El formato que de facto se volvió estándar para la compresión de audio, inventado por investigadores alemanes del Instituto Fraunhofer, termina su exitosa carrera.
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Un comunicado anunció lacónicamente: "El 23 de abril de 2017, al expirar algunas patentes de mp3, se puso fin al programa de entrega de licencias del Instituto Fraunhofer para Circuitos Integrados (IIS) y Technicolor. Agradecemos a los licenciatarios la buena colaboración de las pasadas dos décadas. Ustedes contribuyeron a convertir el mp3, de facto, en el formato estándar para la codificación de audios a nivel mundial”. Lo que el Instituto Fraunhofer quiso decir es que llega a su fin una exitosa historia "made in Germany”.
El desarrollo del mp3 comenzó a fines de la década del 80 en el Instituto Fraunhofer (IIS), sobre la base de resultados de investigación de la Universidad de Erlangen-Núremberg. Si bien hoy en día existen procedimientos más eficientes para comprimir audio, este formato sigue siendo muy popular entre los usuarios.
Fenómeno cultural
"El mp3 es más que una tecnología. Es un fenómeno cultural. Y es un ejemplo de investigación, desarrollo, y comercialización en Alemania”, afirma el ingeniero electrónico Heinz Gerhäuser, considerado el inventor del formato. En este sentido, hace notar que "el mp3 cambió el modo en que compramos y escuchamos música. Hoy en día llevamos con nosotros toda nuestra colección de música en aparatos del tamaño de una cajita de fósforos… Compramos música por Internet y no en las tiendas”. Muy a pesar de la industria discográfica tradicional, habría que agregar.
El mp3 comprime y almacena música. Un archivo de este formato requiere solo cerca de un 10 por ciento del espacio de almacenamiento que ocupaba la pieza original. Según el tamaño de su memoria, un reproductor de mp3 moderno puede almacenar entre 2.000 y 200.000 minutos de música. Esto equivale a 130 días. Es decir, uno podría viajar en auto unos cuatro meses, digamos de Alaska a Tierra del Fuego, escuchando música sin repetir ninguna pieza.
El trino de los pájaros
A mediados de los 90, en una entrevista con DW, Gerhäuser explicó así el modo en que funciona el proceso de compresión: "Imagine que está en una reposera en el jardín escuchando trinar a los pajaritos. De pronto, su vecino pone a funcionar una cortadora de césped. Los pajaritos siguen trinando, pero usted ya no los escucha. Y lo que el oído humano no registra, se puede eliminar sin más del archivo de sonido”.
Alemania está a la vanguardia mundial en el desarrollo de tecnologías de sonido, también gracias al mp3. La concesión de patentes ha generado ganancias millonarias, que se han reinvertido en proyectos de investigación. Y también las arcas fiscales se han beneficiado por la vía de la recaudación de impuestos y la creación de empleos. En Alemania, por lo menos 9.000 puestos de trabajo está relacionados con el mp3, por ejemplo en el área comercial o en la producción de reproductores.
Márketing viral
En un comienzo, las grandes empresas electrónicas no mostraron interés en el mp3. No creían en el éxito de esa tecnología y, además, muchas habían desarrollado formatos propios. Los mismos investigadores comenzaron entonces a introducir el producto al mercado y se concentraron principalmente en los usuarios finales. Utilizaron internet como plataforma de marketing y ofrecieron software de pago para descargar. Eso condujo a una rápida propagación masiva del mp3, en momentos en que el márketing viral no era en absoluto algo cotidiano.
Los problemas, sin embargo, eran en esa época los mismos de hoy. Se esperaba que la venta del software de compresión de audios arrojara ganancias. Pero un estudiante australiano lo puso a disposición general en internet. Allí se propagó como reguero de pólvora. Simultáneamente se multiplicó a toda velocidad la oferta de música en mp3, a menudo pasando por alto los derechos de autor.
¿Qué significa ahora el fin del mp3? Por el momento, los usuarios podrán seguir escuchando o editando música en ese formato. Pero los expertos del Instituto Fraunhofer aconsejan utilizar en el futuro códigos más modernos, como el ACC (Advanced Audio Coding). Conservando la misma calidad, estos archivos son cerca de un 25 por ciento más pequeños que los de mp3.
Autor: Ralf Wenkel (ERS/DZC)
Diez cadáveres de la era internet
El fin del mp3 es solo un eslabón más en la larga lista de servicios que han muerto a medida que la tecnología y los gustos han ido mutando. ¿Recuerda hoy alguien al ICQ, a los fotologs? Nosotros sí.
