerte a quien se quite los tatuajes.
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La panadería de los sueños
"Yo perdí mi casa, mi mujer, mi hijo y los mejores años de mi vida persiguiendo una ideología sin sentido", manifestó Wilfredo Gómez acerca de su tiempo como pandillero. A los otros desertores les pasó lo mismo. En la panadería no solo se prepara pan, sino también se fabrican nuevos sueños. "Algún día vamos a tener nuestro propio negocio y vamos a competir con las pizzerías", dice.