Imagen: Imago/imagebroker
Netscape, el navegador de la prehistoria
Cuando no había Google Chrome ni Mozilla, la pelea por servir de navegadores a los usuarios del internet primigenio la daban Internet Explorer y Netscape. El primero, obra de Microsoft, era visto como una imposición del monstruo de los computadores. Netscape se erigió en la alternativa, pero fue devorado por IE, que acaparó el 98 por ciento del mercado. En febrero de 2008 Netscape murió.
Imagen: AP
Sin Hotmail no había paraíso
Hace 21 años nació Hotmail, la primera plataforma de correo electrónico de alcance mundial. Su éxito duró largos años hasta que apareció Gmail, que ofrecía mayor capacidad de almacenamiento y creó un concepto nuevo: la posibilidad de no borrar los correos viejos. En 2012 Gmail superó a Hotmail, que ahora se llama Outlook y tiene 400 millones de usuarios, menos de la mitad de los que suma Gmail.
Imagen: picture alliance / dpa
ICQ, la flor del chat
ICQ es viejo-viejo. Era un servicio que servía para comunicarse vía chat con una persona determinada, sin tener que estar en salones plagados de otros chateadores. Era una especie de Whatsapp de la prehistoria misma de Internet. Fue creado en 1996 y comprado por AOL en 1998. Si bien dice tener hoy más de 30 millones de cuentas activas, encontrar a un usuario de ICQ es poco menos que un milagro.
No te mueras nunca, mp3
Hasta antes del mp3, escuchar música implicaba cargar un engorroso reproductor de CDs y llevar un estuche con todos los discos. Esta creación del Instituto Fraunhofer hizo que la música fuera portable y simplificó los procesos de descarga en internet, revolucionando totalmente el mercado. Sus creadores anunciaron que dejarán de trabajar con ese formato para privilegiar otros más modernos.
Imagen: cc-by-nc-sa-bluepoke
Napster, ideal para melómanos
Precisamente gracias al surgimiento del mp3 aparecieron plataformas como Napster, donde los usuarios podían descargar todo tipo de música. Esto generó fuertes controversias por los derechos de autor, asuntos legales que terminaron minando la fuerza de Napster. Se relanzó en 2008 y fusionó con otra empresa en 2011. Pero ya nada era igual.
Imagen: picture-alliance/dpa
Fotolog, un Facebook más feo
A comienzos de este siglo los adolescentes compartían sus vivencias en Fotolog, un blog donde se podían compartir fotografías. Era como Facebook, pero más rústico y con muchas menos prestaciones. En realidad, la comparación le queda muy grande. En Fotolog, los muchachos publicaban pensamientos, selfies y toda clase de intrascendencias. Como llegó, se fue.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/P. Tzamaros
Encarta, víctima de Wikipedia
Microsoft ofrecía una serie de servicios, entre ellos Encarta, un intento de enciclopedia virtual que se usaba en los computadores y que era la favorita de los escolares más aficionados a las nuevas trecnologías, porque en esa época eran nuevas. Pero la enorme cantidad de datos erróneos y el surgimiento de Wikipedia relegó a Encarta al olvido. Su última versión es de 2009. RIP.
Imagen: picture-alliance/ZB/J. Büttner
MSN Messenger, cómo olvidarte
Antes de Whatsapp, antes de Telegram, antes de Google Talk (QEPD también) estuvo Messenger. Sus íconos verdes o rojos nos indicaban si nuestros amigos estaban conectados o no. Conversar poniendo smileys se tornó tradición entonces. Era una plataforma simple, amigable y estable. Pero Google la borró del mapa y Facebook terminó por sepultarla. Pero te recordamos, Messenger. Con amor.
Imagen: picture-alliance/dpa
Altavista, el buscador desaparecido
Cuando Google no existía, navegar por internet podía ser caótico. Las webs estaban alojadas en barrios (en Geocities, por ejemplo) y los primeros buscadores encontraban bastante poco, en realidad. Uno de los buenos era Altavista. Había otros: Excite, por ejemplo. Pero todos fueron relegados cuando Google impuso su potencia. En 2013, Altavista pasó a mejor vida.
Imagen: picture-alliance/dpa
Disquete, rústicos y pobres
Pensar que en un disquete podía almacenarse 1,44 mb puede provocar una carcajada. Pero era lo que había a comienzos de siglo e imaginar algo distinto no era una posibilidad. Por eso había que andar con muchos de ellos. Decenas, a veces, para guardar apenas un archivo. Los CDs, los pendrives y otras formas de almacenaje más eficientes terminaron sacando a los disquetes de este mundo. Por suerte.